LA REPÚBLICA DE ROMA:

La república de Roma fue fundada a partir del año 508 a.C. cuya identificación en los primeros monumentos erigidos fueron las siglas SPQR, la cual significa: “Senatus Populos Que Romanus”, es decir: «el Senado y el pueblo romano».

En la historia de Roma, la República romana, en latín: Res publica Populi Romani o simplemente Roma consistió en un periodo caracterizado por la formación de un régimen republicano como forma de estado.

El lapso de tiempo de la República de Roma está comprendido por los historiadores a partir del año 509 a. C., con el final del período de los reyes de Roma o fin de la Monarquía romana señalado con la expulsión del último rey: Lucio Tarquinio “el Soberbio”, hasta aproximadamente el año 27 a. C., fecha en que Cayo Octavio Turino, mejor conocido como César Augusto, asciende a dominar Roma como Emperador, finalizando así la República de Roma e iniciando el período del Imperio romano.

Durante la República de Roma, el poder de romano estableció su hegemonía en el centro de la península itálica en el transcurso del siglo V a. C.

Para los siglos IV y III a. C. extiende su dominio sobre toda Italia sometiendo y unificando a los demás pueblos itálicos, hecho que llevaría a la naciente Roma a enfrentarse a las polis griegas del sur de la península o “Magna Grecia” (territorios ocupados por los griegos al sur de Italia y Sicilia).

A mediados del siglo III a. C. Roma expandiría su poder fuera de la península itálica, desencadenando enfrentamientos con las potencias del Mar Mediterráneo en su momento: Cartago y Macedonia, a quienes derrotaría anexionando posteriormente sus territorios.

Durante el periodo del siglo II a. C. y el siglo I a. C., La República de Roma sufriría grandes cambios políticos, los cuales estarían intensificados en la competencia por las “magistraturas” (cargos en el Senado de Roma) y el poder político de Roma entre la aristocracia, acontecimientos que contribuirían a desencadenar tres grandes guerras civiles y socavar una gran rebelión de esclavos, al mismo tiempo que la República se convertiría en la potencia del mar Mediterráneo, extendiendo sus conquistas junto a su poder sobre el reino de Macedonia, los pueblos celtas de la Galia y proseguir con una sucesiva expansión en las costas de Oriente Próximo, llevando a Roma a entrar en conflicto con el Imperio Seléucida (los persas).

Las guerras y los continuos cambios políticos acontecidos durante la República de Roma, con una evidente expansión territorial, el dominio sobre otros pueblos junto a una historia de guerras civiles y conflictos internos, desatarían una serie de problemas y acontecimientos que terminarían destruyendo la República empujando a Roma hacia una nueva etapa conocida como: el Imperio Romano.

Mapa República de Roma, Siglo I a.C. Wikimedia Commons. Link: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Roman_Republic-44BC.png

LOS ORÍGENES DE ROMA:

En los comienzos del primer milenio antes de Cristo, la península itálica comenzaba a ser colonizada por habitantes procedentes de las regiones del Mediterráneo Oriental, cuya civilización se mezcló con la cultura de los pobladores locales.

Uno de estos pueblos inmigrantes fue el de los griegos, cuyo asentamiento principal fue llamado “Magna Grecia” ubicado en el sur de la península.

Al mismo tiempo un conjunto de navegantes, conocidos como: los Etruscos, procedentes de Asia Menor, alcanzaron la península itálica, asentándose cerca del río Tíber, para luego extender sus dominios por el centro de la península. Estos eran un pueblo de cultura elevada con influencia civilizadora, adelantados al comercio y la industria además de ser marineros.

Entre los asentamientos de los etruscos en el centro y los griegos en el sur, vivían otros pueblos de origen itálico conocidos como los latinos. Estos eran agricultores y pastores los cuales estaban agrupados en sus propias “ciudades estados” independientes entre sí; pero unidas por asuntos militares o comerciales. Con el tiempo estas ciudades latinas rivalizaron con los etruscos, se asentaron en la región del Lacio y formaron una confederación dirigidas por la ciudad de Alba Longa, asentamiento sobre los Montes Albanos. Entre estas ciudades estados de los latinos se encontraba el estado (reino) de Roma. Esta a su vez estaba conformado por múltiples familias, y su capital, la ciudad de Roma, estaba ubicada entre siete colinas al lado de río Tíber, cuya fortaleza principal estaba sobre una de las colinas llamada: Monte Palatino.

Roma fue fundada cerca del año IX y VIII a.C. en una importante situación geográfica; ya que su posición al lado del río Tíber permitía la navegación fluvial y con ello los viajes y el comercio; por otro lado, Roma estaba en el paso entre las montañas del interior de la península itálica y la llanura de la costa. Los etruscos comerciaron mucho con Roma a través del rio Tíber, por lo que sus relaciones fueron más estrechas y familiares al grado de asentarse entre los latinos romanos.

Se estima que los etruscos influenciaron a los latinos de Roma en gran medida al grade de ejercer su dominio; aunque prevalecía en la mayor parte de su población los latinos y su idioma era el latín.

A partir del siglo VIII a.C. la península itálica contaba con una población distribuida al norte y al centro los etruscos e itálicos; al oeste con las tribus de los ligures; los vénetos y los yapigios en el este (sobre las costas del mar Adriático) cuya procedencia era Iliria; al sur las colonias griegas. 

La ciudad de Roma primitiva no era muy diferente a la cultura y ciudades griegas en sus inicios. Su población estaba conformada en las “gens” o familias como base estructural y social. Cada familia estaba gobernada por un líder o Patriarca, también conocido como: “Pater” o Patricio. Así, la ciudad de Roma iniciaba su historia conviviendo con otras ciudades latinas y con los etruscos en el centro y los griegos en el sur de la península itálica.

