Origen y consideración de los Dioses Egipcios.
Los egipcios veneraban a múltiples dioses y diosas en una religión prácticamente politeísta; a veces resulta difícil saber quién era quién ya que los dioses del Antiguo Egipto tuvieron ciertas atribuciones comunes, así como diferentes modificaciones a lo largo de su historia en cuanto a su adoración por parte de los egipcios, al grado que en algunos casos fueron fusionados entre sí.
Característicamente, muchos de los dioses del país del Nilo eran representados por animales: en un templo un mandril podía ser Thot, dios de la sabiduría; en otro, la figura de una gata o leona, podía representar a la diosa felina Bastet; un águila, era la representación del dios Horus; un cocodrilo, el dios Sobek, etc. En formas más comunes, algunos dioses tenían forma humana y ciertos rasgos que los caracterizaban, pero otros tenían conformación antropomorfa: mitad hombre, mitad animal, comúnmente: cuerpo humano y cabeza animal.
Cada uno de los 42 distritos administrativos o «nomos» tenía un “dios propio” desde la época predinástica, es decir, antes de fusionarse para constituir el Imperio Egipcio o período dinástico cuando los primitivos faraones eran reyezuelos locales o simples caudillos.
Con el paso de los siglos sobrevinieron las conquistas o anexiones de los nomos, logrando una fusión de comarcas y así la mezcla de dioses locales.
Estos dioses fueron en un principio de carácter totémico y adquirieron conformación y atributos en función de la situación en que vivían los primeros habitantes del Nilo (hambre, guerra, peste, nacimiento, muerte, cosecha, etc.) junto al ambiente de la naturaleza. De este último ambiente natural derivaron los fenómenos naturales (el movimiento del sol, la luna, las estrellas), los cambios estacionales (crecimiento del Nilo, época de sequía, etc.) y la observación inmediata de los animales e insectos (leones, halcones, cocodrilos, etc) que influenciaron en la concepción de los dioses y su relación con el ser humano egipcio.

