LA LEYENDA DEL “WALPURGIS”.
De acuerdo a la leyenda y tradición de países como Alemania, la región de Escandinavia y otras zonas de Europa, la noche que transcurre entre el 30 de abril y el 1 de mayo marca la fecha en que las míticas brujas del viejo continente celebran una de sus reuniones más importantes del año: “La Noche de Walpurgis” o Walpurgisnacht en idioma alemán o Valborg en iidioma sueco.
Según las historias del folclore europeo, esa noche miles de brujas de toda Europa celebraban un aquelarre o Sabath, es decir, una reunión masiva de brujas en los bosques o preferentemente en la cima de las montañas junto a grandes hogueras esperando la llegada del cambio de estación, deleitándose con un banquete y donde aparecía la figura del Diablo en forma de «Macho Cabrío» al que las brujas rendían pleitesía y juramento entre danzas y hechizos.

Tomando en cuenta la tradición y las leyendas, esta reunión era celebrada principalmente en la montaña de Brocken o Brockberg de la cordillera de Hartz en la actual Alemania. También en la región de Blockula, en Suecia; y en el territorio de Puy de Dome en Francia. A pesar de esta popular y terrorífica creencia, la noche de Walpurgis puede explicarse como la elaboración de ideas y conceptos que mezclan: el folclore, las tradiciones de los países de Europa, las ideas religiosas y los conceptos del paganismo previo a la llegada del cristianismo.
Santa Walpurga. La monja que combatió el paganismo.
La “Noche de Walpurgis”, también conocida como la: “Noche de Walburga”, recibe el nombre debido a la relación con Santa Walpurga (o Santa Walburga), una monja y misionera inglesa quien junto a misioneros católicos ayudó a la predicación del cristianismo de la Iglesia Católica Romana en Inglaterra y Alemania durante el siglo VIII d.C.
Santa Walpurga, según la historia oficial, nació en el reino de Wessex (Inglaterra) en 710 d.C. Era hija del rey Ricardo “el Sajón” y sobrina de San Bonifacio, santo de Germania.
Desde pequeña estuvo recluida en un convento y posteriormente se convirtió en monja. En el año 748 viajó con otras monjas a Germania partiendo de Wessex en barco. Según las fuentes cristianas, en el trayecto a través del mar se desató una fuerte tormenta que amenazó con destruir la embarcación; pero Walpurga en la cubierta del barco se puso de rodillas y oró a Cristo por la salvación de la tripulación, la tormenta cesó inmeditamente y el mar tornó en calma. La noticia de este milagro fue extendida y Walpurga adquirió fama de santa.

La monja vivió desde entonces en Germania, fue nombrada abadesa, estuvo a cargo de un convento y en su labor religiosa convirtió a muchos paganos sajones al cristianismo. Pasó sus últimos años de vida en la iglesia y monasterio Heidenheim de Baviera donde falleció el 25 de febrero de 779.
Hacia el año 870 el obispo de la ciudad de Eichstätt, en Baviera, llamado Otkar, tuvo un sueño en el cual Walpurga aparecía haciendo ver que su tumba había sido profanada por unos trabajadores que restauraban la iglesia de Heidenheim deteriorada para esas fechas.
El obispo tomó el sueño como un aviso y trasladó los restos de Walpurga el 1 de mayo de 870 a Eichstätt. Se dice que con el traslado de los restos inició su veneración oficial y el día 1 de mayo declarado en su nombre.
En 893, el obispo Erchanbold, sucesor de Otkar, abrió en una ocasión el relicario que contenía los restos de Walpurga para extraer una parte de las reliquias como regalo a Liubula, abadesa de Monheim, descubriendo que el cuerpo de Walpurga estaba intacto e inmerso en una especie de aceite que fluía de sus restos, específicamente de sus pechos, acontecimiento que acrecentó su fama de santidad. Parte de las reliquias de Walpurga fueron llevadas a otras ciudades al igual que su aceite el cual obraba supuestamente milagros y curaciones entre los devotos católicos.
Posteriormente Walpurga fue canonizada por la Iglesia Católica y su fiesta de veneración establecida el 1 de mayo.
Desde entonces la santa fue aclamada por los cristianos de Germania, quienes oraban a Dios por medio de la intercesión de Santa Walpurga, para luchar contra las plagas, las enfermedades y protegerse contra la brujería; debido a que según la tradición Santa Walpurga logró convertir a parte de la población local pagana al cristianismo, que en ciertos aspectos seguía practicando de alguna forma antiguas tradiciones germánicas precristianas.
Posteriormente en algunas partes del norte de Europa la festividad de Santa Walpurga fue extendida, así como también la creencia entre las personas que encendiendo hogueras en la víspera de Santa Walpurga (30 de abril), colocando crucifijos en las puertas de las casas y participando de las procesiones y misas de la Iglesia Católica en honor a la santa, podían alejar a los espíritus malignos y las brujas, especialmente de la noche que transcurría entre el 30 de abril y 1 de mayo.

ORÍGENES DE «LA NOCHE DE WALPURGIS» (WALPURGISNACHT/VALBORG):
La noche entre el 30 de abril y 1 de mayo, según la tradición, acontecía entre los antiguos habitantes europeos una celebración que tradicionalmente se conoce hasta nuestros días como Walpurgisnacht o Valborg, cuyos orígenes se remontan a épocas previas a la llegada del cristianismo, donde los pueblos germánicos, celtas y escandinavos festejaban esta fecha o período como la llegada del verano y despedían los fríos y oscuros días del invierno con diferentes ritos, lo que marcaba para ellos un cambio de estación.
Su equivalente contrario sería el Samhaim, celebrado la noche del 31 de octubre y 1 de noviembre, como despedida del verano y el inicio del invierno.
El origen de la celebración de esta fecha, adoptada también con el nombre de “Noche de Walpurgis”, es oscuro e incierto. Se desconoce con exactitud por la escases de fuentes escritas y testimoniales qué tipo de rituales y las formas de festejos que eran realizados por los antiguos pueblos germánicos durante la fecha o período de celebración aparte de las ancestrales y tradicionales hogueras. Con la llegada y expansión del cristianismo, las antiguas tradiciones paganas fueran rechazadas y vistas como “malignas” por la Iglesia, prohibiendo la práctica de las mismas entre la población conversa.
Con el paso del tiempo el cristianismo se impuso en Europa y las viejas tradiciones religiosas de carácter pagano fueron eliminadas o proscritas; aunque en otras ocasiones, debido a su fuerte presencia cultural entre los pobladores, muchas de estas tradiciones fueron incorporadas, asimiladas y adoptadas por la Iglesia Católica con ciertas modificaciones o variantes dentro del dogma cristiano para la conversión y preservación de la Fe cristiana entre los creyentes.
La tradición de Beltaine.
Lo que se conoce del origen del Walpurgis, celebrado entre la noche entre el 30 de abril y 1 de mayo, tiene entre sus orígenes la relación con las antiguas celebraciones de origen Celta en la festividad de Beltaine o Belenos, nombre del dios céltico de la fertilidad y del fuego, al que los celtas invocaban para recibir favores. Una forma de adoración a este dios era encender hogueras; ya que el fuego era un símbolo de luz para los pueblos paganos, así como símbolo de renovación o purificación, de tal forma que en la mentalidad de los pueblos celtas las hogueras y su luz les permitía ser renovados, purificados y aumentar su fertilidad. Esta fertilidad se entendía como la capacidad de engendrar hijos entre hombres y mujeres de un clan o tribu, que además se extendía al ganado y la renovación o nacimiento de la naturaleza, reflejado en el brote o nacimiento de los cultivos. Entre los escandinavos y germanos el equivalente al dios celta Belenos o Beltaine era: Frey, dios relacionado con la fertilidad.
El verano, para los pueblos germánicos, celtas y escandinavos, era muy importante, especialmente para el período de siembra y la posterior cosecha y el inicio propicio para el pastoreo y reproducción de los animales de granja como el ganado. Las cosechas y el ganado eran indispensables como fuente de alimentación y supervivencia, pues debían crecer y desarrollarse durante el verano para servirse de estos previo al invierno.

De igual importancia era la luz proveniente de las hogueras, especialmente para los pueblos septentrionales de Europa con largos y rigurosos inviernos con la escasa luz del día y sus largas noches.
Por lo tanto, la festividad de los pueblos germánicos, celtas y escandinavos en tal fecha marcaba un cambio de estación, al encender hogueras daban como forma ritual la bienvenida a la estación del calor y la luz, la renovación de los habitantes por medio de la primavera y el verano y aumentar la fertilidad para los próximos meses, clave para la supervivencia de los pueblos con el nacimiento de nuevos miembros en previsión de la llegada del invierno o “período de muerte”. Por lo tanto, en este contexto, Beltane, estaría también relacionado con ritos de fertilidad desde simples danzas o ceremonias exaltando la fertilidad, la bendición del ganado, la purificación y no se descarta en casos extremos, aunque no existan pruebas fidedignas, la existencia de sacrificios rituales y ritos de apareamiento de tipo orgiástico y de carácter obsceno en formas de culto.
En la tradición atribuida a Beltaine se dice que las parejas (hombre y mujer enamorados) salían la noche entre 30 de abril y 1 de mayo al campo o al bosque para mantener relaciones sexuales entre sí con el propósito de aumentar su fertilidad y poder concebir; ya que la supervivencia de un pueblo, clan o reino, en la antigüedad, dependía de muchos factores; uno en especial era la cantidad de sus pobladores, por lo que uno de los principales objetivos de un hombre y una mujer era la unión marital entre ambos con el objetivo de perpetuar la reproducción humana y aportar nuevos miembros a la sociedad.
Con la llegada del cristianismo la festividad de Beltane y los ritos relacionados con estas fechas fueron abolidos por la Iglesia atribuyéndoles orígenes relacionados con «demonios» o «espíritus malignos» por su origen pagano.
La Iglesia Católica tras la caída del Imperio Romano y durante la Edad Media, reprimió ciertos cultos antiguos, especialmente entre los siglos V y X después de Cristo con énfasis en la campiña y regiones remotas, donde el cristianismo comenzaba a extender su doctrina, especialmente en el norte de Europa, condenando y luego prohibiendo los casos de ritos y festivales orgiásticos (si acaso hubiesen existido o fuesen la norma común) ya que eran de orígenes paganos y en algunos casos estos festivales favorecían los excesos y la promiscuidad junto a las enfermedades de transmisión sexual, contraviniendo al voto del matrimonio monógamo predicado por la Iglesia; además de tener ideas de conexión con el pasado pagano de los pueblos europeos fuera del ámbito cristiano, prohibiendo ritos terribles que involucraban el sacrificio ritual de humanos o animales relacionados a prácticas shamánicas o veneración hacia los dioses antiguos. Ejemplo de ello eran los sacrificios rituales hacia el dios Odín entre los vikingos en calidad de ofrendas, mensajeros, prisioneros o el ritual del: «Águila sangrienta».
Sin embargo, la festividad del Walpurgisnacht, como tradición, estaba arraigada en algunos puntos de Europa, por lo que su celebración pudo sobrevivir por antiguas normas paganas en forma oculta de la Iglesia durante la Edad Media. A su vez estas celebraciones ocultas relativas al Walpurgis pudieron adoptar otras creencias de otros pueblos o adquirir otras formas de celebración que al final fueron relacionadas con el tiempo bajo otros conceptos.
La noche de Walpurgis y las Valquirias.
Una de las teorías del origen de la Noche de Walpurgis señala la relación de esta festividad con el mito de Odín, su esposa la diosa Frigga (Frigg o Frig), las Valquirias y los ejércitos de espíritus de los antiguos guerreros nórdicos que vagaban por la noche durante las vísperas del 30 de abril y el 1 de mayo.
Según esta teoría donde la valquirias tienen gran participación, el término “Walburga” o “Walburg” provendría de la unión del prefijo: Wal o Val (escoger, recoger) y el prefijo Burg (Castillo/fortaleza). La palabra: Val además recordaría al prefijo Val de Valholl ó «Valhalla», la morada (más bien fortaleza) de los dioses escandinavos o «Salón de los caídos». Por lo tanto Walpurgis provendría del vocablo antiguo Walburg que significaría: «escoger para el Valhalla»; una misión relativa en la mitología nórdica antigua y pre-cristiana adjudicada exclusivamente a las guerreras hijas del dios Odín llamadas: Valquirias o Valkirias, Valkyrja o Valkyljur en nórdico antiguo, cuyo significado sería traducido o entendido como: «las mujeres selectoras de los guerreros caídos en el combate» para conducirlos al Valhalla; ya que la etimología de la palabra Valquiria provendría de una derivación de los vocablos nórdicos antiguos de: Valr (caído en batalla) y Kora, Kjósa o Korinn (escoger).

