LA GUERRA PARA LOS VIKINGOS Y NÓRDICOS:

Por “vikingo” se entiende un guerrero saqueador de origen escandinavo, cuyas acciones bélicas podían ocurrir en una batalla entre ejércitos enemigos, en el asedio a fortalezas o comúnmente por medio de asaltos a asentamientos en las costas utilizando barcos de guerra como el “drakkar” vikingo. Aunque esta última modalidad es la más conocida y mejor documentada forma de ataque de los piratas escandinavos, no fue evidentemente la única.

Para los vikingos y la gran mayoría de los nórdicos, en la época de esplendor y posterior caída del Imperio Romano y en la Edad Media durante la “Era Vikinga”, la batalla era el camino perfecto para obtener riquezas, tierras y gloria; sin embargo, la guerra para los escandinavos en términos prácticos, además de las reconocidas actividades de piratería, implicaba también: acciones de defensa, imposición de justicia, mantenimiento del orden, castigo de vasallos del rey o el jarl, muerte de proscritos, protección de tierras y súbditos, etc.

Por otro lado, la cultura escandinava de la época contribuyó mucho a la creación del ambiente guerrero en la sociedad nórdica, así mismo, entre otros factores: el entorno hostil de la Edad Media y de la época antigua en los pueblos primitivos, así como el clima difícil de Escandinavia que permitió desarrollar la forma característica de percepción del mundo por parte de los pueblos nórdicos, en esencia: la lucha por la vida en un medio ambiente hostil. A esto hay que agregar la religión escandinava, cuyo dogma de evidente carácter guerrero entre los dioses como: Odín, Thor, Ull, Frey, Tyr, etc. y su relación con los hombres y mujeres.

LAS INVASIONES VIKINGAS:

Aunque oficialmente se conoce que la Era vikinga inició con el asalto al monasterio de Lindisfarne en el 793 d.C. en Northumbria (Inglaterra), es posible que las incursiones vikingas iniciaran años previos a la época Carolingia en Europa e inclusive durante la época del Imperio Romano, con las invasiones germánicas o con la estrepitosa salida de Roma de Gran Bretaña debido a las incursiones bélicas de anglos, frisios, jutos y sajones provenientes de la península de Jutlandia; actualmente: Dinamarca.

A pesar que se desconoce con exactitud las causas que originaron los ataques vikingos sobre los pueblos de Europa y en regiones del Mediterráneo, Bizancio, Europa del este y Medio Oriente, para la mayoría de historiadores la Era Vikinga tuvo sus raíces en un período donde hubo escasez de alimentos en Escandinavia, un clima adverso y extremo que destruyó cosechas obligando a muchos escandinavos a buscar nuevas formas de subsistencia por medio del pillaje. Se ha especulado también la escasez de tierras para cosechar y alimentar a una población escandinava en exceso para la época, así como el afán de comercio por parte de marineros nórdicos, lo que les permitió explorar nuevos territorios. No se descarta igualmente el espíritu bélico y aventurero de piratas vikingos y sus deseos de riqueza.

Independientemente de las causas que desataron las invasiones de los vikingos, lo cierto es que a partir del siglo IX d.C. los piratas escandinavos fueron conocidos en Europa como “terribles guerreros del norte” que atacaban a pueblos cristianos sin misericordia y su actividad bélica era ampliamente temida ya que el saqueo, la muerte y la destrucción eran la huella principal de sus ataques, además de la terrible ferocidad en batalla que mostraban frente al enemigo junto a su carácter despiadado. “Del furor de los vikingos, líbranos, Señor”.

Aunado a esto, los temidos “hombres del Norte” o “lobos de mar” eran practicantes de una religión de carácter politeísta contrario al concepto monoteísta del Cristianismo del resto de Europa unificados en la figura de Jesucristo y la Iglesia. El politeísmo era un temor aumentado en el mundo cristiano pues tales dioses “vikingos” exigían sacrificios humanos, rituales paganos oscuros y ejercer el dogma idealizado de morir en batalla con valor para alcanzar el Valhalla. Estos conceptos aterraban a muchos cristianos.

EL HIRD Y LOS GUERREROS NÓRDICOS.

En la sociedad nórdica todos los hombres libres disfrutaban del derecho a llevar armas y era deber de los hombres libres entrar en un ejército escandinavo cuando el señor feudal o jarl lo solicitaba, de igual manera guarnecer y armar barcos de guerra, ser parte de expediciones, labores de vigilancia, etc. Los hombres libres en la sociedad vikinga dependían del apoyo y la protección del caudillo, señor o jarl, quien regía un reino o región; por lo que estos hombres libres estaban obligados a apoyar a su señor cuando este lo requería, generalmente en campañas o incursiones guerreras.

Las armas que los nórdicos utilizaban para combatir eran la lanza, la espada, el hacha de combate y el escudo. También fueron utilizados cuchillos de combate, espadas pequeñas, arcos y flechas. El casco cónico con protección nasal y la cota de malla fueron también utilizados por los ejércitos nórdicos.

Los ejércitos vikingos, en primera instancia, estaban organizados en el Hird. El Hird era el ejército personal de un señor vikingo. Los miembros del hird eran conocidos como hirdmen, drengs o housecarls (huscarles) y este grupo estaba conformado por todos los hombres selectos capaces de blandir un arma. Un señor vikingo estaba obligado a dar mantenimiento a su hird personal, lo cual implicaba alimentación, hospedaje, suministrar las armas junto al equipo bélico en ciertos casos y brindar recompensas a sus miembros, generalmente regalos en oro o plata, cuyo objetivo era mantener la lealtad del guerrero y como forma de incentivo. Así mismo, un jarl por regla debía pelear en primera línea para ganar el respeto de sus hombres.