Además de otros que podían ser considerados como dioses estatales (Amón, Ra), en cambio estaban los dioses conocidos y estimados por sus cualidades que eran parte de la vida diaria el antiguo Egipto: Osiris, dios de los muertos y la resurrección; Anubis, dios de los enterramientos; Horus, dios guerrero y defensor de Egipto; Isis, madre primigenia a la cual se le dotó de innumerables atribuciones, por lo común protectoras y benéficas, etc.
Otros dioses por el contrario eran populares por sus manifestaciones o situaciones emblemáticas en toda la sociedad egipcia, carecían de templos y ritos específicos, pero eran parte de un patrón cultural; ejemplo de ello era: Bes, dios enano, burlón, grotesco y bailarín, era el dios de las fiestas, el jolgorio y protector de las casas, el hogar, la familia y los músicos. Muchos hogares egipcios tenían estatuillas o imágenes del mismo en sus hogares como símbolo de protección. Tuaret, diosa hipopótamo benéfica y protectora de las mujeres embarazadas, de los partos, el amamantamiento y protectora de los niños. Era una diosa muy popular, especialmente entre las clases humildes egipcias.
El Sol era el astro dominante, del cual se dependía para la luz del día, el cambio de las estaciones y las cosechas, por lo que algunas deidades egipcias retomaron al sol como su símbolo y como tal hacia la deidad dominante, aunque este mismo dios podía tomar formas y explicaciones diferentes así como los mitos adaptados hacia el mismo, ejemplo: Al amanecer el solo era Jepri,el escarabajo que empujaba el disco solar sobre el Oriente. Al atardecer era Atón o un anciano que se podía convertir en Harajti-Ra, el gran halcón que se eleva al cielo.
El sol era considerado responsable de la creación: gente, animales, fertilidad de la tierra y su movimiento celestial como el viaje del rey a través del cielo y al ocultarse en el horizonte como su viaje en el inframundo. Como Amón-Ra, era el solo el rey de los dioses, guerrero y protector del faraón cuando salía en campaña militar.
El faraón Akenatón vio al dios Sol como un disco cuyos rayos terminaban en manos humanas que entregaban el signo de la vida a la familia real, y desterró a los otros dioses. Su hijo Tutankamón restableció sus cultos.
La religión y los atributos de los dioses egipcios es confusa, ya que las fuentes acerca de los dioses egipcios no son exactas; esto debido a que los mitos relacionados con los mismos y sus atributos sufrieron modificaciones a lo largo de los siglos en la historia del reino del Nilo, esto con el fin de encajar dogmas y explicar las inquietudes e interrogantes de los habitantes de Egipto además de encajar en la forma del pensamiento de los mismos.
En otro aspecto, un dios determinado podía tener las mismas atribuciones que otro dios, ocasionando una mezcla o subordinación del mismo sobre el otro. Esta condición podría explicar el conjunto de las tríadas de los dioses (familia de dioses: padre, madre e hijo) o el desarrollo de mitos de creación donde un dios engendraba a otro o se emparentaba con otro.
Es plausible que esta condición se deba a que en un principio los nomos (regiones del Antiguo Egipto) fueron independientes y cada uno contaba con su dios principal. Con las posteriores conquistas de un nomo por el otro, el dios supremo del territorio conquistado pasaba a fusionarse con el dios del nomo conquistador, adquiriendo otras atribuciones o “poderes”, pasando a ser un dios de segundo orden o su culto quedaba en condición como un dios local. Un ejemplo característico serían dioses como: Ptah, el dios Knum (Kanum o Janum) o Sobek, dios cocodrilo, dioses predinásticos supremos y “creadores de la vida” cuyos cultos son remotos y quedaron circunscritos a un territorio específico especialmente durante el Imperio Nuevo.
En otro orden es posible que el dios del territorio conquistado fuese absorbido por los conquistadores adquiriendo mayor preponderancia por su llamativo aspecto o sus atribuciones.
También es factible teorizar sobre la introducción de dioses extranjeros al reino de Kemet por pueblos inmigrantes o invasores y con el paso de los siglos fueron adoptados, fusionados y asimilados por los egipcios en función de su cultura.
Además, la preponderancia y la popularidad de un dios egipcio entre los habitantes de Kemet radicaba en sus atribuciones y su representación relacionados con la vida de los pobladores.
Amón podía der el dios supremo durante el Imperio Nuevo del Antiguo Egipto; pero dioses como Osiris, Isis y Horus tuvieron enorme relevancia entre los antiguos egipcios cuyos dogmas perduraron durante gran parte de la historia del país del Nilo.
De todos los cultos conocidos del Antiguo Egipto, el culto a la diosa Isis, resultó ser admirablemente el de mayor duración de todos los dioses egipcios, al grado de ser absorbida como diosa por el Imperio Romano como parte de su panteón y perdurar durante la época cristiana en Egipto y Roma junto con el persa Mitra y el de los nórdicos: Odín y Thor en las fronteras de Roma con Germania.
Es necesario comprender que muchos dioses fueron populares entre toda la población; en cambio otros tenían popularidad solo en algunas ciudades y escasamente eran conocidos fuera de su territorio. Un dios pudo tener gran popularidad durante un período específico en el lapso de tiempo del Imperio Egipcio pero su veneración podía decaer y ser relegado posteriormente quedando circunscrito a un culto determinado o a una ciudad por otra deidad suprema.
Es conocido como caso emblemático el dios Ra quien fue el dios supremo de los faraones y deidad nacional durante las primeras dinastías de la civilización egipcia; pero cuyo papel preponderante y atributos fueron mezclados con el dios Amón a partir del Imperio Nuevo al grado de ser conocido como Amón-Ra.
Bases de la religión egipcia. Faraones, sacerdotes, templos, el Maat y los dioses.
La religión egipcia estuvo caracterizada por toda una serie de divinidades que según sus fundamentos tenían control sobre diversas situaciones en el mundo en el que vivían inmersos los egipcios (nacimiento, guerra, medicina, sabiduría, muerte y resurrección, amor, deseo, victoria, prosperidad, placeres, tormentas, enfermedades, sanación, etc.), los cuáles debían ser venerados y mantener buenas relaciones con ellos para mantener un equilibrio en la vida y la existencia, de lo contrario, sobrevendría “el caos”; este último, era entendido como la destrucción del mundo en general, por lo que mantener un Equilibrio de la existencia era indispensable.
Mantener las buenas relaciones con los dioses implicaba honrarlos, en un principio dicha relación consistía en las ofrendas hacia un tótem o símbolo que representaba a un dios y que evolucionó hasta la veneración de los elementos naturales que encarnaban la fuerza o energía del dios y la configuración de una estatua que simbolizaba al dios mismo.
En este proceso existió una mezcla del dios y la naturaleza, específicamente su identificación con elementos celestiales como el sol, el cielo, la luna y las estrellas, así como elementos naturales como: el Nilo y el desierto y, por supuesto, la fauna local egipcia: el halcón, el ibis, el babuino, el hipopótamo, el chacal, etc., logrando dotar al dios de una simbiosis antropomorfa y ambiental característica de ciertos dioses egipcios: un dios con cuerpo humano y cabeza de animal y con simbología solar o celestial.
A estos dioses debía rendírseles tributo y seguimiento, por lo que nació un dogma y un mito otorgado a los mismos, lo que implicaba los atributos del dios, su liturgia, sus símbolos, sus necesidades y su comportamiento.
Este dogma, evidentemente, estuvo relacionado en su nacimiento con los primeros grupos humanos que se asentaron a lo largo del Nilo y como comenzaron a adorar a la naturaleza y la concepción de entidades espirituales cuyo liderazgo fue tomado por los primitivos faraones y arcaicos sacerdotes, quienes como guías tribales primigenios, se tornaron intérpretes del supuesto requerimiento de los nacientes dioses, lo que daría origen con el paso del tiempo a una religión establecida con sus ritos y templos, acontecimiento que permitiría a los sacerdotes y faraones ostentar su poder y justificar sus acciones y decisiones frente a la población temerosa de una deidad.
Dicho dogma explicaba las interrogantes e inquietudes de los habitantes del Nilo en su relación con la vida y sus diversas situaciones: ¿por qué las enfermedades? ¿Por qué la muerte? ¿Por qué las tormentas y las sequías? ¿Qué significa el movimiento de los astros? ¿Por qué la separación del cielo y la tierra?, etc.
La diosa Bastet por ejemplo, era una diosa leona benéfica, pero que al tornarse furiosa se convertía en la diosa leona Shekmet cuya furia desencadena tormentas de arena, desgracias, plagas y calamidades ambientales y telúricas; por lo que para apaciguarla se debía rendir tributo a su persona por medio del rito de festivales donde abundaba la cerveza entre la población. Este mito buscaba explicar el origen de los problemas naturales y una forma cómo evitarlos o controlarlos.
El mito de la diosa Bastet incluía que los mismos dioses, temerosos de su agresivo comportamiento, le emborracharon con cerveza para calmarla. Y su furia, explicada en el entorno egipcio, estuvo relacionado con el ambiente que rodeaba al habitante del Nilo, cuya observación radicó en el mamífero felino de la leona cuya furia y actividad de cacería sobre otros animales en la estepa africana era conocida causando gran temor, respeto y admiración.
Se puede deducir de este hecho que el mito habría nacido también como una forma de control de la población por parte del sacerdocio al permitir ciertos festivales donde las personas podrían descargar sus emociones.
A todas estas interrogantes se les otorgó una serie de respuestas vinculadas con los dioses y su comportamiento.
Los dogmas egipcios nacen por lo tanto de los planteamientos de los habitantes del Nilo en su vida cotidiana en relación con la existencia y en función con el medio ambiente en que vivían, lo que resulta en una visión particular del Antiguo Egipto.
Es en esta medida que nacen los mitos de los dioses, que explican sus orígenes y las causas de ciertos eventos en relación con el Antiguo Egipto.
Estos mitos, que para los egipcios eran “dogmas de Fe”, tenían relación con la vida de los habitantes del Nilo, su entendimiento, relación y percepción con el entorno en el que habitaban en conjunción del poder de los dioses. Los mitos más reconocidos relacionados con la religión egipcia fueron: “el Juicio de Maat”, el cual consistía en el juicio al alma de la persona al fallecer y su destino hacia un paraíso o la destrucción de su alma; la creación de los dioses o el “Mito de la diosa Isis y el dios Osiris” en el rito mortuorio y la momificación, los mitos de “la creación del Mundo” y la lucha entre “Horus y Set” entre otros.
A su vez, al adorar a dichas entidades, el ciudadano egipcio podía conseguir favores en su vida cotidiana: protección, salud, fertilidad, sanación, etc., y principalmente conseguir la supervivencia del alma tras la muerte en el paraíso, un lugar similar a la tierra de los vivos, con la salvedad que era alegrada por los mismos placeres terrenales. Para acceder a dicho mundo debía el alma del egipcio (hombre, mujer, niño o anciano) tras la muerte comparecer al juicio de los dioses, dirigido por el dios Osiris, donde el corazón del difunto era pesado en una balanza junto con la pluma Maat que significaba una especie de equilibrio y verdad. Si la pluma pesaba
Para alcanzar la vida después de la muerte el habitante egipcio debía llevar una vida plena congraciándose con los dioses y obedeciendo su mandato. Este mandato de los dioses era interpretado y representado por la figura del faraón quien se convertía en el representante absoluto de los dioses, especialmente de la divinidad primordial del Imperio Egipcio, por lo común, un dios nacional de carácter solar como el dios: Ra o el dios Amón.
Esta situación hacía que el mandato del faraón fuese considerado como de “origen divino” y como tal el único “mediador” e intérprete de la voluntad divina entre los hombres y los dioses lo que condujo a establecer que el faraón era la encarnación directa del dios, “dios/viviente” o el dios Sol Ra – Amón encarnado. Al mismo tiempo era relacionado con el dios Horus.
Al morir el faraón, su espíritu se fusionaba con el dios, en este caso, con el dios Osiris, dios juez y regidor de los muertos, convirtiéndose el faraón, tras su “muerte terrenal”, en un ser inmortal, hecho que explicaría las gloriosas tumbas en su honor como las pirámides las cuáles contenían templos accesorios donde eran desarrollados ritos en honor al faraón difunto.
El faraón no solo era responsable de la seguridad militar, jurídica y legislativa (comandante del ejército, juez y dictador de leyes) de Egipto, sino tenía también el papel de regir los principales ritos para apaciguar a los dioses frente a la población por su origen divino o como “dios encarnado”. Evidentemente, este hecho era para justificar y dotar al faraón y su familia de una autoridad real.
Sin embargo, el faraón no podía estar en todos los lugares de culto y ciudades al mismo tiempo, por lo que en su ayuda en las distintas comarcas del Antiguo Egipto estaba la casta de sacerdotes, quienes eran los encargados de representar y sustituir al faraón en los diversos ritos de los dioses y así lograr mantener la buena relación entre una deidad con los ciudadanos egipcios.
Los sacerdotes, teóricamente, no eran depositarios de una verdad revelada, sino que actuaban oficialmente como funcionarios que desempeñaban funciones de ritos religiosos por orden del faraón. No obstante, en la práctica, y con el paso del tiempo, los sacerdotes crecieron en número dando origen a una casta sacerdotal con diversas funciones y jerarquías al grado de conseguir poder e influencia por medio de la religión sobre la población y sobre el mismo faraón, el ejército y la nobleza.
Si un faraón quería reinar con beneplácito, debía conceder privilegios a los sacerdotes; por lo que se ha analizado que la casta sacerdotal, especialmente la perteneciente al dios nacional (Ra, Amón, Horus) compartían cierta influencia con el rey egipcio; ya que los sacerdotes no solo obtuvieron el poder de interpretar los requerimientos de los dioses, sino de establecer sus dogmas y rituales.
Este acontecimiento estuvo marcado en períodos donde la infalibilidad y autoridad religiosa del faraón era cuestionada, especialmente en períodos de guerras y catástrofes naturales que el faraón no podía solventar con su imagen de “dios viviente”.
De esta forma entre el poder del monarca y el sacerdotal dio paso a la creación de los templos, como centros de recogimiento espiritual donde se regía el culto, rito y celebración litúrgica de los dioses.
Estos lugares eran considerados sagrados y considerados como la “Casa del Dios”. A estos centros religiosos no podían acceder los egipcios para rendir homenaje al dios (en forma de estatua) y solo podían ingresar el faraón, miembros de su familia y los sacerdotes oficiales del culto para ejercer el oficio ritual. La casta sacerdotal en el antiguo Egipto no solo acaparó el conocimiento teológico, sino el científico entre la medicina, la arquitectura, la ingeniería, la escritura, las matemáticas, la geometría, etc. Los templos tuvieron sus bibliotecas y fueron centros de conocimiento científico y de enseñanza o “Colegios sacerdotales” donde los futuros sacerdotes y escribas recibían instrucción.
Entre los más famosos estuvieron el Heliópolis, Hermópolis, Menfis y Tebas. Cada una con sus propios planteamientos teológicos.
La religión egipcia no era una religión revelada donde el creyente egipcio debía unirse por completo sin reservas para aceptar a un dios como “divino”. La religión egipcia era más bien un patrón cultural en la población del Nilo y era de carácter litúrgico, es decir, una serie de ritos cuyo principal objetivo era la supervivencia del alma después de la muerte y evitar el caos.
El Panteón Egipcio. Deidades más relevantes.
La complejidad del panteón egipcio refleja un largo proceso de evolución y unificación del país del Nilo y sus nomos, desde los orígenes predinásticos, con una serie de dioses locales que trascendieron hasta convertirse en divinidades nacionales o populares, adoradas por todo el país de Kemet, mientras que otras entidades fueron divinidades circunscritas a ciudades o ciertas comarcas.
Evidentemente, no todos los dioses egipcios surgieron durante un único período de tiempo, sino que nacieron y evolucionaron en un largo proceso de asimilación que tardaría siglos, hecho que explicaría la preponderancia de unos dioses sobre otros. Desde el período protohistórico, Egipto estuvo dividido en comunidades independientes con sus propias divinidades particulares y con la unificación del país, las entidades más importantes adquirieron preponderancia.
Los dioses egipcios nacen en un principio, según la teoría más aceptada, como parte del totemismo inicial (objeto inanimado o fenómeno natural considerado divino, relacionado con la identidad de un pueblo o clan, al cuál se le añaden ciertas prácticas y creencias religiosas) hasta adquirir relevancia como figuras que representaron un orden por medio de ritos y ceremonias determinados dirigidos por el faraón y los sacerdotes en los templos. Este proceso de formación requirió un largo proceso de tiempo, donde ciertas divinidades se fusionaron entre sí hasta conseguir un dios en específico, al cual también se le dotó de atributos.
El politeísmo religioso egipcio nace debido a que cada nomo o región tenía su propio dios y al ser el nomo conquistado o aliado de otro, llegaría a formar parte del Reino Egipcio sin deshacerse de su dios local. Los habitantes de los nomos del Nilo, unidos en una sola nación, sin poder eliminar a uno u otro dios, el cuál ya formaba parte de las creencias de un pueblo, absorberían en su luagr a dichas entidades para asimilarlos a una nueva cultura, naciendo un panteón de dioses con atribuciones diferentes y/o similares: un dios de los muertos, una diosa de la maternidad, un dios guerrero, una diosa furiosa, un dios embalsamador, un dios del desierto, una diosa de la belleza, etc.
Los dioses más preponderantes adquirirían mayor culto y veneración, sufriendo cambios y adaptaciones durante siglos, así como una múltiple naturaleza; hechos indispensables para comprender a los dioses y la regiliosidad del Antiguo Egipto.
Estos mismos dioses fueron rivales entre sí en cuanto a su adoración por los distintos pueblos a lo largo del Nilo, por lo que se les adjudicó un poder o cualidades que encajaban en el pensamiento, inquietudes y deseos de los pobladores. Otros dioses por el contrario fueron relegados por divinidades más fuertes, de mayor veneración o mayor relevancia; aunque sus cultos persistieron como entidades locales de ciudades. Es aquí donde surge la confusión de ciertos aspectos y atributos que algunos dioses comparten entre sí y la modificación que sufrieron con el paso del tiempo.
Otros dioses no alcanzaron a obtener un culto o un templo específico de veneración (al menos donde se tiene constancia) y pese a ser ampliamente reconocidos eran relacionados entre la población local con altares privados en los hogares egipcios, en especies de ermitas en ciertas localidades o simplemente venerados por su conocimiento como parte del panteón egipcio.
Dioses como Amón, Ra, Sobek, Kanum, Phat, fueron dioses primigenios “Creadores” del mundo y los hombres que tuvieron relevancia como “dioses nacionales” o «dioses de los faraones» y representantes de las diferentes dinastías y que poco a poco ganaron o perdieron relevancia.
Dioses como Anubis, Osiris, Isis, Horus, Seth, mantuvieron su presencia por largo tiempo en la Historia del antiguo Egipto y aunque no fueran catalogados como dioses «nacionales» o «creadores», mantuvieron gran influencia sobre la población egipcia (inclusive mucho mayor que dioses como Amón o Ra), hecho debido al culto y atribuciones de estos dioses en relación con las actividades diarias del pueblo egipcio.
Una forma de clasificación de los dioses egipcios resultaría en: 1) dioses «nacionales» o emparentados con la realeza egipcia de los faraones (Ra, Amón, Atón, Ptah, etc.) 2) dioses primigenios de la creación (Shu, Nut, Geb, etc.) 3) los dioses de los elementos naturales y/o relacionados con las actividades egipcias (Horus, Thot, Seth, Anubis, Hathor, Min, etc.) y, por último, 4) los dioses menores (dios enano Bes; dios Nepri, etc).
Esta clasificación sería engañosa y confusa; pues muchos dioses egipcios tienen atributos y funciones similares. Sekhmet, diosa leona guerrera al igual que Horus; Hathor diosa de la belleza al igual que la diosa Isis; Tuaret, diosa de la maternidad y las mujeres en proceso de parto al igual que la diosa rana Heket; dios carnero Kanum, dios de la fertilidad similar al dios Min.
Otra clasificación más adecuada y simplificada del panteón de los dioses egipcios establecería su división en tres grupos: Dioses Cósmicos (Solares); Dioses Antropomorfos (con cabeza de animal); Dioses con forma humana.
Dioses Cósmicos.
Ra.
Dios solar por excelencia. Fue adorado por los egipcios desde tiempos remotos, estableciéndose su culto oficial identificado con los faraones desde la dinastía IV y V siendo la entidad nacional. Su supremacía fue de gran importancia en todo Egipto desde el Imperio Antiguo y los reyes tomaban el título de: “Hijo de Ra” y cuya preponderancia teológica estuvo presente en casi toda la historia del Antiguo Egipto.