Según el mito nórdico las valquirias eran mujeres guerreras que recorrían el cielo montadas en caballos voladores vistiendo brillantes armaduras, dirigían los combates según las órdenes de Odín, auxiliaban a los guerreros en medio de la batalla distribuyendo la victoria o la muerte entre los combatientes según su destino y prodigaban sus cuidados a los héroes moribundos para recoger las almas de los guerreros fallecidos en combate o Einjerjer. Específicamente las valquirias escogían a el alma de aquellos guerreros escandinavos/germánicos que habían luchado valientemente, con honor o que hubieran realizado una hazaña digna de admiración habiendo perdido la vida para llevarlos al Walholl, Valholl o Valhalla donde gozarían de la inmortalidad.
En esta misión, las valquirias montaban corceles que tenían la capacidad de volar por el cielo recorriendo enromes distancias por los campos de batalla o cualquier lugar sobre la tierra (del mundo germánico) donde un hombre habían muerto valientemente en combate (guerra, batalla o duelo) seleccionando a los mejores y valerosos guerreros. Sin embargo, según estudios históricos, en el mito primigenio de las valquirias y su viaje por el firmamento, podría estar implicado el hecho que en lugar de conducirse en caballos en realidad montaban sobre lobos feroces que volaban por el cielo; ya que la palabra kenningar del nórdico antiguo, que fue utilizada para referirse al «corcel de Valquiria», tenía más bien el significado del término: «Lobo».
Algo que caracterizaba a las guerreras celestiales o valquirias no solo era su capacidad bélica como guerreras, sino su belleza extrema. No obstante, según el mito, las Valquirias alcanzarían su grado de belleza luego de un proceso de transformación que estaba precedido y manifestado por tormentas y ventiscas de nieve durante los meses de invierno. Durante esta transformación la diosa Frigga, esposa de Odín, acompañaba a las Valquirias y juntas adquirían el aspecto de furiosas guerreras, lanzaban gritos terribles y cabalgando sus lobos en el cielo desataban las tormentas, el rayo, el trueno y el granizo mientras buscaban a los guerreros (escandinavos/vikingos) caídos en los campos de batalla. Este período de tormentas, acontecido durante toda la época del otoño y el invierno, sería una prueba de selección de guerreros, los cuales a su vez vagaban por la tierra como los espectros temibles de antiguos ejércitos escandinavos (posiblemente los draugar vikingos) o sus espíritus aguardaban a la espera para ser tomados por las valquirias en su recorrido.

La llegada del verano señalaba el fin de la selección de los guerreros por las Valquirias para ingresar al Valhalla, por lo que estos guerreros volvían a la vida en la tierra de los dioses escandinavos o «Asgard» al haber sido seleccionados. Las Valquirias junto a Frigga habrían tomado a todos los guerreros y estos eran alojados en los salones del Valhalla. Las valquirias entonces se transformaban en mujeres hermosas (o doncellas) que servían a los guerreros y, según algunas variantes del mito, la diosa Frigga otorgaba personalmente como recompensa a cada guerrero nórdico escogido para vivir en el Valhalla a varias Valquirias como sus esposas y concubinas (poligamia). En la mitología nórdica, la diosa Frigga tenía a su mando numerosas mujeres sirvientes y en algunos relatos y tradiciones era la líder del ejército de las valquirias.
En otras versiones del mito: al mismo tiempo hacia el tiempo del 30 de abril y el 1 de mayo, Odín o Wotan, deidad suprema de los pueblos germánicos y su esposa, la diosa Frigga (Frigg o Frig), celebrarían el inicio del verano con un grupo de hermosas valquirias en una sección del Valhalla llamada Walburg.
Con el final del período de la selección de los guerreros, la llegada del verano era manifestado con el acontecimiento donde Wotan mantenía ritos carnales con Frigga y las Valkirias (poligamia). Es posible que en las primeras creencias de los antiguos escandinavos, mucho antes de la «Era Vikinga», existiese la idea de la fertilidad relacionada con un hombre engendrando múltiples vástagos al contar a su disposición con muchas esposas y concubinas, lo cuál aumentaría el número de miembros de un clan o comunidad frente al evento de la muerte en el individuo ocasionado no únicamente por la vejez sino, en el mundo antiguo, por las enfermedades, las hambrunas, el proceso de parto y sus complicaciones en las mujeres, los desastres naturales, los trabajos agrícolas excesivos y por supuesto, en el gélido ambiente nórdico y germánico, las duras condiciones climáticas y las batallas entre reinos y tribus que ocasionaban múltiples decesos. Odín por lo tanto celebraría la llegada del verano o época de luz como representación de la fertilidad yaciendo carnalmente con su esposa Frigga y con las valquirias como sus concubinas o «esposas secundarias».

Estos mitos llevaban implícito no únicamente aspectos guerreros, sino funciones relacionadas con la fertilidad, donde Odín y los guerreros nórdicos obtenían varias mujeres para su deleite, no solo por la búsqueda del placer, sino con la idea implícita o alegórica de engendrar hijos e hijas en función de los ideales y creencias de los habitantes escandinavos antiguos. Esta situación tendría mayor implicación justo con la llegada del verano donde la naturaleza adquiría su esplendor luego del invierno; de tal forma que en la imaginación de los pueblos antiguos los días fríos o invernales eran relacionados con la muerte o el fallecimiento de la naturaleza y la primavera y el verano con el «resurgimiento» de la vida.
Los hombres y mujeres podían ser parte del rito desarrollando la vida a través de la concepción humana. Un hecho que estaba justificado como algo inherente cuando un hombre y una mujer consuman un matrimonio. Con el paso del tiempo, y la posible modificación y evolución de los mitos nórdicos, especialmente por el contacto de los nórdicas con otras culturas y creencias como la Europa de Carlomagno, las numerosas «Valquirias esposas» de Odín, dejaron de ser sus concubinas, adquiriendo el papel de sus «hijas» engendradas posiblemente con la diosa Frigga en un aspecto más benévolo y sus monturas que en un principio eran lobos feroces voladores, fueron considerados como corceles de batalla.
La idea de la poligamia donde el guerrero adquiría numerosas mujeres a su servicio posiblemente era, para la visión del dogma religioso de los pueblos del Norte de Europa, un ideal germánico cuyo significado permitía la reproducción de un “simple mortal” con las «diosas valquirias», en el beneplácito de los dioses como un derecho reservado solo a aquellos sujetos mejor capacitados en el arte marcial, suponiendo que un guerrero fuerte y valiente podría servir mejor a Odín en el Valhalla y por otro lado engendrar mejores guerreros bajo el auspicio y beneplácito de Frigga, diosa relacionada justamente con los atributos de la vida conyugal, el matrimonio, el parto y el cuidado de la familia. El trasfondo de este ideal estaría en la condición de una Frigga maternal alentando esta condición al escoger a los mejores guerreros con sus valquirias.
Un guerrero mortal alcanzando la divinidad de los dioses de Asgard junto al Padre Supremo Odín bajo su servicio como guerrero, el eterno festejo con “hidromiel” y comida abundante en los salones del Valhalla hasta la llegada del Ragnarok (fin del mundo de los dioses nórdicos) y a su vez un guerrero «igualándose» a los dioses al amar y reproducirse con las valquirias en los mitos germánicos, resultaba en todo un aliciente, especialmente para aquel hombre que había dedicado su oficio en el arte de la guerra en nombre de Wotan.
Aunque la poligamia evidentemente no era la norma común en las sociedades del Norte de Europa, esta condición de la religión germánica era solo un supuesto ideal para que un guerrero pudiera demostrar ser digno de alcanzar el Valhalla.