Los Jarl eran hombres ricos y poderosos capaces de dar órdenes sobre la población, a su vez mantener a un ejército de guerreros a su servicio y costear una campaña de guerra. Para los vikingos, por lo tanto, era muy importante y apreciada la lealtad. El guerrero vikingo servía a su señor en la guerra, las batallas o las incursiones de pillaje mientras el jarl debía asegurar que estas fuesen fructíferas para conseguir según el caso: botín, tierras y en la medida de lo posible fama guerrera.

La orden para los hombres libres en la sociedad vikinga de alistarse para formar un ejército por orden del jarl debía ser obedecida, de lo contrario, en caso de negarse, el nórdico podía ser acusado de deslealtad lo que traía graves consecuencias como ser declarado: proscrito. Los jarls podían estar bajo el mando de un rey o un caudillo más poderoso o un jefe en confederaciones. El jarl seleccionaba a los miembros del hird a partir de la asamblea general o Thing. Una reunión donde los hombres libres de la sociedad escandinava formaban parte para tomar decisiones en conjunto y celebrar juicios.

Los hersir (o hersar) o nobles de menor rango, tenían prioridad para ser parte del hird, especialmente para unirse al séquito personal del jarl escalando posiciones en la nobleza. En la mayor parte de ocasiones los hersir podían costear su propio equipo de guerra y armas (cota de malla, casco, espada, etc). Posteriormente eran escogidos los hombres libres capaces de batallar en el resto de la población. El rango de edad para unirse al hird era de catorce y diez y seis años, edad considerada generalmente como un adulto entre la sociedad nórdica-germánica (y en la mayor parte de las sociedades del mundo antiguo).

Se consideraba en plenitud física a guerreros de 18 y 25 años. Guerreros veteranos de 30, 40 o de mayor edad podían ser parte del hird siempre y cuando demostraran estar en buenas condiciones físicas, no obstante, eran escasos los guerreros vikingos que llegaban a ese promedio de edad. En el mundo antiguo, sobrepasar los 30 años de edad, para hombres y mujeres, era algo excepcional (la muerte en la batalla, el trabajo excesivo, el desgaste físico, las condiciones climáticas, la ausencia de condiciones higiénicas adecuadas, las enfermedades crónico degenerativas e infecto contagiosas, el trabajo de parto de las mujeres y las enfermedades de la infancia ocasionaban múltiples decesos).

Viking warrior with sword standing near Drakkar on seashore.

La mayoría de los vikingos y nórdicos no eran guerreros profesionales. Aunque los hombres libres podían llevar armas (lanza, espada, hacha) y tuvieran nociones del manejo de las mismas, muchos escandinavos eran granjeros los cuáles tras una batalla, la guerra o una incursión vikinga volvían a las actividades agrícolas y ganaderas de sus tierras. Los guerreros profesionales eran generalmente: guerreros selectos del séquito personal del jarl, miembros de la nobleza, soldados a sueldo, mercenarios, proscritos, berserkers, ulfhednars ó algún nórdico que hubiera escalado posición social o admiración por sus hazañas guerreras.

Los miembros de la nobleza o escandinavos dedicados al arte de la guerra podían permitirse armas, equipo, entrenamiento militar, conocimientos de batalla y lucha cuerpo a cuerpo; ya que su adiestramiento militar era de tiempo completo. No obstante, no se descarta que algunos campesinos que formaban parte del hird pudieron contar con habilidades de guerra según su experiencia. Las labores de la granja limitaban el entrenamiento marcial la mayor parte del tiempo.

La unión al hird implicaba ser parte del felag. Este era un grupo de guerreros bajo juramento. Los miembros del felag juraban lealtad a su señor y a cambio este los hospedaba, alimentaba y otorgaba recompensas según su valor, hazañas, servicio, etc. Aunque en el felag existían lazos de hermandad, también había rivalidad. Algunos guerreros competían contra otros por mejorar su posición y ganar recompensas lo que implicaba en ocasiones pugnas, luchas y enemistades.

Ser parte del hird implicaba deberes y responsabilidades para un guerrero seleccionado. Los miembros del Hird podían tener a su cargo una región (feudo) bajo su control la cual debían vigilar y sacar provecho (cultivos, recolección de impuestos, protección contra bandidos, etc), mientras que otros miembros del hird trabajaban como funcionarios y oficiales del jarl: recaudadores de impuestos, alguaciles, mayordomos, etc, llamados lendennetz o lenderman (lugarteniente).

El vikingo y el guerrero nórdico, noble u hombre libre, bajo el mando de su señor no podían desobedecer sus órdenes. La desobediencia, desacato o insubordinación eran castigados. En el caso de los nobles o miembros del hird con la expulsión. El expulsado y el guerrero amonestado además eran llamados: niding, término dado a un hombre escandinavo caído en desgracia y declarado: proscrito o skóggangr, es decir: “fuera de la ley”.