Ra era un dios antropomorfo. Solía ser representado como un hombre con cabeza de Águila e identificado con el sol, con una corona con un disco solar del cuál emergía un áspid, por lo que con la navegación celestial del astro del día, se le adjudicaron historias y relatos mitológicos. Durante el Imperio Nuevo ciertos de sus atributos fueron absorbidos por el dios Osiris; aunque sin lograr nunca desplazarlo.
En la mitología egipcia Ra tomaba la forma del sol, viajaba a través del cielo y se creía que lo hacía montado en una barca en dirección de Oriente a Occidente, en un viaje que iniciaba con el nacimiento del sol al amanecer hasta su puesta en el horizonte del crepúsculo; de día viajaba en una barca conocida como Mandjet; por la noche viaja en una barcaza pequeña llamada Mensenktet. El periplo del viaje Ra durante el día era el astro rey dominante y victorioso; al desaparecer en el horizonte Ra viajaba hacia el Duat, el inframundo o el mundo de los muertos, sobreviniendo la noche sin los rayos del sol. En el Duat Ra luchaba contra seres malignos y contra la serpiente demonio Apofis a quien derrotaba, más no la mataba, evitando que la serpiente y los seres malignos destruyeran el mundo y sobreviniera «el caos» en la existencia. El sol emergiendo en el horizonte, en un nuevo amanecer, era el símbolo indiscutible que Ra había triunfado sobre las fuerzas del mal escapando del Mundo de los Muertos y se levantaba victorioso hasta alcanzar su cenit en el mediodía, para posteriormente retornar al Inframundo al anochecer y luchar nuevamente contra las fuerzas del caos. En algunos mitos posteriores Ra era ayudado por la diosa Maat en su lucha. El viaje y la lucha de Ra era el símbolo de la eterna batalla entre el bien y el mal para los egipcios.

Ni el dios Amón del Imperio Nuevo logró suplantar a Ra en sus aspectos teológicos; ya que, por el contrario, fue fusionado con el mismo adoptando sus características como “Amón-Ra”, esto debido a que la figura de Ra fue objetivo de sincretismo para la unificación de ciertos nomos y regiones. También fue fusionado con el dios Atúm o «Atúm-Ra».
Ra tenía los atributos de creador de la vida y el responsable del ciclo de la muerte y la resurrección con su viaje en el cielo y el inframundo.
Amón.
Dios supremo de Egipto llamado “el oculto”. Aunque sus orígenes no son claros, se cree que fue un dios relacionado con el aire y el viento que logró preponderancia siendo su procedencia la ciudad de Tebas. Su culto supremo es establecido durante el Imperio Nuevo como la religión estatal y dios representante y tutelar de los faraones quienes hicieron de este dios el legitimador de su autoridad, es decir, que la elección de un rey y su legitimación era por mandato divino de Amón, respaldado por el clero del dios. Sin embargo, sus orígenes podrían rastrearse desde el Imperio Antiguo o Medio en Tebas, siendo un dios en el anonimato que con el tiempo ganó preponderancia desplazando a otros dioses como Montu.