El mito de las Valquirias estuvo vigente como parte del folclore escandinavo e inclusive con la llegada del cristianismo a tierras nórdicas su idea perduró como recuerdo de sus funciones. Esta situación no solo disgustó a la Iglesia Católica en su plan de evangelización en Escandinavia cuando los primeros sacerdotes decidieron predicar la doctrina de Jesucristo en las tierras septentrionales de Europa, sino que el mito alarmó a la iglesia cristiana por sus implicaciones y significado, especialmente en lo relacionado a la visión de la «fertilidad» tal como lo entendían los habitantes paganos; aunado al ver en este mito la participación del antiguo dios germánico Odín manteniendo relaciones carnales con Frigga y múltiples mujeres (valquirias), en el papel de un dios fértil, simulando un macho dominante, como líder de una manada que se guarda para sí todas las hembras disponibles.
Si las hermosas Valquirias cabalgaban lobos viajando en el cielo, el mito fue alterado en la época de una Europa cristianizada (Edad Media) y estas mujeres guerreras furiosas fueron catalogadas por la Iglesia Católica como demonios voladores y con el paso del tiempo y las creencias populares se les adjudicaría como hechiceras de aspecto tétrico; su función de cabalgar corceles fue sustituido en su lugar por el mito de conducirse por medio de «escobas voladoras» o los temidos lobos voladores que las valquirias conducían fueron vistos como «cabras», un animal que sería relacionado con el tiempo al mito de los rituales celebrados en honor al diablo. En términos generales, el cristianismo y las creencias populares con respecto al mal dotaron a las valquirias en el período de Walburg la visión de «brujas» que hacían daño a los hombres.
El mito de Odín celebrando carnalmente con Frigga y las Valquirias con la llegada de la primavera en la noche entre el 30 de abril y 1 de mayo pudo haber desarrollado en la imaginación de los cristianos y la Iglesia la interpretación donde Wotan como figura central masculina uniéndose a su esposa Frigga y a las Valquirias como sus concubinas en una especie de orgía poligámica, lo que terminaría siendo visto por los ojos de la cristiandad como el demonio (que luego tendría forma de «macho cabrío») uniéndose en un bacanal con las brujas o hechiceras como sus consortes, las cuáles para reunirse con él viajaban en escobas o sobre animales (los antiguos corceles de las Valquirias). Con el paso del tiempo estos mitos y creencias darían paso al establecimiento del «Walpurgisnacht» o «la noche de las brujas» entre el 30 de abril y el 1 de mayo, llevando implícito el viaje nocturno que las brujas realizaban para unirse al macho cabrío o el Diablo desde diferentes regiones de toda Europa. Dicho viaje hacia el bacanal o reunión de brujas del Walpurgisnacht correspondía también a la variación del mito del viaje de las Valquirias a través del cielo en la selección de los guerreros nórdicos.
Estos elementos antiguos formaron la creencia que la noche entre el 30 de abril y el 1 de mayo estaba condicionada a las hechiceras y toda clase de seres malignos relativos al Diablo. Sin embargo, el mito de Odín yaciendo con Frigga y las valquirias, sería solo una parte del nacimiento del Walpurgisnacht desde la perspectiva tergiversada de la Iglesia y la sociedad cristiana de la Edad Media y la época contemporánea, al cual se añadirían otros elementos, con el paso del tiempo, que darían forma a la celebración de la leyenda de la Noche de Walpurgis.
Walburg y Santa Walpurga.
Para algunos historiadores la palabra: Walburg, pudo haberse confundido convenientemente con el nombre de: Waldpurg, Walpurg o Santa Walpurga por una variante de consonante o prefijo. Actualmente, sin embargo, los términos no son considerados sinónimos por algunos académicos. Una teoría probable es que el Walpurgisnacht o Noche de Walpurga o Walpurgis tenía un nombre distinto al cuál se conoce actualmente por los antiguos germanos. Ejemplo de esto es: Beltaine, nombre dado a esta misma fecha por los pueblos celtas.
Durante la etapa de cristianización, la celebración de la llegada del verano que contaba posiblemente con otro nombre por los pueblos germánicos, fue adoptada y fusionada por la Iglesia Católica bajo otros conceptos para erradicar el paganismo de los pueblos europeos por creencias más benignas de carácter cristiano, acoplando a este período la veneración de la monja evengelizadora: Santa Walpurga y a su vez alterando los mitos escandinavos y germanos para hacerlos ver como «infernales» y conseguir la conversión de los paganos. Ayudó en este aspecto la fama que había adquirido Santa Walpurga en su momento.
Con el traslado de los restos de la monja Walpurga se adoptó la celebración del antiguo “cambio de estación” como festividad del 1 de mayo dedicado a Santa Walpurga y la noche del 30 de abril como “víspera de Santa Walpurga”. Esta situación indicaría muy posiblemente que los paganos y algunos cristianos proseguían celebrando tradiciones paganas de forma oculta cerca de la misma fecha. La iglesia católica conseguiría con la veneración y la imagen de Santa Walpurga mitigar y absorber gradualmente la celebración de carácter pagano de la llegada del verano por una de celebración cristiana. La Iglesia Católica por lo tanto absorbió o adoptó dicha festividad con fines acoplados a la evangelización de su dogma y religión para lograr la conversión definitiva de los habitantes germánicos.
La tradición de la veneración de Santa Walpurga proseguiría localmente para extenderse con el paso del tiempo en una festividad mayor que fue nombrada en su honor borrando así el antiguo nombre y sentido pagano de la festividad germánica que marcaba la llegada del verano la cuál sería conocida desde entonces como: el 1 de mayo día de «Santa Walpurga» y su víspera el 30 de abril como la «Noche de Santa Walpurga» ó «Walpurgisnacht». Ayudó a esta veneración de la santa su supuesto don divino de protección contra los espíritus paganos y la hechicería que alentó a los nuevos conversos.
Parte de las atribuciones del cristianismo es el combate a los conceptos de la maldad relacionados con el demonio. Santa Walpurga no fue la excepción; ya que según la tradición de su santidad, el aceite que desprendía su cuerpo en su tumba fue utilizado no solo para curar las enfermedades sino para combatir los hechizos y a las brujas (se desconoce en qué forma exactamente; posiblemente, según la tradición católica, utilizando el aceite como agua bendita y rociarlo en objetos, personas o propiedades como forma de santificar y repeler demonios). De esta forma Santa Walpurga fue asociada a una santa que por intercesión de Dios combate y repele a las brujas y sus encantamientos especialmente la noche entre el 30 de abril y el 1 de mayo.

No obstante, el mito de los antiguos espíritus como las Valquirias, vistos en la etapa cristiana como «demonios» o «hechiceras», quedó grabado en la mente de los habitantes de Europa como legado de sus tradiciones y antiguas creencias. La celebración de Santa Walpurga en su día y la expansión del cristianismo no lograrían borrar los antiguos mitos germánicos por lo que la tradición misma de Santa Walpurga conllevaría a identificar la fecha como una celebración para combatir o contrarestar el mal, posiblemente porque se consideró como un día de auge de brujas y demonios. Este aspecto haría relacionar el nombre de Walpurga con las hechiceras y confundirla con una deidad pagana, haciendo por equivocación que la palabra: Walpurga o Walpurgis fuera sinónimo de: «bruja».
En este sentido existe una confusión de la tradición y la historia de los pueblos europeos, cuando se asocia el nombre de Walpurga, Walburga ó Walpurgis con el significado de “bruja”, “hechicera” o “demonio”; cuando los términos: “Walpurga” y “bruja”, son alusiones totalmente diferentes. Bajo la óptica de esta teoría: «Walpurga» es el nombre de una santa que combatió al paganismo con la predicación del dogma de Jesucristo sin relación pagana con los antiguos ritos europeos o las brujas en sí, mientras que el término: Walburg, haría referencia al mito del salón que habitaban los guerreros escogidos por las valquirias tras su muerte.
Diosas Germánicas y el término «Walpurg».
Otra teoría postula por el contrario que Walpurga o Walpurgis está asociada con una antigua diosa teutónica llamada: Waldburg, Walburg o Walpurg. Este nombre era asignado a una supuesta diosa del panteón germánico equivalente a la diosa Hel, Nertho o Freya y que tenía numerosos seguidores paganos. La Iglesia Católica en su afán de conseguir la conversión de los paganos sincretizó con el paso del tiempo a esta diosa germánica haciéndola ver como una santa cristiana que sería llamada Walpurg o Walpurga.
No obstante, frente a esta teoría, no se tienen fuentes exactas y fidedignas que una diosa germánica tuviese ese nombre y fuese motivo de adoración o seguimiento; por lo que esta sería una teoría forzada buscando explicar una conexión de Santa Walpurga como invento cristiano para sustituir a una diosa antigua, de nombre Waldburg o Walpurg, venerada durante la noche del 30 de abril y 1 de mayo con la llegada del verano.

Es posible que dicha teoría de Waldburg, Walburg o Walpurg como el nombre de una diosa teutónica antigua tenga su confusión con el término: «Vardlokkur» o «Wardlokkur»; una palabra que hace referencia a los cánticos especiales que las brujas germánicas realizaban desde tiempos antiguos para someter a los espíritus, siendo estos cánticos parte inherente de su labor como hechiceras, al grado que el término: Wardlokkur identificaba a una mujer como bruja. No se puede desechar en este aspecto que algunas hechiceras germánicas fuesen adoradas o veneradas por sus supuestos poderes o influencias lo que les otorgaría cierto carácter mítico.
Siempre han existido teorías que expresan la versión oscura de diosas germánicas, como referentes de la fertilidad y protectoras de las hechiceras, convertidas a santas por el Catolicismo, con el fin de la sincretización de los dogmas paganos con los cristianos. Las diosas, brujas, hechiceras y deidades femeninas siempre estuvieron relacionadas con aspectos de la naturaleza como la primavera, el agua (ninfas, uldras o sirenas), la fertilidad o la Madre Tierra y tuvieron en ocasiones amplio seguimiento entre los antiguos paganos como deidades mayores o menores.
En la región septentrional de Europa estaba extendida la creencia de la existencia de una diosa que protegía a las hechiceras y que las reunía una vez al año en la cima de una montaña. Este mito trata de diosas germánicas y escandinavas tal como: Frigga con sus valquirias, la diosa de Nerto, llamada también Nerthus o Nertho, Hertha o Eartha (semejante a «Earth» en inglés) que tenían claras atribuciones a la «Madre Tierra» y cuyo culto era celebrado en Germania y por los daneses con auge en la primavera y el verano.
Siempre han existido las teorías que tras la cristianización de Europa la figura de la Virgen María y las santas católicas fueron creadas o asimiladas partiendo de antiguas deidades femeninas paganas dotándolas de caracteres cristianos para que las personas abandonaran sus creencias paganas. En este punto se incluiría a Santa Walpurga como una antigua diosa germánica que fue transformada por el catolicismo como una santa.
Carlomagno contra los Sajones:
Una teoría probable como parte del nacimiento del Walpurgisnacht tendría sus orígenes en las antiguas guerras de la Alta Edad Media del Imperio Carolingio contra los sajones.
Cuando el legendario rey Carlomagno en el siglo IX d.C. expandió su territorio decidió conquistar Sajonia y otros lugares de Germania sometiendo a sus habitantes paganos al cristianismo. Muchos de estos sajones y germanos se rebelaron contra Carlomagno y otros, a pesar de haber aceptado el cristianismo como religión, mantuvieron en secreto sus prácticas paganas hacia los viejos dioses como Wotan, las cuales consistían entre diversos ritos los de sacrificios humanos o de animales realizados en lugares apartados como el monte Brocken.
Estos sacrificios eran sangrientos y tenían como objetivo dar ofrendas a los dioses. Se conoce que los germanos y escandinavos en sus formas de culto a Odín consagraban a los enemigos como víctimas humanas de sacrificio (prisioneros de guerra por ejemplo). Carlomagno y la Iglesia sabían de ello y en su guerra contra el paganismo dedicaron esfuerzos para erradicar tales prácticas. La guerra contra los sajones duró 30 largos años. Las conquistas de Sajonia y otros lugares de Germania llevaron implícito el abandono forzado del paganismo por la población y convertirse al cristianismo.