En la sociedad escandinava ser declarado proscrito o skóggangr, que significa “ir al destierro” o palabra interpretada como “ir al bosque”, era posiblemente la peor de las situaciones. Los proscritos debían estar separados de la sociedad escandinava, eran expulsados de las aldeas, perdían sus derechos, perdían todas sus propiedades, no debía prestárseles ayuda alguna (agua, comida, etc) y debían ser asesinados por cualquier miembro de la sociedad. Muchos proscritos eran perseguidos y huían a las montañas, regiones desoladas, tierras nevadas o huían del reino para evitar ser cazados y asesinados. Muchos se refugiaban en los bosques por lo que eran llamados: skorgmann u “hombres del bosque”. En ocasiones ser proscrito tenía una sentencia de varios años (generalmente eran tres), tiempo tras el cual el desterrado podían retornar a la sociedad escandinava y recuperar sus derechos.

Los guerreros del hird juraban matar a los miembros expulsados y declarados proscritos. Un miembro del hird que no matara a un proscrito era declarado a su vez como proscrito. Una falta grave dentro del hird era huir del campo de batalla pues era considerado no solo como un acto de cobardía sino además de deslealtad y desobediencia por lo que era castigado con ser declarado un proscrito. Otras faltas dentro del hird era la indisciplina y la falta de respeto hacia los compañeros. Asesinar, herir o golpear a un compañero del hird podía conducir como castigo a ser declarado un proscrito según la gravedad del caso. No obstante, muchas disputas en la sociedad nórdica en general y entre los miembros del hird eran resueltas por medio de un duelo. Este era conocido como hólmganga.

ARMAMENTO DE GUERRA:

Armas vikingas para el combate cuerpo a cuerpo:

Para todo guerrero nórdico alistado para la batalla o una incursión de pillaje era necesario un equipo de guerra. Esto resultaba en ciertos costos para el hombre libre y en ocasiones solo los miembros de la nobleza podían pagar por todo el equipo completo (casco, cota de malla, espada, etc). El armamento común de las milicias escandinavas era: la lanza, el escudo y el hacha. Esta última por ser útil tanto en las labores de granja como en la guerra, sin embargo con ciertas variantes, y a la que una buena parte podía permitirse.

La espada: el arma más valorada por los escandinavos, era utilizada por los nobles o hersir y los jarls debido a su alto costo. Algunos hombres libres, soldados y guerreros, llegaron a usar espadas debido a que estas eran otorgadas como recompensa por su señor a causa de sus servicios prestados, valor demostrado en batalla o porque fueron obtenidas como botín de guerra. Eran muy valiosas entre los ejércitos nórdicos y los guerreros vikingos. Un herrero podía llevarse meses en fabricar una espada en la forja, especialmente si era de buen material. Solían medir entre entre 80 y 90 cms de longitud y, según la costumbre vikinga, estar adornada con símbolos rúnicos y contar con doble filo.

Se cree que los herreros vikingos utilizaban la técnica de damasquinado, la cual consistía en un complejo proceso de la unión de varias piezas de hierro de calidad el cual era calentado, estirado, retorcido y martillado, buscando que las impurezas del material desaparecieran, dejando un hierro en estado puro que posteriormente era calentado en fuego al rojo vivo y luego sumergido en agua, lo que permitía endurecer el metal dando como resultado una espada de gran resistencia. A estas se les aplicaba posteriormente el grabado de dibujos rúnicos y empuñaduras ornamentadas de bronce u oro en ciertos casos, con guardas que evitaban las heridas en la mano y un pomo que servía como punto de equilibrio. Muchas tenían una ranura ancha y poco profunda en el centro y a lo largo de la hoja lo que le proporcionaba resistencia.

Las espadas nórdicas y germánicas más famosas fueron las llamadas: Ulfberth, cuyo origen discutido las sitúa en Francia y Germania siendo importadas por los nórdicos. El material y la forma de fabricación de estas espadas ha desatado ciertos enigmas. Los vikingos además fabricaban espadas pequeñas que eran utilizadas principalmente en las formaciones de batalla contra el enemigo.

Los guerreros nórdicos generalmente daban nombre a sus espadas ya que creían que estas poseían alma y que se alimentaba de la sangre de los guerreros asesinados con la misma. El origen rúnico en las espadas vikingas se debe a que los guerreros escandinavos suponían que los grabados de runas daban fuerza a la espada y la vez protección al portador de la misma.

Las vainas de las espadas estaban fabricadas de capas de madera en combinación de cuero y vellón. Tenían un cinturón o correas que al portar la espada podían ser colgadas de la espalda o de la cintura.

Lanza: Los vikingos utilizaban dos tipos de lanza: la lanza larga y la arrojadiza, especie de jabalina. Generalmente estaban hechas de madera de fresno. La lanza larga era utilizada en la batalla para infligir heridas y estocadas y a la vez evitar que el contendiente con hacha o espada pudiera aproximarse e infligirle daño en la distancia. La lanza arrojadiza era utilizada como jabalina para ser lanzada al enemigo.

La longitud de una lanza era variable y podía rondar entre los 1.80 y 2 metros incluyendo el eje y con la cabeza de punta. Esta última podía medir entre 20 a 70 cms y estaba fabricada de hierro. A diferencia del hacha y espada que cortaban de tajo, la lanza estaba destinada a rajar en punzadas precisas. La lanza era valiosa porque en maniobras coordinadas, cerradas y en grupo podía mantener al enemigo alejado. Sin embargo, su actividad disminuía cuando era utilizada en unidades separadas por lo que en combate cuerpo a cuerpo los nórdicos preferían el hacha o la espada.