Los textos egipcios denominana a Amón con los nombres de: «El Rey de los dioses». Sus atribuciones fueron los de un dios universal creador de todo lo conocido por lo que se le denominaba con el título de: «el que existe en todas las cosas». Generalmente era representado como un hombre que lucía una corona de dos largas plumas y de piel color azul. En otras representaciones toma la forma de un toro y el de un ganso. En otras ocasiones tomó comúnmente la imagen de un carnero o macho cabrío (posiblemente sincretizado y/o desplazando al dios Kanum); aunque la versión más extendida es que la dominción del reino de Kush por los egipcios hizo que el dios principal de esta región conquistada en forma de carnero fuera sincretizado con Amón. El carnero era símbolo de virilidad y fertilidad; por lo que Amón adquirió el atributo de dios viril y tomar las cualidades del dios egipcio Min; este último relacionado con la fertilidad.
Amón también ostentó las cualidades del Maat, las cuáles eran: Verdad, Justicia y Bondad. Siendo parte de sus características como dios supremo.
En su ascenso como deidad principal del estado Egipcio sufrió el sincretismo con el dios Ra por sus atributos solares, convirtiéndose en el dios del sol y el dios supremo creador de todo lo conocido llamado: Amón – Ra. Su esposa era la diosa Murt y su hijo el dios Khonsu, siendo la tríada de dioses protectores de la ciudad de Tebas ó “Tríada de Tebas”.
Tuvo gran representación en el templo de Karnak que llegó a ser el más poderoso templo religioso de Egitpo. La élite sacerdotal del dios Amón tuvo gran poder e influencia. Fue adorado en la ciudad de Heliópolis y en Luxor como entidad solar.
Su culto sufrió un duro golpe con la invasión de los Asirios en el 664 a.C. y permaneció vigente hasta la llegada del cristianismo a Egipto. En la época greco-romana fue asimilado con Zeus/Júpiter.
Sus ritos consistían en multitudinarios desfiles de habitantes del Nilo que seguían la estatua de Amón que era transportada en hombros por los sacerdotes. Entre sus famosas celebraciones estaban la Fiesta de Opet y La Fiesta del Valle.
Atón o Aten.
Era un dios sin forma y único cuya simbología era el disco solar totalmente distinto a la concepción del sol del dios Ra.
Nunca se le atribuyó forma alguna humana o animal, y su culto estuvo ligado al poder físico y la acción del sol. El culto de este dios fue diferente al resto del dogma de la religión tradicional del Antiguo Egipto, ya que fue considerado como un dios “único existente” y como el origen de toda vida y poder sobre la tierra.
El culto del dios Atón excluía el culto del resto de los dioses del antiguo Egipto a los cuáles consideraba como “inexistentes” a todos los demás dioses egipcios lo que le daba un título de universalidad.
Su culto estuvo presente durante el reinado de Amenhotep III y su hijo quien tomó el nombre de Akhenatón («la gloria de Atón») estableció el culto del Dios Atón en todo Egipto, eliminando y prohibiendo la adoración del resto de los dioses egipcios. Por otro lado, se cree que podrían existir rasgos del surgimiento de Atón previamente a Amenhotep III.
El culto de Atón decayó con la muerte del faraón Akhenatón.
El sol, símbolo de Atón, era representado irradiando con sus rayos todas las cosas, cuyo significado era el origen de la vida de todo lo existente y el otorgar el poder al rey por lo que todas las tierras y todos los pueblos están sujetos a Atón, debiéndole su existencia y por lo tanto su lealtad. Se ha postulado por algunos historiadores que tal dios pudo ser el dogma teológico antecesor de las religiones monoteístas.
Atúm.
Dios creador y primigenio. Fue el dios primitivo de Heliópolis y el lado del Delta del Nilo. Era un dios con forma humana que portaba la doble corona de Egipto. Fue asociado con el sol y posteriormente con el dios Ra. Se le atribuyeron con el tiempo los símbolos de los animales del carnero y el Ave Fénix.

La cosmogonía del sacerdocio de la ciudad de Heliópolis manifestaba que Atúm había nacido del océano primigenio o Nun por sí mismo y en varias versiones sustituía a Ra, engendrando a Shu y Tefnut y estos a su vez a Nut y Geb y estos últimos a Osiris, Isis, Horus, Seth y Neftis. Esta agrupación era conocida como la Enáeada o Pesedyet, es decir, los nueve dioses engendarados por el dios primigenio Atúm como líder de la creación. La teología de la ciudad de Menfis en cambio aseguraba que Atúm había nacido del propio corazón de Path.
No está claro de qué modo su naturaleza con el sol poniente fue el resultado de ser identificado con Ra. Es posible que fuese simplemente un dios-creador y con el paso del tiempo fuese equiparado con Ra, llevando a su identificación con él. Se le adjudicaron los epítetos de: «El que existe por sí mismo» y «El Perfecto». Hacia el Imperio Nuevo sería asimilado como Amón.
Nut.
Era la representación del cielo como una figura femenina desnuda con el cuerpo moteado por estrellas. No tenía culto explícito o un lugar determinado de adoración; sino que era una diosa venerada como entidad cosmogónica procreadora.
Representaba al cielo o bóveda celeste. Era conocida además con el nombre de: «La grande que engendra a los dioses». Su representación gráfica del mito egipcio consistía en una mujer desnuda describiendo un arco con su cuerpo sobre su hermano y esposo Geb, con su padre Shu intentando separarlos. Con la unión de Geb con Nut, esta daría a luz a los dioses: Osiris, Isis, Seth y Neftis. En otras versiones se incluye también al dios Horus como engendrado por Nut y el ave Fénix o Bennu. En otras versiones era representada en sarcófagos o murales como una mujer con alas en sus brazos extendidos protegiendo el cuerpo del difunto para ayudarlo a renacer en la otra vida.
En los mitos iniciales Nut daba luz al sol que luego viajaba por el cielo hasta alcanzar la boca de la diosa y desaparecer en su interior para entrar al Duat para renacer al dia siguiente. En el período Greco Romano de Egipto fue asimilada como la diosa Rea.

Geb o Seb.
Dios de la tierra que era representado yaciendo en el suelo mientras la diosa Nut se inclinaba sobre él. En otras representaciones tiene la piel de color verde en representación de la vegetación con un ganso en su cabeza, siendo este animal su símbolo.
Era conocido como el «príncipe de los dioses». No tenía dedicado un templo siendo parte de la mitología cósmica egipcia.
Debido a la representación egipcia de Nut y Geb, es posible que ambos fuesen antiguas concepciones primigenias de entidades cósmicas antes del aparecimiento o predominio de dioses como Ra u Osiris en el valle del Nilo y al competir con ellos, se les otorgó el título de madre y padre de los dioses primordiales. Entre los atributos de Geb estaban el ser guardián de las puertas del inframundo y mantener a las almas de los hombres que habían sido injustos en vida como prisioneros en el Duat. En el período Greco Romano fue equiparado con Cronos.
Shu.
Era el dios cósmico del espacio y los cambios atmosféricos y la fuerza vital del universo. Representaba la luz y el aire, los fenómenos de la naturaleza benéficos, el calor del sol del verano y el viento frío del norte. Era hijo de Ra y el padre de Nut y Geb. En su mitología levantó a Nut del cuerpo de Seb separándolos para evitar así el caos en la unión del cielo y la tierra.
Era representado por medio de una figura enteramente humana coronado con una pluma de avestruz o cuatro plumas segmentadas sosteniendo un bastón uas y una cruz Anhk. También era representado en forma de león.
Se lo consideraba esposo de la diosa Tefnut (diosa vivificadora y de la humedad).
Es posible que en sus formas primitivas Shu haya tenido las funciones del dios Osiris y ser considerado como un dios Creador para adaptarse el mito de Ra.
Hapi o Happi.
Era el dios del Nilo, considerado como dios vivificador y generador de la vida y la fecundidad, debido a la importancia simbólica del río Nilo para generar la vida y las cosechas en el Antiguo Egipto, especialmente en sus períodos de inundación.
Comúnmente era representado como un hombre de piel verde o azul, barbudo, con barriga y pechos de mujer y con una planta de loto sobre su cabeza (en su forma de adoración en el Alto Egipto) o con una planta de papiro (para su representación en el Bajo Egipto) sosteniendo una bandeja con productos de la tierra (cosecha de la tierra por la irrigación del Nilo).