Dichos sacrificios humanos debieron quedar grabados en la imaginación de los cristianos siglos después a través de terribles leyendas que fueron relacionados con la maldad, el dios Odín o Wotan visto como un demonio sediento de la sangre de los sacrificios y, posteriormente, le fueron añadidos otros elementos como espectros, el mundo de los muertos y mucho más tarde a las brujas junto con calderos, gatos negros y seres sobrenaturales; todos elementos relacionados con la brujería de la Baja Edad Media.
Por otro lado, la guerra entre Carlomagno y los sajones llevó a los pueblos germánicos a una lucha cruel por su supervivencia lo que provocó muchas víctimas en los pueblos fronterizos del Imperio Carolingio. Los cristianos relacionarían los ataques de los sajones como el producto de una religión pagana que seguía a dioses despiadados como Odín o Thor a los que consideraron sanguinarios y que clamaban la vida de sus enemigos, un hecho que aumentaría los mitos exacerbados de sacrificios hacia el Wotan germánico que la Iglesia Católica consideró en su momento como un demonio. Este planteamiento serviría como excusa para mantener la lucha contra los pueblos sajones y buscar la conversión hacia el cristianismo de estos pueblos germánicos que practicaban el politeísmo no exento de prejuicios, entre estos, la adoración a deidades que eran percibidos como «demonios disfrazados». Odín, deidad principal del panteón germánico y nórdico, fue visto por la Iglesia Católica como la encarnación de Satán.

El Monte Brocken en el mito del Walpurgisnacht.
El monte Brocken o Brockberg de la cordillera Harz tiene la reputación de ser el epicentro de las historias relacionadas con la Noche de Walpurga.
Este monte era en sus inicios un lugar remoto para los avances de la cristiandad y durante el Imperio Carolingio, debido a que era un terreno con amplios bosques, escarpados, pendientes rocosas y numerosos valles que constituían un terreno de difícil acceso para las misiones cristianas, además de ser un lugar habitado por fieros clanes de guerreros germanos que ejecutaban sacrificios rituales de humanos o animales y otras prácticas paganas.

Los asentamientos y pueblos en la comarca del Brocken aparecieron hasta mediados del siglo X d.C. y aún así de forma escasa. La montaña tuvo en sus inicios un acceso difícil por su follaje. En su cima había poca vegetación con un clima frío y una densa niebla permanente la mayor parte del año, pues el clima del Monte Brocken con sus escasos 1,142 metros de altura posee paradójicamente un microclima similar a una montaña de 2,000 metros, con una capa de nieve cubriendo la cima de septiembre a mayo. Además, en su cumbre había rocas de extraña conformación que en la imaginación de los rituales sajones antiguos, las leyendas relativas a Wotan y Frigga junto a sus Valquirias y posteriormente a la arbitrariedad del dogma cristiano, fueron atribuidas al diablo y a las brujas, siendo llamadas teufelskanzel: “Coro del Diablo” y hexenaltar “Altar de brujas”. Estos nombres que encasillaban a las rocas con los rituales germánicos antiguos harían referencia al mito y culto de Odín junto a sus esposas: Frigga y las valquirias.
Esta situación estuvo auspiciada además por las antiguas creencias plasmadas en los textos clásicos de Eurípides y Plinio, resguardados en monasterios y leídos por monjes, copistas y teólogos, que hacían referencia a fiestas de carácter orgiástico y desenfrenado en lugares elevados de la naturaleza como la cima de montañas, siendo el ejemplo característico: las fiestas de las antiguas sacerdotisas conocidas como: Bacantes en la antigua Grecia y el culto al dios Baco.
Con el advenimiento de la persecución y los juicios de brujas en Europa (especialmente a partir del siglo XIV d.C.) se identificó a los parajes remotos, bosques extensos y lugares de difícil acceso como las cimas de las montañas, y el monte Brocken en especial, como sitios donde solo personas con poderes mágicos, sobrenaturales u otorgados por el diablo podían tener acceso; en este caso las brujas que podían trasladarse a dicho sitio volando en escobas o en los lomos de animales fantásticos.

LA VISIÓN DEL WALPURGISNACHT, VALBORG O LA “NOCHE DE LAS BRUJAS”.
Según la leyenda general medieval relacionada al mito de la Noche de Walpurgis o «Walpurgisnacht», se trata de una reunión a la que acudían un gran número de brujas de toda Germania y de todos los rincones de Europa celebrada la noche entre el 30 de abril y el 1 de mayo de cada año.
Esta reunión era celebrada en la cima del monte Brocken de la cordillera Hartz de Alemania; así también en otras localidades de Europa como en la comarca de Blockula en Suecia y el territorio de Puy de Dome en Francia.
Según las historias concernientes a este festival, en una ocasión llegaron a reunirse más de diez mil brujas en la cima del monte Brocken, no solo provenientes de Germania sino de lugares lejanos como Francia, Italia, Finlandia, Suecia y Laponia.

Los hechos que acontecían durante la noche de Walpurgisnacht en el monte Brocken, y en otros puntos de reunión de las brujas la misma noche, pertenecen más al ámbito de la leyenda, a la superstición y a una posible alteración de las festividades paganas antiguas que fueron atribuidos a las supuestas actividades de las brujas y su relación con el Diablo o Satanás como figura antagonista de Dios en la religión cristiana.
El desarrollo de la aglomeración de las brujas durante el Walpurgisnacht consistía en una serie de bailes con música de tambores y flautas que permitía a las hechiceras alcanzar un estado de frenesí, la realización de toda clase de hechizos junto a calderos mágicos, la práctica de juegos grupales, un banquete con comida abundante y en su versión más horrorosa el sacrificio de niños y animales, prácticas orgiásticas entre las brujas y, al final, el juramento de obediencia al Diablo, quien se hacía presente en esta reunión en forma de un «Macho Cabrío» junto a otros seres infernales y sobrenaturales.

En el mito del Walpurgisnacht, una parte importante era el viaje que las brujas realizaban desde los remotos y obscuros rincones de toda Europa hacia el punto de encuentro en la cima del monte Brocken.
En el mito de la noche de Walpurgis para asistir a la reunión, las brujas de Germania y de otros puntos lejanos de Europa, frotaban su cuerpo desnudo con un aceite especial que les permitía elevarse por los aires y poder volar hasta alcanzar la cima del Monte Brocken. En otros casos algunas brujas realizaban desnudas danzas grupales alrededor de hogueras lo que les permitían alcanzar un grado de éxtasis y poder elevarse por los aires para volar y dirigirse al Monte Brocken.
Numerosas versiones de este mito señalan que muchas de las brujas lograban por medio de ciertos hechizos montar sobre escobas voladoras para viajar a horcajadas en las mismas hasta el lugar del encuentro. Además, podían utilizar ciertos animales llamados “familiares” como medio de transporte, los cuáles producto de los hechizos de las brujas obtenían la facultad de volar y recorrer el firmamento. En los mitos de las brujas los “familiares” eran seres demoníacos o demonios menores que tomaban forma de animales para servir a la bruja.

Estos animales que las brujas cabalgaban en el Walpurgisnacht eran por lo común: cabras y gatos negros asociados como las “mascotas de las brujas”, así como perros, lobos, caballos, murciélagos, cuervos, sapos y otros animales sobrenaturales como grifos y dragones.
Para los antiguos habitantes europeos, la ilusión de miles de brujas voladoras resultaba terrorífica y a su vez era todo un acontecimiento espectacular, ya que en la tradición de la leyenda del Walpurgisnacht podía apreciarse a cientos de brujas volando desnudas por los cielos nocturnos, montando escobas voladoras o cabalgando gatos negros, cabras u otros seres fantásticos rumbo al Monte Brocken.
Este viaje volador tendría correlación en los ancestrales orígenes de los antiguos mitos de las valquirias y su viaje en el firmamento nocturno montadas en sus lobos salvajes voladores en busca de los guerreros germánicos caídos en combate. La clara asociación de las brujas con la Noche del Walpurgis y su viaje por el cielo en un aspecto predominantemente femenino, tendría sus orígenes en las valquirias de aspecto furioso eligiendo en su viaje a los guerreros fallecidos para el Valhalla.

Las leyendas relacionadas a las actividades “perversas” y malignas de las brujas fueron posteriormente asociadas al Walpurgisnacht en la visión aterradora de las furiosas valquirias. Se tiene conocimiento que durante el siglo XI el obispo anglosajón Wulfstan de York catalogó a las valquirias como «brujas» y «hacedoras de pecado» en una clara alusión al combate y rivalidad de la religión cristiana con la religión nórdica durante la invasiones danesas (vikingas) de Canuto el Grande sobre Inglaterra.
En la imaginación del ritual, durante el festejo del Walpurgisnacht, las brujas bebían y comían manjares en exceso, ejecutando toda clase de hechizos y sortilegios en la compañía de gatos negros, pociones, hogueras y marmitas que expelían vapores incandescentes con las hechiceras realizando todo tipo de danzas de carácter macabro y lujurioso a su alrededor. Algunas hechiceras compartían secretos con otras y las brujas novatas aprendían nuevos rituales y conjuros de las hechiceras más expertas. Algunas interpretaciones indicarían hacia el final de la Edad Media la participación en el Walpurgisnacht de brujos o hechiceros, en relación al género masculino, aunque en menor grado y proporción de las brujas, siendo una incorporación muy tardía al mito.
Durante la celebración del Walpurgisnacht se cree que las brujas mantenían relaciones sexuales de carácter orgiástico entre sí en forma de rito. Como punto culminante de la reunión aparecía el Diablo en persona. Las hechiceras reunidas le juraban obediencia, hacían un pacto con el demonio jurándole fidelidad absoluta, prometían la realización del mal en sus lugares de origen y luego mantenían relaciones sexuales con el mismo demonio, como una alegoría a un macho cabrío manteniendo relaciones con sus hembras. Otras versiones señalan que se hacían sacrificios humanos y de animales como víctimas raptadas para la ocasión.