El Hacha de guerra: El hacha de combate vikinga estaba diseñada para dar fuertes golpes contra el escudo, cascos, extremidades y cuerpo del soldado enemigo. Posiblemente fuese el arma más común entre los guerreros vikingos.

Existieron 3 modalidades:

-Hacha de mano: ligera, con múltiples diseños en cuanto a su forma y tamaño siendo utilizada para enfrentamientos cuerpo a cuerpo en formaciones cerradas como en el skjaldborg. Podían tener variantes que las hacían parecidas a las hachas agrícolas y que debieron ser utilizadas tanto en combate como en tareas de cortar leña; aunque algunos autores refieren que el hacha de guerra de una mano era distinta al hacha agrícola. El hacha de mano daba la ventaja a un guerrero vikingo de poder manipularla con una mano mientras que con la otra sostenía el escudo. Muchas de estas hachas podían perforar escudos y podían ser utilizadas en una contienda como garfios para tirar de los hombros o tobillos al oponente con la parte cóncava de la hoja.

-Hacha de dos manos: llamadas “hacha larga”. Eran largas y pesadas para ser utilizadas por ambas manos. Requería entrenamiento especial, destreza y mucha fuerza para manipularlas, además de espacio para poder blandirlas. No eran adecuadas para combates cerrados o en un skjaldborg, sin embargo, en una carga brutal es posible que fuesen requeridas solo bajo guerreros expertos. Al ser necesario utilizar ambas manos para empuñarla, tenían la desventaja que su portador no podía utilizar un escudo lo que dejaba el torso al descubierto. No obstante, sus golpes eran letales y podían quebrar o estropear un escudo y partir un casco de combate.

-Hachas arrojadizas: es posible que existieran hachas más ligeras con el fin de ser arrojadas hacia el enemigo durante una escaramuza o skjaldborg. Eran similares al hacha de mano o más pequeñas. La habilidad para lanzarlas, junto a la fuerza impresa a las mismas, debieron resultar letales durante una escaramuza, siendo dirigidas hacia la cabeza, el torso o la espalda.

En términos generales: la hoja de un hacha podía medir entre un rango de: 7 a 45 cms y su longitud rondar entre los 70 y 150 cms. Las variantes de tamaño entre estos rangos dependían de su finalidad, ya fuese para ser manipulada por una sola mano o dos.

Escudo: Los escudos nórdicos eran de forma circular, podían medir aproximadamente entre 70 cms a 100 cms de circunferencia y entre 7 y 30 mm. de grosor. Estaban fabricados de madera de tilo. Tenían al centro un umbo redondo o cóncavo que sobresalía en la parte externa del escudo, mientras que era hueco en su parte interna donde estaban ubicadas las enarmas o correas de cuero para sujetarlo, funcionando como una guarda para la mano. Podían contar uno o dos tiracoles o cinturón para colgarlo a la espalda. En ciertos casos podían estar reforzados con un anillo de hierro en sus bordes y con remaches.

Los escudos vikingos no eran resistentes; comúnmente terminaban fracturados o perforados en las batallas, por lo que muchos guerreros portaban dos o tres en sus incursiones. Comúnmente eran decorados con colores y símbolos nórdicos al frente, identificando en muchas ocasiones a su portador (cuervos, dragones, lobos, jabalíes, simbología nórdica, etc). Un escudo podía servir además de defensa como un arma, golpeando con el umbo al contrincante o con el borde.

Arcos y flechas: Generalmente los vikingos utilizaban arcos y flechas para atacar al enemigo previo a una colisión del muro de escudos, en una apertura del mismo para sorprender al enemigo, pequeñas escaramuzas, batallas navales y eran perfectos para la cacería y la pesca en ríos. Los había de dos tipos: arcos largos y cortos. Los arcos largos tenían mayor alcance y dotaban de mayor fuerza de penetración a sus flechas; podían medir entre 1.70 mts y alcanzar una altura de hasta 1.92 mts. o 2 mts. Siendo el rango promedio entre: 150 y 200 cms. Los arcos cortos podían medir entre 150 y 170 cms y eran utilizados para pequeñas batallas sin dejar de ser letales. Estaban hechos de madera de tejo. Por lo general eran extraídos del radio del árbol de la porción de la albura y el duramen, permitiendo que el arco tuviera dureza y flexibilidad a la vez. Sus cuerdas podían estar hechas de sedal o cáñamo.

Los arqueros podían utilizar carcaj con capacidad para 40 flechas a su espalda. Estas podían tener una punta afilada con aletas o con una arista simple de hierro. Las primeras causaban heridas profundas y resultaban letales, mientras que las segundas eran ideales para traspasar cotas de malla. Generalmente medían entre 50 y 70 cms.

Al contrario de lo que se piensa el uso del arco y flecha no era sencillo. La precisión del disparo y el manejo requerían habilidad, mucho entrenamiento y el desarrollo de fuerza y resistencia muscular en torso y brazos; por lo que muchos arqueros y cazadores en el mundo nórdico dedicaban un largo tiempo de adiestramiento que podía durar varios años. En el mundo antiguo muchos arqueros eran entrenados desde jóvenes y en algunas culturas había casos que desde niños.