Era adorado en Nilópolis, y también en las capillas que marcaban las fases de la navegación distribuidas en el Nilo, en promedio en total de cien a lo largo del río. Se celebraban sus festejos al crecer el Nilo y con sus himnos en honor al río le eran atribuían toda la prosperidad y bondades a sus beneficiados.
Ptah.
Dios considerado como “Maestro constructor”, “Dios Creador” y “Dios de la Magia”. Tuvo muchas titularidades como dios “sanador” o dios médico, hechicero, dios de los alfareros, albañiles, mago, etc.
Era representado como un hombre de piel verdosa, envuelto siempre en un sudario, utilizando el collar menat, un casco, barba recta, portando un cetro y de pie sobre un pedestal.

Fue el dios más popular del Imperio Antiguo y posiblemente del período predinástico en el bajo Egipto, pero fue relegado por Ra y luego por Amón. No obstante, su culto quedó circunscrito a la ciudad de Menfis como su deidad local. También tuvo templos de adoración en Deir el-Medina y en la región de Sarabit al-Khadim de la península del Sinaí.
Según la cosmogonía de la ciudad de Menfis, el dios Ptah creó a los dioses, que son atribuciones y modos de su creador, estableció las regiones o nomos del Antiguo Egipto, construyó las ciudades, determinó el lugar de culto de cada dios, creó sus templos y estableció las formas de culto de los mismos.
Dioses antropomorfos o con cabeza de animal.
Knum (Kanum o Janum).
Dios carnero, cuya representación era el animal del macho cabrío. Era conocido como el Demiurgo. En otras ocasiones era representado como un dios con cuerpo de hombre y con cabeza de carnero, portando la corona atef o comúnmente la corona nemes.

Era conocido como el dios “alfarero” ya que según su mito creó al primer hombre y a la primera mujer con su torno de alfarero a partir del lodo del Nilo. También era considerado como dios Supremo o Creador pues fabricó el “Huevo Primordial” de donde surgió la luz solar que permitió la creación del mundo conocido y el desarrollo de la vida.
Tuvo múltiples atributos como el “dios del más Allá”, “Dios del Inframundo”, “Guardián del Nilo”, etc. Se cree que el inicio de su culto fue predinástico y que posteriormente fue sustituido por el dios Ra y luego por Amón como dios “Creador de todo lo conocido”.

Su culto perduró a lo largo de la historia de Egipto y quedó circunscrito a regiones como la Isla de Elefantina (Abu en egipcio antiguo) y la ciudad de Esna. Poco se sabe de este dios. Según Heródoto parte de su culto consistía en una mujer sacerdotisa quien mantenía relaciones sexuales con un carnero (zoofilia) frente a un numeroso grupo de egipcios espectadores en un festival en honor a este dios como parte de una especie de rito. Esto hace pensar que Knum, en sus inicios predinásticos, era un dios “Creador” y al final del Imperio Nuevo terminara siendo un dios local relacionado con la “fertilidad”.
Anubis.
Dios con cabeza de cánido. Los primeros estudios de la egiptología lo relacionarían con cuerpo de hombre y cabeza de perro, zorro o chacal. Sin embargo, recientes estudios de los egiptólogos han sugerido que Anubis tenía la imagen de la cabeza del extinto lobo egipcio.

Anubis es un dios muy antiguo relacionado con la muerte y resurrección al igual que el dios Osiris. Posiblemente sus funciones iniciales como “dios del inframundo” fueron suplantadas por la preponderancia de Osiris o para dar cabida a este último compartiendo funciones en el mito del Duat como juez de las almas de los difuntos.
Anubis fue un dios popular entre los egipcios debido a sus actividades mortuorias. En la mitología del país del Nilo era el dios encargado de guiar las almas del difunto al juicio o “Duat”, era el encargado de pesar el corazón del difunto en la balanza del juicio con la pluma de Maat.

Anubis era el jefe de las legiones de los muertos; por lo que se cree que tenía también atributos de un dios guerrero del inframundo que combatía a las fuerzas infernales del Duat de ahí que fuera relacionado con la guía y protector del alma del fallecido.
Era el dios protector de tumbas y los muertos y el dios de las Necrópolis. Esta situación estaba acrecentada debido a que en la mitología egipcia Seth había despedazado el cuerpo de Osiris; su esposa Isis fue auxiliada por Anubis quien recuperó los fragmentos del cuerpo de Osiris y confeccionó su momia. Esta acción hizo de Anubis el guardián y patrono de la momificación. Al mismo tiempo Anubis había derrotado y desollado al dios Seth, cuando este último quería dañar el cuerpo del dios Osiris embalsamado y momificado, dándole protección.

Como el dios supremo del proceso de la momificación, situación importante en el embalsamamiento de los cuerpos en los ritos funerarios egipcios para su preservación en “la otra vida”, en los rituales mortuorios los sacerdotes egipcios vestían pieles de leopardo portando máscaras funerarias del dios Anubis sobre sus cabezas.

No se descarta que rituales mortuorios de carácter «mágico» estuvieran relacionados con el dios Anubis ejecutados por los sacerdotes. Entre otras representaciones de Anubis era su forma de perro guardián en las tumbas.
Thot.
Era el dios de la educación y las ciencias egipcias en general, así como de la escritura jeroglífica. Era considerado el patrón de los escribas y sacerdotes dedicados a la ciencia. También era el dios de la inteligencia. En otros atributos era también un dios abogado y defensor de los reyes; ya que entre los dioses era el dios apaciguador e intermediario.
En los mitos egipcios era el secretario del Duat (“Juicio del Alma”) por su calidad y dominio del arte de la escritura siendo el dios patrono de los escribas egipcios. El dogma egipcio refería que Thot había inventado la escritura jeroglífica. En sus inicios tuvo carácter de dios creador del Universo «por medio de la palabra» y creador de los demás dioses hasta que su papel fue relegado al de dios supremo de la ciencia. También fue un dios vinculado con la luna.

Como dios antropomorfo tenía el cuerpo de hombre y cabeza de Ibis, de ahí que esta ave le representara. También el babuino era adoptado como su símbolo; pero nunca se le configuró con la cabeza de este animal.
Estuvo relacionado con la diosa Maat y junto a ella era el responsable del equilibrio del Cosmos.
En los “Textos de las Pirámides” aparece como el protector del rey. En “el libro de los Muertos” interviene como notario del juicio de los muertos y encargado de anotar el veredicto del alma del difunto en el Tribunal de los Dioses.
Era el dios de todas las artes. Su presencia regía las casas de la Vida y templos donde se formaban sacerdotes y escribas siendo considerado el dios de la “Sabiduría”. Estuvo también vinculado como el dios de las matemáticas, el cálculo, la arquitectura y la medición. También estuvo relacionado como dios del tiempo.
Como dios relacionado con la escritura se le dedicaban himnos y plegarias los cuáles eran utilizados en textos escolares y sagrados.
Thot estuvo también relacionado con la magia por lo que era relacionado como dios Médico o “dios de la Medicina”, siendo el patrono de los médicos y considerado como dueño y poseedor de la magia vinculado como atributos del “dios Mago”.
Debido a su carácter de abogado y diplomático, fue considerado como dios mensajero de los dioses; por lo que en la época del dominio griego y romano de Egipto fue asemejado al dios Hermes o Mercurio. Su principal centro de culto fue la ciudad de Hermópolis.
Con el advenimiento de las teorías de tipo iniciáticas en la época Helenística del Antiguo Egipto, Thot se convirtió en Hermes Trismegisto.
Nekhbet y Uazet.
Fueron dos deidades femeninas importantes desde los primeros tiempos cuando el Alto y Bajo Egipto estaban separados, así como en los primeros tiempos de la unión de ambas regiones.
Nekhebt, era la diosa buitre del reino del sur o Alto Egipto, centrado en Hierakónpolis. Uazet o Uadyet era la diosa serpiente o diosa cobra del reino del norte, centrado en Buto o Bajo Egipto. Ambas deidades femeninas tenían la connotación de ser protectoras de sus respectivas regiones.
Posterior a la unificación de ambas tierras del Nilo, ambas diosas aparecen en todas las épocas como emblemas de los dos reinos, con frecuencia en calidad de soportes a cada costado de los nombres reales. Posteriormente aparecen como diosas en forma humanas coronando al rey.
Juntas eran denominadas “Las Dos Señoras” simbolizando la dualidad del poder del Antiguo Egipto. Uadyet estuvo identificada con el “Ojo de Ra” y en los mitos egipcios era su hija y una formidable defensora de su padre, escupiendo veneno para alejar a sus enemigos y energías negativas.
Bastet.
Diosa de aspecto zoomorfo con cuerpo de mujer y cabeza de gato. Era símbolo del calor solar benéfico y su nombre significa “La Desgarradora”, siendo una de las divinidades más populares del panteón egipcio. Otra forma de representación era en la figura de una gata.