Es posible explicar este punto del Walpurgisnacht desde el antiguo mito de Odin, Frigga y las valquirias. Si existe el aspecto femenino de las brujas y las valquirias en relación a los mitos que esclarezcan los orígenes del Walpurgisnacht, también existe el aspecto de la «poligamia» o la alusión a la «fertilidad» en la representación del papel de los guerreros aspirantes al Valhalla, las valquirias y la participación del dios germánico Odín.
En el mito de la cabalgata de las valquirias en sus lobos voladores, el alma de cada guerrero caído en combate era seleccionado por las guerreras germánicas y obtenía su recompensa ingresando al Valhalla, donde la diosa Frigga entregaba a cada guerrero numerosas valquirias como sus esposas o concubinas para festejar en los salones del palacio de los dioses nórdicos. En este punto las valquirias dejaban su aspecto tétrico y furioso como guerreras y se convertían en hermosas y pasivas doncellas al servicio del guerrero para servirle y darle placer.
Este cambio en la valquiria y la diosa Frigg era una alusión al cambio de estación. La diosa Frigg y las valquirias furiosas eran el símbolo del otoño y el invierno, y su transformación en bellas y gráciles doncellas eran el símbolo de la llegada de la primavera y el verano marcando el fin de la selección de los guerreros al Valhalla. Dioses y diosas en tiempos primitivos fueron relacionados con los eventos de la naturaleza, sus variaciones y sus diversas manifestaciones; posteriormente se les asignaron otras funciones, cualidades y mitos acordes a la imaginación de los pueblos y civilizaciones, los cuáles fueron cambiantes.
La diosa Frigga, esposa de Odín, en la cultura nórdica y escandinava ostentaba los atributos de la diosa de las bodas, el amor conyugal, la maternidad, el parto y el manejo del hogar, además de ser la diosa tejedora de la rueca para hilar; tenía también la cualidad de ser la diosa de la fertilidad en una estampa hogareña o del matrimonio, siendo concebida en algunas tradiciones nórdicas y germánicas como una diosa de gran belleza, majestuosa y a la vez dotada de una figura voluptuosa que inducía el deseo carnal o pasional dentro del matrimonio.

En sus versiones más antiguas Frigga era la diosa de la atmósfera y el clima, representada con vestidos claros y oscuros de acuerdo a su humor variable y a los cambios de la naturaleza en la época de luz como verano y oscuridad como invierno respectivamente, por lo que en sus inicios primitivos es posible que haya sido la «Diosa Madre primigenia», la «Madre Tierra» o la misma diosa Nerthus, lo que daría su asociación al mito del acompañamiento de las valquirias durante el invierno hasta el verano. Se cree que la diosa Ostara, relacionada con la Pascua (Easter) en la introducción del Cristianismo a tierras germánicas, fue una deidad derivada de la antigua diosa Frigga.
Los teutones y escandinavos, con la conversión al cristianismo, recordaron con agrado a la diosa Frigga, rehusándose a catalogarla como: “demonio” según la Iglesia Católica; por lo que se piensa que la diosa evolucionó con figuras relacionadas a leyendas germánicas como: Bertha o “La Dama Blanca”, un espíritu femenino benéfico que vive en las montañas y protege las plantas, la naturaleza, el ganado y las cosechas.
No obstante, existe también el debate de los investigadores entre la diosa Frigga y la diosa Freya (Freyja), esta última diosa del amor, aunque como diosas distintas en el panteón nórdico, se teoriza que la diosa Freya sería en Escandinavia una variante de la diosa Frigga retomando su papel entre los primitivos escandinavos. Es posible que la misma diosa haya tenido un papel más preponderante que Odín en la selección de guerreros.
Al mismo tiempo en este mito alusivo a la llegada de la época de la fertilidad o de Beltaine, Odín celebraba la llegada de la estación de luz o el verano yaciendo carnalmente con Frigga y el resto de las valquirias como una forma sugestiva de preservar la vida. Tal mito con claras alusiones a la poligamia, donde un hombre dispone de varias esposas que le pertenecen, tendría sus orígenes en una primitiva sociedad patriarcal nórdica, donde Wotan era la deidad predominante visto por los escandinavos y germanos primigenios como un guerrero y patriarca que iría evolucionando de acuerdo a la incorporación de otros mitos con el paso del tiempo.
En este sentido es posible según los historiadores que el mito de las Valquirias y su relación con Wotan en el norte de Europa, naciera en épocas arcaicas a través de la imagen de sacerdotisas primitivas consagradas al culto de Odín, fungiendo ceremonialmente como sus «esposas» o «concubinas» y encargadas de los sacrificios rituales de prisioneros hacia Wotan, quienes al ejecutar a la víctima del sacrificio, se les adjudicaría con el paso de los siglos la leyenda de poderes sobrenaturales y de decidir quien viviría o moriría en los conflictos humanos. No se puede desechar que muchas de estas sacerdotisas fungieran también como guerreras o más bien de escuderas y otras como «videntes» de Wotan, condiciones que con el tiempo alimentarían el mito de las valquirias y a la vez de mujeres hechiceras. En épocas posteriores, probablemente en los contactos de los pueblos germánicos con otras civilizaciones, a la figura de Odín se le ligaría una esposa principal como la diosa Frigga, cuyos orígenes podrían remontarse al de una especie de deidad femenina emparentada a la Madre Tierra y la naturaleza a quien se le adjudicó la representación de la maternidad y el cuidado del hogar adaptándose al mito de Wotan.
Con la llegada y evangelización del cristianismo en Europa la diosa Frigga, como líder de las valquirias, fue retomada como una deidad maléfica por la Iglesia Católica; lo que condujo a que fuera relacionada con las míticas brujas. Una cualidad que apoyó esto era que en el mito germánico y nórdico: Frigga, tenía el don de la profecía, la adivinación y la sanación de enfermos. Las parteras y seguidoras de Frigga utilizaban hierbas como analgésico en la mujer parturienta. Una de estas hierbas era la planta: Galium verum, llamada: “Hierba de Frigga”, la cual servía también para curar heridas, quemaduras, tratar hemorragias en forma de emplasto, controlar sangrados vaginales (hipermenorrea) y como estimulante sexual. Este tipo de prácticas curativas no fueron muy bien vistas por la Iglesia, porque su uso estaba inspirado en una deidad pagana como Frigga, por lo que fueron consideradas con el tiempo como arte de hechicería y por lo tanto condenadas.
Algunas versiones espeluznantes del mito del de la Noche de Walpurgis registraban que las brujas debían robar un bebé recién nacido, cuya característica obligatoria era que no estuviera bautizado en la fe católica, para ser ofrecido como sacrificio al Diablo durante el Walpurgisnacht. Unas leyendas relativas a las brujas señalan que una hechicera debía robar un bebé no bautizado para sacrificarlo y con su sangre fabricar el ungüento necesario para embadurnar su cuerpo y poder volar al Walpurgisnacht. Otra versión terrorífica refería que en la Noche del Walpurgis las brujas debían raptar un bebé de forma sigilosa de la casa de sus padres, el cual debía tener como condición ser un recién nacido no bautizado en la fe cristiana aún, siendo trasladado al lugar de celebración del Walpurgisnacht donde sería ofrecido y bautizado como un “discípulo o discípula del Diablo” en el ritual culminante del Walpurgis. Luego, el bebé era devuelto a su hogar de origen por las brujas antes del amanecer sin que los padres del infante supieran del acontecimiento. Según la leyenda el bebé posteriormente crecería y en la edad adulta se convertiría en una especie de brujo o bruja. Unas versiones más indican que en el Walpurgisnacht al bebé se le imponía una marca en la frente o en una parte del cuerpo como distintivo que lo identificaría como discípulo de las brujas o del diablo en el futuro.
Es posible que estas leyendas del sacrificio de niños relacionadas o adjudicadas posteriormente al Walpurgisnacht en la era cristiana tendrían sus orígenes en los antiguos sacrificios humanos atribuidos a los clanes celtas durante la festividad de Beltaine o los germanos hacia Odín en una creencia instaurada por el catolicismo para instruir a las personas cristianas a que bautizaran a sus hijos recién nacidos, abandonar las creencias paganas y evitar que se convirtieran en “seres malignos” logrando así expandir y fortalecer la religión cristiana entre los habitantes de Europa.

En ciertas regiones de Germania, durante la caída del Imperio Romano y principios de la Edad Media, estaba extendida la adoración a la diosa Berchta o Bertha, deidad o espíritu femenino protectora de la naturaleza y que hilaba siempre con una rueca, tenida en gran estima por los pueblos germánicos. Según algunos historiadores Bertha era la misma diosa Frigga o una variante evolucionada de la misma. Bertha tenía por séquito numerosos niños a su cuidado por lo que fue relacionada con el “amor materno” y protectora de los Heimchen o niños no nacidos aún y aquellos que habían muerto a temprana edad sin ser bautizados o consagrados a una Fe determinada. Es posible que esta diosa variante de Frigga no fuera del agrado del Catolicismo, especialmente por su rol benéfico y afectuoso entre algunos pueblos germánicos, por lo que la Iglesia condenó a esta diosa como un demonio o “hechicera” tergiversando y desvalorizando su función benigna protectora de infantes por la función maligna del sacrificio de los mismos, lo que podría explicar las leyendas del sacrificio ritual de infantes en el Walpurgisnacht por las supuestas brujas.
Frigga y las valquirias terminarían siendo las brujas modernas. De estas últimas se desconoce con exactitud el tiempo de la sustitución del lobo o el caballo en su vuelo nocturno por la adjudicación de la escoba a la bruja como elemento volador.
Algunas teorías señalan que la escoba era símbolo de la mujer que representaba su rol femenino en el hogar durante la Edad Media. Sin embargo, otras teorías designan que durante los ritos y las fiestas furtivas de las mujeres durante la Edad Media existía el uso frecuente de sustancias alucinógenas para alcanzar el éxtasis como la mandrágora o la belladona. Debido a que no existía una dosis adecuada, estas sustancias podían desatar alteraciones del Sistema Nervioso Central como convulsiones por sobredosificación que conllevaban a un paro cardiorespiratorio (infarto al corazón), shock neurogénico (colapso del Sistema Nervioso), cuadros severos de intoxicación, coma y la muerte; además de un posible daño renal, muscular o neuronal a largo plazo, por lo que la administración por vía oral era peligrosa.
Esto obligó a que algunas sustancias se aplicaran en forma de ungüento por vía vaginal o rectal en las mujeres participantes de estos ritos, lo que podría haber originado las leyendas sobre el carácter sexual de las reuniones de brujas y el uso de calderos para la preparación de estas sustancias.
Si la vía de administración vaginal o rectal del ungüento permitía a las participantes de estas reuniones alcanzar el grado de éxtasis requerido para sus ritos, la sustancia estaría dosificada de forma adecuada para su uso, lo que sugeriría también que estas mujeres señaladas como brujas podrían haber sido curanderas con conocimientos en farmacopea y medicina. En la aplicación de estos ungüentos, para evitar el contacto de los dedos y manos y por medio de estos accidentalmente entrar en contacto con la boca, la nariz o los ojos, las participantes de estos ritos podrían haber utilizado especies de falos de madera o el asta de la escoba embadurnados del ungüento para colocarlos por medio del frote sucesivo al interior de su vagina durante sus rituales, acontecimiento que pudo dar origen a la imagen que representa a las brujas con un palo entre las piernas o volando en una escoba.
En una pared de la catedral de Schleswig, en la región de Schleswig-Holstein en el norte de Alemania, aparece la iconografía proveniente del siglo XII de una mujer desnuda y encapuchada montando una especie de escoba. La imagen se ha teorizado que es una representación antigua de la diosa Frigga vista en la etapa cristiana como una especie de bruja voladora.