Cascos: El casco de hierro vikingo estaba hecho de una sola pieza de hierro o también con planchas de hierro remachadas y reforzadas con tiras de cuero. Algunos podían contar con ornamentaciones y figuras decorativas. (Ejemplo arqueológico: el casco de Sutton Hoo de excavaciones en Inglaterra de ascendencia escandinava). Existían varios estilos, desde cónicos hasta los que contaban con protecciones oculares y protección nasal o una combinación de ambos estilos. Los más avanzados contaban con una colgadura de cota de malla en sus bordes para proteger el cuello. En su interior estaban acolchados para adaptarse mejor al cráneo y reducir el impacto de los golpes.

Un casco vikingo era demasiado caro para la mayoría de guerreros. Debido a ello solo estaban reservados para los jarl y nobles escandinavos o eran obtenidos como botín de guerra y, al contrario de lo que se piensa, la gran mayoría de vikingos no usaban casco en sus batallas por su elevado costo.

Cota de malla: La cota de malla era una coraza de anillos de alambre de hierro diminutos unidos entre sí, dando forma a una camisa o especie de gambesón que podía cubrir torso, hombros, brazos completos, cadera e inclusive los muslos hasta las rodillas. Una cota de malla podía estar formada por 20,000 a 30,000 anillos de hierro, teniendo un peso de 10 Kg. Eran resistentes y muy efectivas para detener golpes de espadas, cuchillos e inclusive algunos golpes de hachas, especialmente si se usaba un gambesón bajo la misma. No obstante, si bien amortiguaba un corte, podía también dañarse producto de sucesivos golpes por lo que debía ser reparada.

Una cota de malla era el deseo de todo vikingo, no obstante, era demasiado cara, por lo que solo un jarl  e inclusive pocos nobles podía darse el lujo de tenerla. Aunque era valiosa tenía la desventaja de no resistir el disparo de una flecha o inclusive el ataque de una lanza.

Datos adicionales: La mayoría de los efectivos vikingos en incursiones y batallas de todo tipo, no usaba casco ni cota de malla. Estos eran demasiado costosos para un guerrero escandinavo y si acaso contaban con la suerte de tener alguno de estos implementos, era producto del botín de guerra al despojar a un guerrero enemigo prisionero o muerto en el campo de batalla. La espada era el arma preferida de uso, sin embargo, aunque muchos efectivos vikingos podían contar con una, otros no contaban con esta y podían ser adquiridas como botín de guerra. Los miembros de un destacamento vikingo utilizaban por lo común hachas de guerra como principal arma de combate. Podían contar además con escudos y lanzas adicionalmente. Muchos vikingos podían portar arcos y flechas, pero debían ser diestros en su manejo.

No hay evidencia fidedigna o sugerente que los vikingos hayan utilizado artilugios de cuero como defensa u otros artefactos similares adaptados al cuerpo o las extremidades; sin embargo, no se descarta el uso de petos, chalecos o guanteletes de cuero endurecido o especies de gambesón como protección. Muchas armas vikingas contaban con figuras decorativas y ornamentos; pese a que podían ser utilizadas como armas de combate se ha especulado que su uso estaba reservado como símbolos de condición social, poder, rango o distintivo de riqueza. Algunas armas encontradas en yacimientos sugieren que estas estuvieron implicadas en actos rituales y como ofrendas a los dioses como Odín.

Barcos Vikingos:

Las expediciones vikingas, las operaciones del Hird, las campañas de guerra escandinavas e inclusive algunas escaramuzas vecinales, iniciaban en múltiples casos con la navegación. Esto por causa que Escandinavia, lugar de origen del mundo nórdico, está rodeada por el mar del norte en su mayor parte. No obstante, en algunas ocasiones los asaltos costeros vikingos, las misiones del Hird y la movilización de un ejército conducían a desplazamientos terrestres.

El “Gran Ejército Pagano” que conquistó parte de Inglaterra formando el Danelaw inglés (territorio nórdico danés y noruego en 865-871 d.C.) fue una enorme fuerza naval vikinga que requirió la utilización de muchos barcos escandinavos provenientes de los mares del norte y otros asentamientos continentales hacia las islas británicas; además de la formación, movilización, organización y estrategia de sus tripulantes para formar un ejército vikingo que asoló el interior de Inglaterra. Los vikingos y escandinavos fueron por lo tanto no solo marineros, sino soldados de unidades militares; posiblemente en mayor medida aquellos que abandonaron Escandinavia o quienes realizaban correrías de asalto hacia reinos cristianos, el Imperio Bizantino o el Mediterráneo.

Todo guerrero vikingo y nórdico debía saber el arte de la lucha cuerpo a cuerpo, habilidades marciales con las armas y la formación de batalla en un ejército o contingente, además tener claros conocimientos de navegación de un barco. Esto último implicaba saber remar, impulsar un barco por medio de la vela, trabajar en grupo en las labores de navegación del barco, saber cómo pelear en el mar, conocer técnicas de una batalla naval, dominar el strandhögg (incursión rápida de asalto), tener conocimientos de los signos del mar, posicionamiento del sol, cambios de estación y movimientos de las estrellas.

No se descarta también que supieran algunas técnicas de supervivencia (saber encender una fogata, hacer un refugio, nadar, cazar, pescar de forma rudimentaria, etc). El barco vikingo debía contar con la tecnología adecuada en cuanto a los materiales de su fabricación, habilidad para su diseño y elaboración y una tripulación preparada para maniobrarlos. Aunque entre los nórdicos existían expertos fabricantes de barcos, era necesario la ayuda de la población local para su construcción, especialmente cuando era mandato de un jarl. Un señor vikingo podía financiar la construcción de un barco; sin embargo, existían ocasiones en que los pobladores, generalmente los hombres, debían aportar los materiales como la madera, herramientas, sogas o mano de obra. Las mujeres estaban encargadas de fabricar e hilar la vela y de la alimentación.