Bastet tenía atributos relacionados con la maternidad y diosa de la fertilidad. Era protectora de los embarazos y era considerada la nodriza del rey. Su culto data de tiempos remotos, posiblemente predinásticos en la Bajo Egipto, siendo relacionada con el gato. Este animal era considerado como representante de Bastet y tuvo gran importancia en el Antiguo Egipto. Como mascota en los hogares egipcios, el gato era protector preservándolas de la amenaza de roedores, escorpiones, alimañas y serpientes; por lo que los egipcios le tuvieron en alta estima considerándolo sagrado. La Arqueología misma ha descubierto en Egipto muchas momias de gato preservadas en sarcófagos con necrópolis de estos animales y en tumbas de personas, muy posiblemente, como ofrendas de tipo votivo o sacrificios rituales.

Bubastis fue la ciudad consagrada a la diosa Bastet como divinidad tutelar. En la mitología egipcia Bastet tenía carácter guerrero, era hija del dios Ra y ayudaba a su padre en la lucha contra la serpiente del caos Apofis en el inframundo.
En ciertas ocasiones fue equiparada con la diosa Maat. También la diosa Bastet tenía su contraparte como una diosa colérica en la cuál se convertía conocida como la diosa Sekhmet.
Sekhmet.
Era la diosa leona, hija del sol o Ra. Era representada con cuerpo de mujer y cabeza de leona con una corona solar. Su nombre significa “La Poderosa”. Conocida además como la “La Terrible” y la “Invencible”.
En la mitología egipcia la diosa Bastet cuando se enfurecía se convertía en la diosa Sekhmet, a quien esta última se vinculaba con un alto poder destructivo que “azotaba a los hombres” a través de las tormentas del desierto, las terribles inundaciones o las enfermedades como la peste y, paradójicamente, era una diosa sanadora de las mismas. Al mismo tiempo era capaz de luchar contra los enemigos de Ra, siendo protectora de las batallas, el ambiente militar y considerada diosa de la guerra. En otras formas del mito Bastet y Sekhmet eran deidades distintas. Esta representación de la diosa Sekhmet tuvo sus orígenes en la furia de la leona como animal cazador a los ojos de los egipcios.

Fue adorada en Menfis y era considerada como la esposa de Ptah. Su culto consistía en oraciones para apaciguar su furia.
En el mito, el dios Ra, furioso con los hombres que intentaron conspirar contra él en una ocasión, envía a la diosa Sekhmet a destruirlos. La diosa leona los destruyó, pero su furia fue incontrolable y prosiguió amenazando con destruir a toda la humanidad. Ra, para disminuir la furia de la diosa, tiñó entonces de rojo la cerveza y la diosa Sekhmet la bebió para saciar su sed creyendo que era sangre, consiguiendo emborracharse y calmar su ira regresando apaciguada con su padre Ra.
Debido a este mito surgió “el festival de Embriaguez” entre los egipcios, el cual consistía en una fiesta en honor a la Sekhmet con música y bebida que simbolizaba la mitigación de la furia la diosa. También era realizado como festival ritual para evitar las inundaciones del Nilo que se producían a comienzos de año egipcio, cuando el río se teñía de rojo por el limo y como símbolo que Sekhmet sofocaba la inundación al beberse el agua en exceso y salvando así a la humanidad. Fue asociada a Artemisa por los griegos.
Heket.
Diosa rana, patrona de los partos como diosa benéfica. En otras funciones tenía los atributos de dar la vida al recién nacido y otorgar la fertilidad.
Tuvo en culto popular entre las primeras dinastías. En la cosmogonía egipcia fue la esposa del dios Shu, engendrando al dios Geb y a la diosa Nut.
Posteriormente hacia el Imperio Medio y Nuevo, sus connotaciones fueron modificadas asimilándola en varias regiones con la diosa Isis y con Hathor tomando forma humana, por lo que es posible que esta diosa sea la precursora de otras deidades femeninas.
A pesar de ser una diosa rana; comúnmente era representada de forma humana femenina completa.
Sobek.
Dios cuerpo de humano con cabeza de cocodrilo. Se cree que el dios Sobek era un dios “Cósmico Creador” cuyos orígenes podrían remontarse hacia el período predinástico con múltiples y variadas atribuciones siendo sustituido y/o relegado por dioses como Ra o Amón.

En otros mitos Sobek era un dios que había emergido de las aguas del caos que originaron al mundo conocido. Tuvo carácter benéfico en algunos períodos del Antiguo Egipto y en otros tuvo carácter maligno.
En su carácter benéfico, y principalmente conocido, era “protector de los hombres” por lo que podría haber sido catalogado como un dios guerrero en sus inicios predinásticos. Era considerado el “dios de las aguas” por lo que se asociaba al Nilo y los oasis donde hubiera cocodrilos.
En algunas versiones confusas del mito de Osiris y Horus, Sobek habría ayudado al dios Seth (en su versión maligna de los mitos egipcios) a escapar de la furia del dios Horus, siendo Sobek un demonio del Duat o inframundo. En otras versiones ayuda al nacimiento del dios Horus y ayudó a destruir a Seth. También ayudó a rescatar a los hijos de Horus.
Estuvo asociado como esposo de las diosas Hathor, Neit y Heket en diversas fuentes en diferentes períodos del Antiguo Egipto, por lo que pudo tener implicaciones con la fertilidad masculina.

Su principal culto estuvo radicado en la ciudad de Shedet o Cocodrilópolis en el oasis de Al – Fayum en cuyos templos los sacerdotes criaban cocodrilos según Heródoto.
El faraón Amenemhat III, sexto faraón de la dinastía XII del Antiguo Egipto, erigiría como complejo funerario una pirámide junto a una edificación cerrada aledaña en forma de laberinto conocido oficialmente como el “complejo funerario de Hawara” o el “Laberinto de Hawara”, el cual estaba consagrado al dios Sobek; por lo que se estima que su culto fue muy popular durante el período del Imperio Medio y estuvo altamente arraigado en todo Egipto con un gran aparato sacerdotal.
Tueris o Tuaret.
Diosa con cabeza de hipopótamo, cuerpo femenino de mujer en estado de embarazo y mezclas de animales con cola de cocodrilo y patas de león. En algunas estatuillas o amuletos es representada con cabeza de mujer. Ostentaba una corona con cuernos y disco solar. Estuvo relacionada con las inundaciones del Nilo y su abundancia como símbolo de fecundidad. El nombre Tueris significa “La Grande”.
Era la diosa vigilante y protectora de las mujeres embarazadas, diosa protectora del parto, los neonatos (Recién nacidos), propiciadora de la leche materna y el poder de la gestación capaz de conseguir adecuados alumbramientos. (La taza de mortalidad femenina post parto y neonatal era alta en el mundo antiguo).
El culto a la diosa hipopótamo fue popular a lo largo de la civilización egipcia, específicamente en el ámbito doméstico como benefactora de las mujeres en gestación y las mujeres embarazadas, donde se erigían pequeños altares o estatuillas en su honor. Las plegarias hacia esta diosa iban dirigidas por parte de las familias y las mujeres en cinta para recibir su protección.
Es posible también que en su culto fuese una diosa relacionada a la fecundidad femenina y la capacidad de concebir.
Seth.
Dios del desierto y zonas áridas o tierra Roja infértil en contraposición de la tierra Negra o tierra fértil del Nilo. Por lo que fue considerado como el dios de la muerte perpetua o negatividad.
Según la mitología egipcia Seth gobernó el desierto posterior al ser derrotado por Horus como castigo por haber descuartizado a su hermano Osiris.
Fue un dios de carácter maligno en algunas versiones mitológicas y cuyo nacimiento de su madre Nut había surgido de forma violenta al haber atravesado su vientre desgarrando uno de sus costados.
Seth es un dios difícil de identificar ya que tiene cuerpo de humano con cabeza de una especie de cánido; aunque estudios recientes le identifican con cabeza de asno o una forma híbrida de este con otro animal.