De esta forma la expansión del cristianismo distorsionaría el Walpurgisnacht o Beltaine, así como condenaría otras fiestas y creencias paganas, haciendo olvidar los antiguos mitos de Odín con Frigga y las valkirias y la selección de los guerreros muertos para su ingreso al Valhalla.
En cuanto a Wotan y la adjudicación de la visión del Diablo manteniendo relaciones sexuales con las brujas durante el Walpurgisnacht en forma de un «macho cabrío», sería una deformación del antiguo mito de Odín yaciendo con su esposa Frigga y las valquirias, la cual fue propiciada por el cristianismo para borrar los rituales alusivos a la época de Beltaine, además de modificar las costumbres, festejos y creencias donde el Diablo representaría a Odín y las brujas suplantarían la figura de las valquirias desatando el miedo entre los cristianos.
La suplantación de Odín o Wotan por la figura del Diablo en el Walpurgisnacht daría paso a que la Noche de Walpurgis o la víspera del 30 de abril y la madrugada del 1 de mayo fuera llamada también como: “La Noche del Diablo” o “el día de Satán”, especialmente por la reconocida imagen del «Macho Cabrío» junto a las brujas durante la festividad.
Las Bacantes. El dios Pan y los cultos femeninos arcaicos.
La imagen del «Macho Cabrío» era vista desde la antigüedad por el mundo griego, y otros pueblos antiguos, como un símbolo de fertilidad; ya que este animal tiende a aparearse con las hembras que son de «su pertenencia», lo que sería una alegoría en los primitivos cultos de la fertilidad del macho dominante que tiene múltiples hembras para su único servicio a quienes preñaría con el propósito de tener descendencia y aumentar el número de miembros de un clan. Su simbología provendría de los tiempos primitivos donde la poligamia era una especie de norma tribal y reflejado en cultos alusivos.

Con el paso del tiempo los primitivos cultos relacionados a la fertilidad derivaron en la imagen de un dios como el griego: Pan, o la imagen romana del Fauno, quien era representado como un hombre con torso y cabeza humanos, pero con cuernos y patas similares al de una cabra u oveja. El culto del dios Pan animaba la sexualidad, ya que este dios representaba la fertilidad y sexualidad masculina dotado de una gran potencia y apetito sexual, quien según el mito se dedicaba, además de proteger a los animales y la naturaleza, a perseguir por los bosques a las ninfas (deidades menores de sexo femenino relacionadas con los ríos, manantiales, la flora, etc.) y mujeres para deleitarse con ellas.
En la cultura cristiana medieval la figura del dios Pan se asoció a Satanás, debido posiblemente a su peculiar y grotesca imagen, su alusión a una conducta de estado salvaje rayando la inmoralidad o sus cultos relacionados a una sexualidad exacerbada, el cual eventualmente versaba en Pan manteniendo relaciones sexuales con múltiples ninfas y porque su culto perduraría de forma oculta tras la caída del Imperio Romano; aunque ciertamente modificado.
El culto arcaico de Pan en el mundo griego sería retomado en algún punto en la línea del tiempo por las Bacantes, quienes eran mujeres seguidoras y practicantes del culto al dios Baco, también llamado: Dioniso, deidad griega masculina relativa a la festividad, la locura ritual, el éxtasis y la embriaguez, a quien se adjudicó el culto primitivo del dios Pan tergiversado. A Baco o Dioniso también se asoció a un dios solar que nace, crece y fallece en un ciclo de «muerte y renacimiento» según el movimiento del sol con el amanecer y el atardecer continuamente. En el mito Dioniso es un dios de la naturaleza que siempre está acompañado por un séquito exclusivamente femenino conformado por mujeres llamadas: Báquides de condición mortal y otras llamadas Ménades consideradas como ninfas. Dioniso mantiene relaciones sexuales con todas ellas, por lo que en otras variantes del mito son consideradas como sus esposas o concubinas. Baco estuvo relacionado como dios del vino, ya que según el dogma de sus ritos, los efectos embriagadores de la bebida se debían a una posesión de Dioniso en la persona, considerado una forma de liberación del espíritu atrapado dentro del cuerpo material del ser humano que el dios permitía.

El mito de Pan (y seres mitológicos similares como los sátiros y faunos) tendrían sus orígenes en remotos ritos sacrificiales de carneros o machos cabríos entre los antiguos griegos que dieron paso al mito del dios, la fertilidad y sacrificio. Entre los antepasados de los griegos, en cada rebaño no había más que un macho cabrío, y tal vez uno en toda una aldea, encargado de preñar a todas las hembras de su especie para aumentar ese rebaño. El macho cabrío era sacrificado cada cinco años cuando su facultad procreativa iba menguando; es decir, envejecía. A cada rebaño conformado por muchas hembras se le otorgaba entonces un solo macho para que las preñara y multiplicar así su número. El rebaño era importante por ser la carne fuente de proteínas en la dieta, además del pelaje para la formación de la tela. Estas ideas se acoplaron a la imagen y comportamiento de Pan. La vid llevaba un período de siembra, crecimiento y cosecha para luego transformarse en el vino, formando un círculo que fue relacionado al nacimiento, muerte y resurrección. Pan, el macho cabrío y el vino fueron bases para la creación y justificación del culto a Dioniso con el tiempo, hasta originar cultos precedido por mujeres como las representación de las “hembras” del dios.
En la práctica, el rito ancestral de Baco o Dioniso era ejercido únicamente por mujeres como alegoría a su séquito femenino, consideradas como sacerdotisas, esposas y adeptas de su culto, denominadas en general como: Báquides o «Bacantes». Estos ritos en su conjunto fueron conocidos como: «Misterios báquicos», cuya fuente testimonial de su desarrollo proviene de la obra griega de teatro de Eurípides: «Las Bacantes». Esta antigua obra teatral del género de la tragedia griega que data del siglo V o IV a.C. describe el culto dionisíaco y la actividad de sus mujeres practicantes.
El culto a Baco o Dioniso, según la obra de Eurípides, consistía en una serie de ritos secretos celebrados en la noche y lejos de las ciudades, eran exclusivamente femeninos y estaban prohibidos a los varones. En este culto el grupo de mujeres, o Bacantes, marchaban vestidas con pieles de animales, incursionaban en los bosques o subían a la cima de un monte solitario, una vez en el fondo del bosque o en la cumbre de la montaña como epicentro del ritual consumían vino y sustancias alucinógenas, luego bailaban desnudas hasta alcanzar un estado de éxtasis y lascivia, se entregaban a prácticas orgiásticas entre sí como una forma de estimular la fertilidad a la luz de fogatas, luego a manera de sacrificio ritual descuartizaban animales o sparagmos para consumir su carne cruda u omofagia con el objetivo de absorber la energía del dios a modo de estar en una especie de comunión o contacto con la divinidad y contener su energía divina; pues creían que Dioniso durante el rito se posesionaba y habitaba en la criatura a ser sacrificada. Seguidamente, dominadas por un estado de euforia y furia colectiva recorrían los caminos y bosques para atacar a los viajeros y pobladores despiadadamente y cometer toda clase de tropelías. Estos ritos femeninos orgiásticos podían tener una duración de varios días y noches.

El origen exacto de este culto es desconocido; pero se cree que fue importado al mundo griego, ya que en las obras relativas a Dioniso es considerado como un «dios extranjero». Se teoriza que el culto a Dioniso procede desde épocas muy remotas de cultos relativos a la fertilidad ritual, que inspiraron al culto de Pan y luego al de Baco, evolucionando a ritos donde se sacrificaba en lugar de un animal a un hombre para luego comer su cuerpo como símbolo de la muerte y resurrección del dios; ya que en el mito relativo a Dioniso, este fue asesinado por los Titanes, deidades ancestrales de la mitología griega, que buscaron aumentar su divinidad con la ingesta de su carne.
Los cultos dionisíacos serían absorbidos por el Imperio Romano hacia el siglo III a.C., donde Dioniso fue conocido solo como Baco y relacionado al vino y las fiestas. También fue asimilado al dios romano Liber o Liber Pater (Padre libre), deidad de la fertilidad, el vino y la libertad. Las mujeres practicantes del culto a Baco, similar a los Misterios dionisíacos, serían conocidas en Roma como: Las Bacantes. Los cultos de las Ménades y las Bacantes, tanto en el mundo griego y romano, evolucionarían degenerando en festejos multitudinarios e indiscretos, con abundante vino, permitiendo la participación de los hombres y posteriormente la incorporación de: siervos, esclavos y extranjeros, convirtiéndose en orgías y fiestas desenfrenadas acompañadas de vino, música y toda clase de excesos bajo la excusa de un sentido religioso; puesto que en la mentalidad y cultura de los griegos y romanos creían que a los dioses les gustaba la alegría, la música, el baile, los cánticos, los espectáculos, el heroísmo y las competencias atléticas y que debían entregarse a ellos en su honor, para congraciarse y complacerlos. Los festivales en honor a Baco serían conocidos como: Bacanales, pasando a ser sinónimo de: orgía, perversión y libertinaje. Debido al desorden y abusos que tornaron los festivales de Baco, las autoridades romanas quisieron prohibirlos en varias ocasiones.
Sin embargo, según los historiadores, los rituales femeninos primigenios de las Ménades y Bacantes, no desaparecieron completamente durante el Imperio Romano y fueron practicados muy probablemente por mujeres de forma paralela y oculta a los ritos oficiales públicos de Baco, inclusive con la llegada y expansión del cristianismo a Roma hasta alcanzar la Edad Media. Se sugiere que estos ritos, aunque con ciertas variantes, eran exclusivamente femeninos evolucionando a los bailes de mujeres desnudas alrededor de hogueras en el Medioevo como las reminiscencias de cultos paganos. Esto explicaría el hecho de ciertas festividades y ritos femeninos clandestinos condenados por la Iglesia que fueron confundidos con prácticas relacionadas a la brujería y al demonio, y a las mujeres practicantes de los mismos acusadas de hechiceras.