Los navíos vikingos tuvieron un destacado papel ya que gracias a estos los nórdicos dedicados a la piratería y a la expansión pudieron realizar largas expediciones de guerra o de comercio, trasladar tropas, acarrear víveres e implementos de guerra, dar golpes de ataques sorpresivos en ciudades y asentamientos costeros, remontar vías fluviales, establecer nuevos asentamientos y asimilarse a otras culturas.

Los barcos vikingos más conocidos fueron:

El Knarr o barco mercante. Tenía la característica de ser ancho y era utilizado para el comercio y el transporte de utensilios, herramientas, toneles, caballos, grupos de familias, etc.

El Snekke o “serpiente”. Barco de guerra largo y estrecho con una longitud entre los 15 y 25 metros para una capacidad de 24 a 36 remeros. El Snekke era prácticamente un barco de batalla utilizado para una expedición de guerra y para incursiones costeras o strandhögg, así como para remontar ríos tierra adentro y viajes de exploración.

El Drakkar o “Dragón”. Barco largo de guerra con una longitud entre los 30 y 40 metros con una capacidad de tripulación de 50 a 80 guerreros vikingos remeros. El drakkar era generalmente utilizado como un navío exclusivo para la guerra: batallas navales, el traslado de tropas y viajes largos. Era un barco muy estable para la navegación y la guerra. Estaba reservado comúnmente para el rey, jarls, nobles y algunos guerreros adinerados que podían costear uno.

El Karve. Un barco de guerra de la misma longitud del snekke, excepto que era más ancho y tenía una mayor capacidad para entre 30 o 40 remeros. Este barco vikingo era muy versátil y era muy apreciado pues era utilizado para la guerra, el strandhögg, la navegación en ríos, el traslado de tropas e inclusive para el comercio.

El Byrding, barco de cabotaje o barco pesquero. Era un barco más pequeño que el snekke y era utilizado principalmente para labores de pesca. Podía tener espacio para entre 6 o 10 remeros. No se descarta que fuese utilizado como un pequeño barco de guerra para escaramuzas.

La autoridad del barco estaba en el timonel quien era el dueño del mismo. El segundo al mando era el capitán quien generalmente era un guerrero vikingo con experiencia en la navegación. Posteriormente seguía la tripulación quien ayudaba en el manejo del barco. Sobre la proa había destacado un vigía. Un guerrero nórdico podía enrolarse con un grupo de vikingos en una expedición y aunque no fuese marinero de tiempo completo (actividades de asalto o de comercio) debía ayudar en las labores del barco. Los navíos vikingos podían ser propulsados por el viento a través de la vela o por medio de los remos.

El viento favorable era aquel que golpeaba a la embarcación desde la popa. No obstante, los barcos vikingos podían remar a derrota, lo que quiere decir navegar con el viento en contra haciendo una navegación en zigzag lo cual era un recorrido lento y de mucho trabajo para la tripulación, por lo que era más práctico para los vikingos navegar con el viento a favor implicando largas esperas en el surgimiento de un viento favorable. Los remos en la embarcación vikinga eran utilizados para trayectos cortos, salir y entrar en un puerto o en un fiordo, viajes a corta distancia donde el viento no era favorable o cuando estaba en contra, también eran muy utilizados para navegar en ríos, durante el strandhögg y en maniobras de batalla marina; ya que durante estos dos últimos la vela y el mástil del barco eran arriados para evitar que el barco vikingo fuese descubierto en la distancia contando con mayor espacio en cubierta en caso de una batalla naval.

Aunque existen autores que debaten las cualidades de los barcos escandinavos, específicamente en cuanto a su maniobrabilidad o efectividad, las embarcaciones vikingas tuvieron tres ventajas frente a otros barcos de su época, estas eran: contaban con poco calado lo que les permitía acercarse a las costas y realizar ataques relámpago, eran navíos muy rápidos a favor del viento, (especialmente los destinados a la guerra) y podían ser trasladados por tierra para remontar un río tras otro gracias a su estructura y tamaño. Tras un viaje de mar o durante el mismo, desde asentamientos vikingos o en las regiones de Escandinavia, los nórdicos podían dirigir sus esfuerzos bélicos hacia diversas formas de estrategia de guerra.

ACTIVIDADES DE GUERRA:

La Guerra Vikinga ó Nórdica se distinguió por 4 actividades en términos generales:

1. Guerras vecinales: batallas entre familias y granjas. Se trataba de enemistades a muerte a pequeña escala entre grupos familiares que daba lugar a peleas, insultos, venganzas, sabotaje, incendios, robo de ganado, asesinatos, etc. Esto desembocaba a pugnas entre familias de larga duración e inclusive alianzas entre vecinos contra un granjero o una aldea en rivalidad, lo que acrecentaba el conflicto conduciendo a escaramuzas que podían alcanzar enfrentamientos entre varias docenas de nórdicos, batallas de considerable escala o terminar en la justicia del Thing que, invariablemente, ordenaba compensaciones y acuerdos. En ausencia de éstos últimos fallaba a favor del duelo o Hólmganga.