En la mitología egipcia tuvo naturaleza benéfica y maléfica; por lo que pudo haber sido un dios predinástico que alcanzó cierta preponderancia entre los egipcios o un dios introducido por otros pueblos que posiblemente fuese relegado a una identidad pérfida en preferencia a otros dioses como Horus, tornándose la antítesis de este último.
En su naturaleza benéfica fue un dios guerrero protector del sol en su navegación por el firmamento y que combatía a la serpiente Apofis en el inframundo.
En su naturaleza maligna era un dios despiadado y fue relacionado con la negatividad y las calamidades. Muchas de las amenazas del Antiguo Egipto provenían desde el desierto, como las plagas, las tormentas y las hordas de los pueblos enemigos invasores como los libios. Es posible que Seth haya sido un dios introducido por los libios y asimilado por los egipcios.
Adquirió gran relevancia en Egipto durante la dominación de los Hicsos, convirtiéndose en el dios protector por los faraones de origen extranjero. Es posible que haya sido asimilado o sincretizado en esta condición a dioses cananeos como Baal.
Faraones como Seti I y Ramsés II le tomaron como dios protector.
Debido a su doble naturaleza maligna o benéfica fue venerado o respetado por los egipcios ya que su presencia era imprescindible para la adecuada conducción de los elementos de dualidad de la existencia, pues para los habitantes del Nilo no podría existir tierra fértil o tierra Negra del Nilo sin la contraposición de la tierra Roja o desértica o la inexistencia del bien sin el mal.
En la teología egipcia, por lo tanto, Seth pudo representar el papel de contraposición de los dioses y como dios del “Caos” que debía ser controlado.
Uno de los mitos más famosos de la mitología egipcia era la Batalla entre Horus y Seth. En las variantes más comunes Horus derrota a Seth.
Horus.
Dios de carácter solar cuya divinidad para los egipcios estuvo relacionada con el halcón debido a que el vuelo de esta ave en la imaginación de los egipcios le hacía dominar el cielo aproximándose al sol siendo el halcón por lo tanto su “Igual”, el “par” o la manifestación del sol; así como su capacidad de atrapar sus presas con enorme velocidad adquiriendo un emblema de ave guerrera y un ser admirable e invencible.
Se podría decir que Horus era el dios héroe y guerrero por excelencia.
Es uno de los dioses más remotos y muy posiblemente de orígenes predinásticos y su culto e imagen perduraron durante mucho tiempo en todo Egipto. Los primeros faraones se identificaron con él asociándolo a la legitimación de su autoridad real por lo que la unión de las dos tierras: Alto y Bajo Egipto haya sido identificada bajo el amparo del dios halcón Horus.
Su representación era como un hombre con cuerpo humano y cabeza de halcón portando la corana nemes. En otras ocasiones era representado con la figura de un halcón con la doble corona de Egipto.

Es posible que en sus inicios haya sido un dios guerrero identificado con la victoria y el ámbito militar o marcial y un dios héroe que realizaba proezas míticas, por lo que su culto sería competencia con el dios Osiris y el dios Ra y con el devenir de los siglos quedaría supeditado o relacionado como hijo de Osiris y la diosa Isis y en competición o combinación con el dios Ra u Horus Ra.
Como dios guerrero y solar fue el dios con los atributos de luchar contra las fuerzas malignas, las energías negativas y del triunfo en la batalla no sin carencia de dificultades. También estaba asociado como dios que propiciaba el Maat u orden cósmico conocido luchando contra todas las fueras del caos. Era además un dios protector de los faraones.

No obstante, asumió diversas manifestaciones que fueron cambiantes en los dogmas egipcios ya que era considerado como “el sol naciente”, “estrella del oriente del cielo” y como un dios niño que podía enfrentarse con escorpiones y cocodrilos derrotándolos.
Las leyendas sobre el dios Horus estaban ampliamente dispersas entre la población egipcia que a su vez explicaban ciertos dogmas de Fe. Entre estas leyendas más famosas estaban la que Horus había perdido su ojo en batalla y que pudo ser recuperado con mayores poderes para combatir el mal.
Este ojo recibiría el título de udyat que representaría el poder y la virtud y sería símbolo de protección entre los egipcios.
Entre leyendas famosas relacionadas a Horus estarían sus célebres enfrentamientos con el dios Seth para vengar a su padre Osiris quien fuera despedazado por el dios del desierto y la victoria sobre este por parte de Horus.
Dioses con figura humana.
Osiris.
Dios egipcio que en sus inicios fue un dios vinculado como un líder o monarca guerrero ilustrado que enseñó la agricultura y las artes a sus seguidores. Muy posiblemente era un dios de la vegetación cuyo centro de adoración estuvo en el delta del Nilo. Es posible que en sus orígenes haya sido un dios que hubiera ganado popularidad sobre otros dioses.
En los mitos del Antiguo Egipto, Osiris era hijo de los dioses Geb y Nut, y hermano de Isis, Neftis y Seth. Era un dios guerrero y Seth, celoso de él, lo asesinó despedazándolo y arrojando sus partes en diferentes regiones de Egipto para evitar que alguien recuperara sus restos. Sin embargo, la diosa Isis recuperaría sus partes al viajar por todo Egipto en su búsqueda y lo resucitaría. En otras versiones del mito, es ayudada por el dios Thot y el dios Anubis. Este último momificaría el cuerpo de Osiris y cuando Seth se disponía a destruir nuevamente a Osiris momificado para evitar su resurrección, Anubis le defendería derrotando y despedazando a Seth. Thot entonces le devolvería la vida con palabras mágicas.
A pesar que Osiris fue resucitado, quedaría como un dios del bajo mundo o dios «del mundo de los muertos» cuya función sería la de supremo juez del alma de los difuntos en el juicio de las almas.

Debido a este mito de muerte y resurrección Osiris se convirtió en un dios mitad humano y mitad divino dando origen a cultos mistéricos relacionados con la muerte y resurrección del alma en el «más allá» prometiendo la “Vida Eterna” a sus seguidores y aunque su culto podría ser de orígenes predinásticos, se tienen rastros del mismo a partir de la V dinastía egipcia, alcanzando enorme popularidad durante el Imperio Medio, sustituyendo, desplazando o absorbiendo atributos de otros dioses funerarios como el mismo Anubis.
Su culto tenía carácter de peregrinación hacia la ciudad de Abydos, donde en procesiones portando su imagen junto a la de las diosas Isis y Neftis ofrecía a los devotos peregrinos la esperanza de una vida eterna después de la muerte, siendo muy popular su culto en todo Kemet y uno de los dioses con mayor devoción en toda la historia del Antiguo Egipto, tanto por las clases bajas como por las clases medias, el clero, la nobleza y los faraones. Se decía que estos últimos, al morir, reencarnaban en el dios Osiris.
Su culto llegó inclusive a la misma Roma donde adquirió el símbolo de la muerte y la resurrección. Fue relacionado como dios de los muertos y Juez Supremo del alma de los fallecidos en el Juicio del Alma del Duat.
Comúnmente era representado como un dios momificado, de piel verdosa, en algunas ocasiones ictifálico, con una corona de dos altas plumas sobre su cabeza. En otras ocasiones portando la corona doble o del Alto y Bajo Egipto y cargando entre sus manos el látigo y el cayado.
Isis.
La diosa suprema por excelencia era considerada como “Madre de todos los dioses” o “Reina de todos los dioses”.
Su culto y veneración están relacionados con los conceptos de la maternidad y la esposa fiel. Diosa benévola, madre protectora y amable.
Su representación era de una mujer hermosa, en algunas ocasiones con una corona en forma de trono, en otras ocasiones como una diosa amamantando a Horus niño; aunque entre sus representaciones más comunes están como una diosa con vestido ajustado portando una corona con cuernos y el disco solar y como una diosa con alas de milano adaptadas a sus brazos extendidos.