Los cultos báquicos arcaicos ejercidos por las mujeres guardarían cierta similitud con las prácticas del Beltaine o Walpurgisnacht cuya base era la búsqueda y mantenimiento de la fertilidad de la veneración femenina hacia una figura masculina. El recuerdo del dios Pan, o Fauno, junto a los ritos de Dioniso y la versión pública de Baco y los Bacanales romanos, acabarían dando forma al Diablo visto como un «Macho Cabrío» en la Edad Media. Al mismo tiempo, la insaparable figura de las mujeres sacerdotisas y practicantes de estos cultos como las Ménades y Bacantes hacia dioses como Pan o Dioniso, se convertirían en la base de la visión de las brujas medievales asociadas a la figura del Diablo y sus reuniones como los Misterios Báquicos catalogados hacia la Edad Media como agrupaciones de brujas o Aquelarres.
El Aquelarre es la denominación de la reunión de brujas, señalados como encuentros de hechiceras para la realización de rituales, conjuros y actos de invocación y de adoración del Diablo o Lucifer en forma de macho cabrío. El término tendría su origen en las palabras de origen vasco «akelarre» o «akerlarre» donde aker significa «macho cabrío» y larre significa «campo» o «pradera». Otros autores señalan que la palabra tendría su origen en un término jurídico inventado por los inquisidores católicos durante principios del siglo XVII en el Tribunal de Logroño, España, durante los juicios de Zugarramurdi en personas acusadas de pertenecer a grupos de brujería.
Es plausible conjeturar que la festividad del Beltaine o Walpurgisnacht entre algunos pueblos paganos del norte de Europa haya sido una forma de representación de la vida placentera de los salones del Valhalla. No obstante, los cultos de las Bacantes y los cultos de Beltaine desarrollados por culturas distintas en situaciones diferentes tenían la base en común de la búsqueda de la fertilidad, derivando al mito del Walpurgisnacht. Es posible de alguna manera tras la caída del Imperio Romano con la asimilación de pueblos y culturas que tuvo bajo su dominio, los ritos del Beltaine celta y otros de carácter germánico se hayan asemejado, equiparado, fusionado o inspirado con los cultos de la Bacantes que serían parte del origen del mito del Walpurgisnacht.

Existe cierta semejanza del culto de las Bacantes de un dios como Pan o Dionisos, acompañados de sus numerosas mujeres «adoradoras» y «sacerdotisas», con los cultos remotos de Odín y sus valquirias, siendo estas formas una alegoría hacia la poligamia ritual; lo que supondría una influencia de civilizaciones o una creencia universal en los cultos de la fertilidad extendida en toda Europa desde tiempos remotos.
En este aspecto, los ritos de las Bacantes que implicaban el sacrificio y muerte del dios Baco, real o de forma simbólica, quedó grabado en la mente de las personas y la Iglesia; por lo que los ritos de sacrificios humanos de celtas y germanos y luego los supuestos sacrificios de infantes se atribuyeron a los mitos de las brujas y a la noche de Walpurgis.
Para otros autores, los rituales nocturnos frenéticos y salvajes de las Bacantes hacia Dioniso, según la obra griega de Eurípides como supuesto testimonio de hechos reales de los Misterios Báquicos, tendrían la explicación de sus orígenes en ritos arcaicos de fecundidad junto al uso de sustancias psicoactivas o drogas en forma de hierbas mezcladas con el vino que conducían a las mujeres al éxtasis, ejecutar danzas frenéticas, mantener prácticas orgiásticas entre sí, tener alucinaciones, desatar conductas agresivas y despedazar animales en forma de sacrificio ritual en un grupo de mujeres adorando a una deidad masculina como Pan o Dioniso. Esto tendría semejanza muy significativa con los mitos y leyendas que le fueron atribuidos a la Noche de Walpurgis durante la Edad Media donde las supuestas “brujas” se reunían por las noches de forma oculta en los bosques, montañas o praderas, consumían en grupo vino o cerveza, danzaban desnudas alrededor de hogueras, se entregaban a prácticas orgiásticas entre sí, ingerían plantas o hierbas preparadas como sustancias psicoactivas (mandrágora, belladona, etc.) para alcanzar un estado de frenesí que les producía alucinaciones, conductas erráticas y descontroladas que fueron atribuidas a influencia de los demonios y el uso de magia o preparación de hechizos, con el recuerdo a los antiguos dioses germánicos como las Valquirias y Frigga seguidoras de Odín. Pan, Dioniso, Baco u Wotan, tendrían la representación del «Macho Cabrío» y sus mujeres adeptas las nuevas «brujas».

En este contexto, el “éxtasis dionisíaco” o locura de los ritos de las Bacantes y las reminiscencias de estos cultos sobrevivientes en la Edad Media Baja en Europa, representaron una forma de la liberación de las mujeres con respecto a las prohibiciones, las regulaciones y los convencionalismos de las sociedades en que vivían, lo que explicaría en parte la adhesión masiva y oculta a la vez de las mujeres a dichos ritos, además de las tradiciones paganas de los antiguos pueblos europeos que sobrevivieron de alguna forma.
El Walpurgisnacht y Beltaine en un aspecto más benigno.
Las referencias del Walpurgisnacht con el mal tenían por objetivo relacionar y mitificar los conceptos del paganismo antiguo con el Diablo, las brujas y seres sobrenaturales como una invención del naciente e imperante cristianismo en Europa para evitar que los cristianos y los recientes conversos continuaran practicando los antiguos ritos paganos y sus tradiciones festivas.
No obstante, las creencias paganas no lograron ser suprimidas del todo en la población siendo muy posiblemente practicadas por algunos pobladores de orígenes germánicos, céltico o escandinavo de forma oculta, especialmente entre la gente del campo, como parte de una tradición antigua fuertemente arraigada.
El cristianismo, al dotar un aire de “malignidad” a las ancestrales tradiciones de los pueblos europeos, lograba combatir y erradicar las antiguas creencias del paganismo; aunque muchos de los antiguos festivales paganos como Beltaine o Walpurgisnacht previo a la llegada de la Era Cristiana, lejos de ser festivales de carácter maligno, eran más bien y por lo común celebraciones realizadas en grandes salones de los grandes señores, en plazas de la aldeas o descampados al aire libre con grandes hogueras donde los nobles, los guerreros, sus familias y el resto de los miembros de los clanes se reunían para bailar, cantar, charlar, fraternizar, beber y comer en abundancia y bailar entre música y cánticos; además de realizar ciertos rituales por parte de druidas, shamanes o adivinos locales que fomentarían el acercamiento a los dioses paganos junto a la función principal de propiciar la fertilidad entre los habitantes relacionado con el ambiente de la naturaleza en su esplendor durante en el verano, hecho que se vería reflejado en el apareamiento de los animales salvajes y de granja y entre las parejas de los pobladores con el objetivo de engendrar hijos, al igual que el mito de Odín yaciendo carnalmente con Frigga y las valquirias.
Muchas de las festividades paganas estaban en función de los cambios de la naturaleza y las estaciones, la época de siembra, el tiempo de las cosechas, el comportamiento del ganado, la conducta de los animales, la guerra, la trayectoria de los astros y la fertilidad humana, hechos en sí que marcaban la supervivencia de un pueblo o etnia.
Es muy probable que el Walpurgisnacht o Beltaine fuese una celebración realizada entre los miembros de los clanes de los pueblos de Europa que marcaba la llegada y el inicio del verano o época de luz, siendo su contraparte el Samhain que era la noche de la despedida del verano para dar la bienvenida al duro invierno o época de oscuridad.
No se descarta que hubiera en estos festivales ciertos excesos, motivados por el jolgorio, la diversión y la bebida en abundancia; aunque en términos generales: en un ambiente festivo lejos de la imaginación de brujas, demonios y calderos. La figura de Satanás previo a la llegada del cristianismo, especialmente durante el desarrollo y la caída del Imperio Romano, no era parte de la creencia de la religión politeísta escandinava, germánica y celta, cuyos dogmas de Fe y creencias eran distintas y divergentes al judeocristianismo.
Tampoco se descarta que en estos festivales existieran ritos de sacrificios de animales en forma de ofrendas a los dioses o a Wotan particularmente; así como sacrificios humanos quienes se convertían tributo o en mensajeros de los hombres para los dioses. Por ejemplo: El «Águila de Sangre» o Blodörn como método de tortura escandinavo, cuya autenticidad histórica ha sido discutida por arqueólogos e historiadores, era considerado para los vikingos como un sacrificio humano ritual.
Es posible que los paganos celebrantes del Walpurgisnacht o Beltaine, previo a la llegada del cristianismo y la conversión de las tribus celtas y germánicas, festejaran la ocasión no en una fecha del calendario juliano o gregoriano, sino en función de los movimientos de la luna llena que tendría a variar cada año; por lo que el Walpurgisnacht o Beltaine sería celebrado aproximadamente entre la mitad del mes de abril y mediados del mes de mayo según los ciclos lunares y cuyo significado primordial estaba relacionado con la fertilidad del ganado ovino, el reverdecer de la naturaleza y la fertilidad humana acontecida principalmente en la época propicia del verano.