2. Expediciones: Estas consistían en incursiones de saqueo, en términos generales sobre: puertos, asentamientos, villas, pueblos, iglesias de la cristiandad ubicados en la costa o a la orilla de vías fluviales y, en algunos casos, asaltos a fortalezas y ciudades continentales dependiendo del número de efectivos vikingos en la empresa. A través de las expediciones vikingas se podía lograr además del pillaje, el arrebato de tierras, esclavos, riquezas, medios de subsistencia (granos básicos, animales de granja, víveres, etc) y una buena reputación para los líderes vikingos y la tripulación si había éxito en la misma. Estas empresas vikingas fueron altamente conocidas entre los nórdicos ya que se aplicaban no solo contra reinos europeos cristianos (Inglaterra, Francia, Frisia, España, este de Europa, etc.) sino en poblaciones escandinavas. Este tipo de incursiones estaban organizadas por los jarls, caudillos o jefes locales, mercenarios escandinavos, miembros de un Hird con o sin el permiso de su señor, así como por guerreros acaudalados que lograban obtener un barco de guerra.

3. Acciones de la hueste real o el Hird: Son actividades militares del séquito del rey o del jarl en turno, las cuales consistían en imponer la justicia, mantener el orden, estar a cargo de la organización de la defensa de un fuerte o ciudad, dar caza a criminales y proscritos, cobro de impuestos, expediciones “tierra adentro”, protección del monarca o de los nobles, escolta, destacamentos de unidades especiales (fuerzas especiales equivalentes a SEAL o Rangers americanos), espionaje, etc.  Los miembros del Hird, al ser guerreros seleccionados, estaban encargados de muchas actividades de máximo cuidado que el jarl o soberano requería, implicando el uso de la fuerza, barcos de guerra, formaciones militares, caballería, tácticas de guerra para enfrentar a un enemigo, etc. Dichas operaciones eran de carácter militar y podían transformarse en batallas considerables o de gran escala.

4. Acciones del ejército o Campañas de Guerra: consistían en el uso de la mayor parte de los recursos militares disponibles para una batalla y guerra declarada implicando todo un reino. La formación de un ejército hacía que el rey utilizaría todo una hueste y donde todo hombre libre escandinavo debía ser reclutado para formar parte de la misma, de igual forma la movilización de un ejército profesional que conllevaba caballería, infantería, arqueros, mercenarios, barcos y máquinas de guerra. Los motivos eran: la defensa, el ejercicio o reclamación de derechos, demanda de tierras, imposición de leyes que no eran respetadas por los súbditos de una región, ataque a otros reinos por afrentas, afán de conquista, asedios a fortalezas o ciudades, batallas navales, etc.

Aunque tales actividades eran parte del ambiente guerrero entre los vikingos en general, estas podían variar en múltiples ocasiones según la situación o los objetivos. Un viaje de comercio vikingo podía convertirse en una serie de asaltos a puertos comerciales por considerarse más lucrativo, una expedición vikinga podía convertirse en una notable batalla contra en numeroso destacamento enemigo, la custodia de una fortaleza tornarse en un fiero combate contra fuerzas superiores de ataque, etc.

EJÉRCITOS:

Composición del ejército:

Una batalla vikinga estaba conformada por dos grupos de contrincantes que se enfrentaban entre sí por diversos objetivos. El número de beligerantes podía ser variado, desde una docena de vikingos navegando en un drakkar o en un snekke rumbo a una expedición, cientos de barcos de guerra, un ejército de cientos de escandinavos liderados por un rey o comúnmente por varios caudillos o jarls cuya batalla sería desarrollada en tierra.

El ejército vikingo estaba conformado por el rey como líder y jefe supremo. A este le seguían su hird, conformado por los hirdman o houscarls. Liderando a todos los miembros del hird estaba un “mariscal” o earl (comandante real). Cada miembro del Hird disponía de una escuadra de guerreros bajo su mando. Bajo órdenes de cada hirdman proseguían los hersir (baja nobleza) como jefes de clanes y jefes de un barco en las escuadras llamado styrsimadr o capitán de barco (timonero). Tras estos continuaban el resto del ejército conformado por los hombres libres llamados en general: bonders, el cual es sinónimo de granjero; sin embargo en un destacamento vikingo había: guerreros profesionales, vikingos, arqueros, berserkers, ulhfednars, mercenarios, etc. Sirvientes y esclavos en ciertos casos podían alistarse en el ejército según la orden o autorización de sus señores.

Aunque un rey podía dirigir una gran hueste, generalmente en la Era Vikinga, los ejércitos vikingos estaban bajo el mando de una confederación de varios jarls de igual importancia. Esta situación no estaba exenta de rivalidades y un mando caótico en muchos casos. La figura de un rey central no era bien vista por los jarls que temían disminución de su poder.

Los ejércitos numerosos y algunas partidas de vikingos de consideración podían estar liderados por un conjunto de jarls, seguidos en algunas ocasiones durante las campañas por sus familias conformadas por sus esposas, concubinas, hijos u otros parientes de la nobleza. Podía haber presencia de siervos y esclavos encargados de la asistencia a su señor, a los nobles y sus familias. También podían marchar junto a ellos el personal encargado de ciertas operaciones logísticas como: pastores, cazadores, tramperos, herreros, arrieros, constructores de barcos, carpinteros, mujeres domésticas encargadas de la preparación de alimentos, etc.