En otras formas era representada portando la cruz Anhk.
Era la esposa del dios Osiris y cuando el dios Seth descuartizó y lanzó los pedazos del dios en distintas regiones de Egipto, la diosa Isis fue la responsable de su búsqueda y recolección y le daría nuevamente la vida a su esposo al resucitarlo, hecho que le dotaría de ostentar el título de esposa devota, fiel y llena de virtudes. Otros mitos mencionan que tuvo la ayuda del dios Toth y Anubis en la búsqueda y la resurrección de Osiris.
Como diosa que resucitó a su esposo Osiris le fue atribuida el epíteto de “diosa Maga” o “diosa dueña de la magia” por lo que en la mitología egipcia se decía que tenía los poderes más grandes que todos los dioses juntos.
En el mito de madre de Horus dio a luz al dios Halcón tras un embarazo largo y un parto difícil y protegió a Horus recién nacido escondiéndose del dios Seth viajando de incognito y protegiendo a su hijo y sorteando numerosos peligros y enfermedades hasta que el dios Halcón crece para vengar a su padre, relacionada así como diosa compasiva, benevolente, capaz de aliviar el sufrimiento humano, siendo estas últimas cualidades las que posiblemente le dieron enorme devoción entre los egipcios; ya que la compasión de la «Madre Isis» era una de sus virtudes más conocidas.

Isis tuvo muchas atribuciones y múltiples facetas. Era considerada como diosa de la fidelidad conyugal. Diosa de la fertilidad como madre celestial. Otras versiones señalan que Isis fue la Madre creadora de toda la vida y los dioses y revitalizadora del mundo natural.
Era considerada como diosa dueña de la magia por haber resucitado a Osiris. Asumió rasgos de otras diosas egipcias como: diosa de la belleza, diosa del amor, diosa de la fertilidad, diosa que predice el destino, etc.
Isis fue relacionada como diosa protectora de los reyes y sufrió modificaciones en su mito, muy posiblemente, para legitimar su influencia sobre la realeza, ya que en ciertos períodos del antiguo Egipto fue relacionada como esposa del dios Min. En otras ocasiones era la madre o esposa del dios Apis.
Otras atribuciones fueron: Diosa de la Tierra, Diosa del Cielo y Diosa del Agua; por lo que Isis pudo devenir de antiguos ritos predinásticos como una especie de Madre Primigenia o Madre Tierra. También tuvo el atributo de madre lactante y de la alimentación materna.

Su sacerdocio fue uno de los más populares en la historia de Egipto. Fue adoptada por los griegos y romanos extendiéndose su culto y fama más allá del país de Kemet. Los romanos le llamaron “La diosa de los Mil Nombres” y llegó a ser tan popular que el emperador Calígula construyó un templo en su honor en los Campos de Marte de Roma.
Tuvo miles de epítetos: Soberana de los dioses, la diosa que reúne el Alto y Bajo Egipto, Soberana de todos los reyes, trono de Ra, diosa de la inundación del Nilo, Amada de Osiris, etc.
Isis era una de las pocas deidades que los egipcios oraban por peticiones personales, teniendo altares y utilizando estatuillas de esta diosa en sus hogares.

Durante la época Ptolemaica su culto perduró y se construyó un templo en su honor en la Isla de Filé (Filas; Philae) dedicado al culto a Isis que sobrevivió hasta alcanzar la época cristiana y siendo el culto a Isis el último vestigio de la antigua religión egipcia. Debido a su culto popular Isis acaparó el papel y atribuciones de otras diosas egipcias e inclusive grecoromanas.
Neith.
Era una diosa del pueblo libio, que implantó su culto firmemente en Egipto por medio de las invasiones o migraciones en el Nilo.
Era la diosa patrona de la guerra, la cacería y la hilatura, actividades de un pueblo nómada. Su emblema era una rueca con dos flechas cruzadas y su nombre se escribía con la figura de una lanzadera para tejer.
En otras ocasiones era representada con un arco y flechas. Su símbolo era la lechuza. También se le atributó el símbolo de la abeja.

Fue adorada en desde la primera dinastía, por lo que sus orígenes son predinásticos y de carácter guerrero y de diosa Virgen.
Cuando su culto fue implantado y asimilada en Egipto se le atribuyó ser la madre de Sobek. Como diosa guerrera protegió con su arco y flechas al dios Osiris y al dios Ra. Posteriormente hacia el Imperio Nuevo a sus significados guerreros se le incorporaron el título de “Madre de todos los dioses” o “Diosa Madre” quien engendró a todos los dioses y al Universo por medio de siete flechas permaneciendo totalmente virgen por lo que fue una diosa Cósmica.
Su sacerdocio fue uno de los más populares en Kemet durante el período de las pirámides. Se convirtió en la diosa estatal de la dinastía XXVI, durante el período Saíta en Egipto, y la capital: Sais, fue consagrada como la ciudad de la diosa Neit.
Su culto perduró hacia el período Helenístico de Egipto y se sabe que se realizaba un festival en su honor hacia el mes de diciembre del actual calendario Gregoriano, el cual duraba ocho días y donde mujeres vírgenes aspirantes a ser sacerdotisas consagradas a la diosa se enfrentaban desnudas con armas para conseguir el título de «sacerdotisa de la diosa Neit».
Hathor.
Diosa del amor, de la belleza y de la maternidad. Era representada habitualmente como una mujer portando una corona formada por un disco solar enmarcada con cuernos de vaca. También solía ser representada en forma de vaca y en ocasiones como una forma antropomorfa con cuerpo de mujer con cabeza de vaca, debido a que para los egipcios este animal femenino era símbolo de lo fértil y nutricio. Una representación más era su rostro con orejas de vaca.

Entre otros atributos de la diosa Hathor estaban ser patrona de la música y la danza por lo que el sistro era parte de su simbología. También fue una diosa relacionada con los placeres carnales. Los egipcios creían además que esta diosa contaba con una energía vital capaz de dar protección; de tal forma que fue relacionada con ser protectora del sol, la existencia, las plantas y árboles como el sicomoro y fue relacionada con la protección de los difuntos en el otro mundo.
Un aspecto popular de Hathor era su relación como diosa de la fertilidad. En su aspecto mitológico estuvo vinculada como esposa de Horus; por lo que las reinas egipcias eran adoradas en papel de la diosa Hathor. También fue considerada como la representación femenina del Sol o de Ra. En otros mitos era la versión femenina del ojo de Ra. En otras formas de culto estuvo vinculada con Amón, siendo consorte de otros dioses.

Sus formas de culto incluían festivales y ritos públicos y privados en los templos en su honor, con embriaguez, danzas rituales y música, especialmente entre las mujeres; ya que el aparato sacerdotal de la diosa Hathor incluía tanto sacerdotes como mujeres sacerdotisas además de mujeres dedicadas a la danza y la música exclusivamente para la diosa Hathor.
Hathor era una de las pocas deidades, incluidas Amón, Isis, Ptah, Thot y Bes, a las que habitualmente los egipcios oraban solicitando ayuda con los problemas personales, incorporando alteres privados en sus hogares con estatuillas de los dioses o en pequeños santuarios en pueblos o caminos. Estas figurillas de los dioses tenían el significado de símbolos protectores. Hathor fue famosa por ser una diosa que recibía numerosas ofrendas votivas de parte de la población. Algunas de estas estatuillas protectoras de Hathor la representaban como una mujer desnuda.

Hathor fue una de las entidades más veneradas del Antiguo Egipto y era adorada en todo el país; pero tuvo en la ciudad de Dendera su templo más espectacular. Tuvo en su honor uno de los festivales más conocidos en Kemet, el cuál consistía en una gran celebración en forma de procesión con la estatua de la diosa que surcaba el Nilo hacia el santuario de Edfu, donde se rendía culto al dios Horus, el cuál culminaba con la representación de la unión de la diosa Hathor con Horus, simbolizando el encuentro amoroso entre ámbos y con ello la renovación de las energías que otorgaban la vida.

Bibliografía:
ꟷ Walker, Martin. «Los Egipcios. Grandes Civilizaciones». Edimat Libros. S.A. España. 1998.
ꟷ Alegre, Susana. «Dioses, mitos y rituales en el Antiguo Egipto». Editorial Dilema. Madrid, España. 2017.
ꟷ Petrie, W. M. Flinders «La Religion de Los Antiguos Egipcios». Editorial Abraxas. Barcelona, España. 1998.
ꟷ Cimmino, Franco. «Vida cotidiana de los egipcios». Editorial EDAF. Madrid, España. 2002.
ꟷ Parra, José Miguel. «La vida cotidiana en el Antiguo Egipto». Epublibre. España. 2016.
ꟷ Siliotti, Alberto. Antiguo Egipto. Tierra de dioses y faraones. Ediciones Folio. España. 2007.
ꟷ Kemp, Barry J. El Antiguo Egipto. Anatomía de una civilización. Grijalbo. España. 1996.
ꟷ Shaw, Ian. Historia del Antiguo Egipto. Oxford. La Esfera de los libros. España. 2007.
ꟷ Hinarejos, Benjamín Collado. «Sexo y erotismo en el Antiguo Egipto». Bocados de la Historia. España. 2015.