La fecha fija de la noche del 30 de abril y la madrugada del 1 de mayo perteneciente al Walpurgisnacht o Noche de Walpurgis fue impuesta entre los celebrantes paganos probablemente durante el tiempo de la caída del Imperio Romano y los primeros siglos de la Edad Media cuando el paganismo todavía estaba presente frente a la lenta pero progresiva expansión de la religión cristiana. En este período de tiempo algunas tribus germánicas practicaban el cristianismo arriano frente a otros clanes que seguían las tradiciones de los dioses germánicos.
Potencialmente la iglesia católica también puedo haber trasladado la festividad en función de modificarla a una fecha específica del calendario gregoriano o añadiera a ésta, ya establecida por los paganos, una celebración de carácter litúrgico para disfrazar las ideas paganas con conceptos cristianos, asimilando su devoción para lograr la conversión de los paganos como el caso de la veneración de Santa Walpurga o la transformación de la diosa Nerthus o Earth germánica en una santa.
Las localidades de celebración de estos festivales de Beltaine, como en el monte Brocken, fueron en realidad variados y a su vez hayan servido como centros de culto y lugares de peregrinación. El hecho que el Walpurgisnacht haga alusión a cientos o miles de brujas participando del festejo, cuando pudieron haber sido en realidad sacerdotisas o devotas celebrantes del Beltaine, haría referencia a que los festivales paganos relativos a los festejos de la fertilidad y la llegada del verano, eran celebrados por gran parte de la población y que muchos habitantes de diferentes regiones peregrinaban en comitivas o caravanas durante días o semanas para llegar al sitio de la festividad, acontecimiento que marcaría la importancia que tenía la celebración de Beltaine entre los paganos.

En este sentido el monte Brocken en Alemania, así como regiones de Suecia y de Francia, no fueron los únicos lugares de celebración del culto del Walpurgisnacht o Beltaine de forma masiva; aunque tal vez los más representativos. Antes de la llegada del cristianismo es posible que existieran otros sitios populares o ciertas localidades donde se celebrara la festividad de Beltaine de los cuáles no se tienen referencias.
Los cultos de sacerdotisas o adoratrices consagradas a un dios masculino pagano como especie de «concubinas del dios» existieron en Europa; aunque su existencia proviene de fuentes escazas y sesgadas. Se tienen reportes provenientes de la Edad Media Baja en Europa de un monje bohemio que, radicado en la región del Báltico, detalló que había numerosos clanes paganos que seguían cada uno sus propias reglas religiosas. Entre estas tribus había grupos de mujeres a las cuáles describió como «adoratrices de serpientes», las cuáles vivían en los bosques, contaban con su propio sacerdocio y mantenían una hoguera perpetuamente encendida como símbolo de veneración y oráculo (similar a las Vírgenes Vestales de la Antigua Roma) adorando a una deidad masculina. Entre esos clanes femeninos estaban unas mujeres que adoraban como ídolo a un enorme martillo de hierro en un santuario en el bosque, el cual podría haber sido un culto al dios germánico Thor. También había grupos de mujeres que como sacerdotisas exclusivas adoraban al dios Perkunus o “dios del Trueno” (Perkūnas, Perkūns) manteniendo en su honor llamas u hogueras encendidas de forma perpetua.
Este tipo de cultos femeninos paganos adorando una deidad masculina en la Edad Media pudieron ser los remanentes de religiones ancestrales que con la expansión del cristianismo derivaron en ritos paganos menores y clandestinos que fueron confundidos por grupos o aquelarres de hechiceras. Estos grupos exclusivos de mujeres pudieron seguir “adorando” a los dioses antiguos en la Edad Media o sus reuniones ocultas consistieron en la celebración de tradiciones ancestrales que habían evolucionado en danzas, festejos, rituales y la realización de conjuros según la creencia de su etnia, región o pueblo. No obstante, muchos de estos antiguos rituales tenían como base la celebración de la fertilidad, la conmemoración de los cambios de estación y, por supuesto, formas de evasión de los convencionalismos y restricciones de la época.
Hacia la evolución final del Walpurgisnacht.
Aunque las festividades de Beltaine eran celebradas por hombres y mujeres en ritos simbólicos a la fertilidad, el Walpurgisnacht fue asociado con el paso del tiempo a la figura femenina de las brujas casi con exclusividad, probablemente no solo por el mito asociado a las Valkirias deformado, sino a ritos exclusivos realizados por mujeres en las tribus germánicas de los cuales no se tiene conocimiento preciso. El papel de la mujer en el mundo germánico y escandinavo era respetado a través de las figuras de las volvas, brujas y adivinas. A diferencia del papel de los druidas en la cultura celta, en la cultura germánica y en especial la nórdica, a pesar que existía la figura del shamán era mal visto por estas sociedades que un hombre ejerciera actividades de brujería o adivinación pues era considerado una práctica exclusiva de las mujeres y parte del rol femenino; por lo que eran a su vez temidas y respetadas por los hombres.
Otros mitos como la «Cacería Salvaje» del folclore europeo, cuyos orígenes son imprecisos pero que se estima data de la Edad Media, pudieron alimentarse del antiguo mito de las Valkirias y su recorrido nocturno durante el invierno en busca de los guerreros caídos en combate desatando las terribles tormentas.
El mito de la Cacería Salvaje trata sobre un grupo de caza conformado por guerreros fantasma guiados por una deidad escandinava como Odín o el dios Thor. En otras versiones es guiada por figuras legendarias o míticas como Carlomagno, Teodorico el Grande, el rey Arawn de la cultura galesa o el mismo Rey Arturo. En este sentido son guerreros espectrales, fantasmas o almas en pena en una partida de caza. Según la leyenda la relación de la Cacería Salvaje con los seres vivos es que una persona viva que es testigo del paso de estos guerreros fantasma en el cielo, los bosques o las praderas, puede ser arrastrado por este grupo espectral hacia el inframundo o el mundo de los muertos, siendo por lo tanto una leyenda que tenía un trasfondo de mal augurio y la muerte.

En el mundo germánico, en el mito la Cacería Salvaje el grupo de caza estaba conformado por los numerosos espíritus de guerreros fantasma y, curiosamente, liderados en algunas versiones por el mismo Odín montado en su caballo de ocho patas Sleipnir y en otras por la misma diosa Frigga y las valkirias. En algunas regiones de Germania como Mecklenburg, Frigga era conocida como “Frau Gode” o “Wode”, es decir, la versión femenina de Wodan o Wotan (Odín) siendo Frigga la que encabezaba la Cacería Salvaje montada en un caballo blanco y seguida por mujeres asistentes en busca de seres vivos que capturar. La similitud entre la búsqueda de los guerreros muertos por las valquirias para el Valhalla y la Cacería Salvaje tendría una alusión a la captura de las almas. Con el mito establecido del Walpurgisnacht, muchas personas cristianas devotas evitaban salir de sus casas durante la Víspera de la Noche de Walpurgis; ya que temían ser apresados por las brujas voladoras que vagaban por el cielo esa noche.

La Cacería Salvaje pudo arraigarse mucho más en el folclore europeo, especialmente en el norte, centro y el occidente del continente y tergiversar y sustituir en un punto la relación exclusiva entre las valquirias y el mundo de los muertos, pues los mitos son cambiantes con el paso de los siglos al igual que ciertos aspectos de la religión; incluido las tradiciones del paganismo europeo.
Con la llegada, expansión y establecimiento del cristianismo, todas la ideas y celebraciones paganas como el Walpurgisnacht adquirirían un significado maligno, las cuáles serían dotadas y alimentadas de mitos y leyendas atribuidas siempre al mal. Es probable que el Walpurgisnacht haya obtenido su título de «Noche de Brujas» o «Noche del Diablo» durante la Edad Media y con un auge durante la época de caza de brujas en toda Europa.
Las leyendas de la noche de Walpurgis, tendrían sus orígenes en la tergiversación y deformación de los antiguos mitos nórdicos y germánicos de las guerreras valquirias, el dios Odín y su esposa Frigga, mezclados con ciertos aspectos de la festividad del Beltaine celta como el inicio de la época del verano junto al concepto de la fertilidad de los antiguos pueblos europeos como la comprendían y con elementos incorporados de los festivales de las primitivas Bacantes, la figura del dios Pan y los mitos concernientes a las brujas, sus bailes alrededor de hogueras y su relación con el Diablo dentro del dogma de la Fe cristiana; componentes que al final serían el origen del mito del Walpurgisnacht.
La Noche de Walpurgis o el Walpurgisnacht quedó grabado en la cultura de Germania y otros pueblos de Europa, como un día maligno relacionado al Diablo y a las brujas.

Posteriormente se extendería la tradición de las hogueras en los campos y los crucifijos en las puertas de las casas de los pueblos en Germania, ya cristianizada, y la celebración de misas en honor a Santa Walpurga como formas de espantar a las brujas y los demonios atribuidos al Walpurgisnacht. En la antigüedad muchos habitantes en la noche entre el 30 de abril y el 1 de mayo preferían no salir de sus casas por temor a ser presas de los encantos de las brujas. Inclusive, se tiene conocimiento que las escobas al interior de los hogares eran dispuestas con las cerdas invertidas para evitar que las brujas las robaran para viajar al monte Brocken.
Para muchos historiadores modernos la Noche de Walpurgis no es más que el conjunto de ideas basadas en la superstición y el miedo a lo desconocido mezclados con elementos del pasado y tradiciones alteradas de los mitos nórdicos y germánicos en la imaginación de los hombres.
Se destaca que el Walpurgisnacht aparece en la obra “Fausto” del escritor Wolfgang Goethe haciendo referencia al vuelo de las brujas rumbo al festival.

La noche de Walpurgis ha hecho su aparición también en una versión en la película animada de Walt Disney “Fantasía”.
El Walpurgisnacht o “Noche del Diablo” también se ha asociado de forma mítica con la fundación de los Iluminatti o Iluminados de Baviera, una orden secreta creada por el filósofo alemán Adam Weishaupt durante la madrugada del 1 de mayo o Noche de Walpurgis de 1776 junto con dos de sus seguidores, cuyo objetivo era promover las doctrinas de la igualdad, fraternidad y libertad en toda la sociedad; aunque en la cultura popular y las «teorías de conspiración» se ha asociado a que la orden de los Iluminatti habría realizado un «pacto con el Diablo» en la Noche de Walpurgis para establecer el dominio del mundo a través del control oculto de líderes políticos, reinos, culturas e incluso otras sociedades secretas para la creación de un gobierno único de alcance mundial bajo su mando.
Actualmente el Walpurgisnacht o “Noche de Brujas” es festejada en muchos países de Europa como Alemania, Suecia o Finlandia; aunque las formas de celebración varían, consisten generalmente en hogueras en el campo y fiestas familiares con bebida y comida como forma de dar la bienvenida al verano y con festivales con música folclórica local acompañados de fuegos artificiales.
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