Acompañaban también los físicos (médicos de la época), ocasionalmente los godar (especie de chamán o sacerdote escandinavo) en carácter de adivinos y encargados de los rituales, además los skald (escaldos, poetas) al servicio de un señor. No escaseaban en ocasiones la presencia de comerciantes que intentaban vender sus productos y saqueadores a la espera del desenlace de una batalla.

Inteligencia militar vikinga:

Un destacamento vikingo y el ejército contaba con partidas de exploradores, vigías y espías en ambos bandos de un conflicto que acechaban o informaban los movimientos de la hueste, lugares adecuados para establecer un campamento, divisar enemigos, exploración del terreno, ubicación de lugares de asalto, rutas de abastecimiento, vías de acceso, lugares seguros para atracar, etc., elemento básico en cuanto operaciones de estrategia y táctica en un trabajo de inteligencia y espionaje. La información estratégica, operativa y táctica es de vital importancia en toda guerra.

Para los vikingos un trabajo de inteligencia, exploración y espionaje fue esencial, un detalle obviado e infravalorado en muchas ocasiones por historiadores; ya que una parte de los ataques vikingos estaban basados en la habilidad táctica de conseguir información sobre puntos débiles y objetivos de escaza o nula defensa militar, lo que permitía a los escandinavos aparecer en lugares inesperados, desplazarse en largas distancias o surgir con un enorme destacamento frente a un adversario con pocos efectivos.

ꟷ Una frase popular que aparece en “Las Sagas de los Olafs” hacía referencia a dicha situación: “muchas son las orejas del rey”.

No resultaría extraño que los viajes de algunos comerciantes escandinavos fueran “tapaderas” de actividades de espionaje y que algunos esclavos comprados por los vikingos en territorios como Bizancio, revelaran información sobre asentamientos con riquezas y sus defensas. Se sabe que los vikingos hacían viajes de comercio para vender sus productos y al mismo tiempo determinar sobre los mejores enclaves con riquezas, para días o semanas después asaltarlos por medio de un Strandhögg.

Mercenarios vikingos al servicio de Bizancio (Varegos) o radicados en reinos cristianos como supuestos “prófugos” o “proscritos” también resultaban “tapadera” de espionaje.

Muchos de estos exploradores o espías eran oteadores expertos, así como centinelas capaces de sobrevivir condiciones adversas en la naturaleza y el mar, moverse sigilosamente en bosques o la nieve, ser expertos guerreros e infiltrarse en poblaciones enemigas para poder espiar y cometer arriesgadas misiones cuyo fin era obtener información.

Tiempo de Incursiones, expediciones y batallas:

Los vikingos podían iniciar los preparativos de sus actividades bélicas en la primavera y realizarlas durante el verano y una parte del otoño. La gran mayoría de actividades militares cesaba durante el invierno ya que el clima era gélido, los caminos eran lodosos, la navegación era difícil y la comida escaseaba.

Existía el temor que el frío, el hambre y las enfermedades hicieran la aparición en un campamento vikingo diezmando a todo un destacamento. No obstante, en algunas incursiones los vikingos realizaron “campamentos de invierno” ya sea saqueando, conquistando o construyendo fortalezas.

Las prioridades en estos casos eran asegurarse las provisiones; principalmente: agua, pan, cereales, carne, cerveza, animales de granja, forraje para los caballos y pieles para el frío. En algunas ocasiones formaban partidas de reconocimiento como medida de vigilancia y precaución, cuadrillas de saqueo si las reservas escaseaban para conseguir suministros y también creaban equipos de caza. La carne del jabalí y el venado eran siempre muy apreciadas, especialmente en los banquetes durante los fríos meses del invierno.

ꟷ En el año 840 d.C. durante las depredadoras incursiones vikingas en Irlanda, los vikingos pasaron el invierno en la isla estableciendo campamentos y bases. Esto indicaba un nivel de organización, preparación previa para al invierno y la evidente expansión con asentamientos; puesto que al año siguiente 841, los nórdicos construyeron grandes puertos para proteger sus barcos en áreas como Louth y Dublín.

Elección del Terreno de Batalla:

Los ejércitos vikingos generalmente tomaban formaciones lineales en las batallas. Trataban por lo común escoger la parte más alta del campo de batalla para tener una mejor visión del terreno y a su vez que el ejército enemigo quedara en un nivel inferior dificultando su marcha al intentar subir por el mismo.

También buscaban luchar en terrenos con accidentes naturales como: bosques, rocas, pantanos, acantilados, etc. Como regla estos obstáculos naturales quedaban ubicados a los lados de su ejército con el objetivo que el bando adversario no pudiera atacar por los flancos o su marcha fuera difícil a través de estos, especialmente cuando el destacamento vikingo estaba en desventaja numérica evitando una maniobra envolvente.

En algunas ocasiones utilizaban terrenos con bosques densos o colinas para maniobras de emboscada, intentando sorprender al enemigo con un ejército al frente y uno que surgiera por la espalda, habiendo estado previamente oculto, para que atacara por la retaguardia del contingente adversario.

Otras tácticas del terreno a escoger incluían la selección de un campo de batalla con un obstáculo que pareciera salvable para el ejército enemigo, como un llano lodoso frente al escuadrón vikingo, salvo que este era en realidad un pantano con múltiples hondonadas profundas lo que dificultaría y retrasaría el avance del destacamento enemigo, presa fácil de flechas y lanzas.  

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