Los patricios (y sus familias) eran propietarios de tierras y ganado.  Entre sus orígenes ancestrales estaban las etnias de los etruscos, latinos y sabinos y habitantes provenientes de ciudades como Alba Longa.

Con el paso del tiempo, estando la ciudad de Roma erigida, llegaron a Roma otros inmigrantes que se establecieron bajo la tutela de las familias fundadoras y sus Pater, viviendo como arrendatarios de las tierras de los Patricios en los alrededores y las zonas de influencia de Roma.

Otros inmigrantes, por el contrario, llegaron a Roma estableciéndose en la ciudad y sus alrededores como artesanos, herreros, comerciantes, agricultores independientes, etc. El conjunto de estos inmigrantes en general fue conocido como los “plebeyos” para diferenciarlos de las familias fundadoras originales de Roma o patricios.

La gran mayoría de estos inmigrantes eran de origen etrusco y de otros territorios y ciudades como el de los sabinos y los latinos (similar a los patricios) que, en general, no estaban muy diferenciados étnicamente con los habitantes fundadores de Roma. Los romanos (familias patricias fundadores de Roma) eran grandes terratenientes; los latinos y sabinos inmigrantes eran en su gran mayoría pobres agricultores arrendatarios; mientras que los etruscos inmigrantes eran comerciantes, industriales y artesanos. 

Patricios y plebeyos eran considerados ciudadanos de Roma. Sin embargo, existían otros estratos sociales como los clientes. Estos eran extranjeros que vivían bajo la protección de un Patricio a quien servían en diversas formas, inclusive como soldados. También estaba la clase social de los esclavos, personas sin derecho a quienes se les asignaban los trabajos más duros.

LA MONARQUÍA DE ROMA:

El gobierno de la ciudad de Roma estaba regido por la figura del “Rey”, el Senado, los Comicios Curiados y los Comicios Centuriados.

El rey tenía atribuciones de defensa, dirigente militar, director de ritos a los dioses y juez. Sin embargo, en su ayuda para dirigir las amplias dependencias del reino de Roma, surge la figura del apoyo de los jefes patricios o el Senado.

Los Patricios, jefes de cada familia fundadora de Roma, formaron un grupo como estructura representativa conocida como: el Consejo de Ancianos o “el Senado” (Senex). Esta institución dirigía el destino de la ciudad-estado de Roma junto con el apoyo hacia el rey. Los patricios miembros del senado eran exclusivamente los jefes de las familias fundadoras de Roma. De tal forma que el rey representaba un poder ejecutivo y el senado un poder legislativo.

El Senado a su vez, estaba conformado por 30 miembros patricios (posteriormente, con la llegada a la etapa republicana de Roma, su número incrementaría a 300). La ciudad de Roma estaba dividida en tresclanes de familias patricias o tribus: la de los latinos, la de los sabinos y la de los etruscos. Cada tribu estaba dividida en diez curias o “barrios”. Cada curia, en diez gentes o manzanas de casas y cada casa en sus respectivos habitantes: la familia. Las curias se reunían generalmente dos veces al año, y en estas ocasiones celebraban una convención llamada: el comicio curiado, que se ocupaba de la elección de un dirigente o “Rey”. De tal forma que los primeros años de existencia de Roma, la ciudad estaba dirigida por un rey y el sistema romano era una “Monarquía Electiva”.

La principal diferencia entre los Patricios (familias fundadoras de Roma) y los plebeyos (inmigrantes) era que los primeros podían optar por cargos en el gobierno de Roma, lo que implicaba derechos y deberes, así como tomar decisiones sobre el destino del estado, mientras que los plebeyos no podían acceder a cargos públicos o representativos en Roma. Pese a esto, los Patricios y plebeyos (sabinos, latinos, etruscos, etc.) convivían en la ciudad de Roma y las villas a su alrededor, siendo los Patricios los que dirigían el destino del pueblo romano.

En este tiempo la defensa de Roma era importante ante el creciente poder y rivalidades con otras ciudades de la península itálica. Esto dio forma al establecimiento de la defensa y el nacimiento del ejército conformado por los ciudadanos (habitantes) de Roma.

Su organización estaría basada en base a las treinta curias romanas, donde cada una de las curias proporcionaba cien soldados y diez jinetes (soldado en su caballo) entre patricios y los plebeyos bajo su mando. Estos en general eran los hombres en edad plena para tomar un arma y defender el estado. Los cien soldados eran llamados en conjunto: centuria. Los diez jinetes en conjunto: decuria. El aporte entre las 30 curias daba como resultado: treinta centurias y treinta decurias, es decir: tres mil trescientos hombres, número de efectivos que constituían en conjunto lo que se denominaba: La Legión.

Como comandante supremo sobre los soldados de la Legión estaba el rey, quien dirige las operaciones en la campaña militar. Sin embargo, la figura del rey en el campo militar estaba regulada por el comicio centuriado, grupo de ciudadanos romanos formado en tiempos de guerra, quien daba consejo, apoyo táctico y equipo militar al rey y a la legión, además de elegir (nombrar) a los oficiales al mando del rey llamados: pretores.

El rey por lo tanto era dirigente, hacía solicitudes al comicio curiado en tiempos de paz y peticiones al comicio centuriado en tiempos de guerra. Según los resultados de su accionar como dirigente en estos campos, rendía cuentas al Senado. El fin de esta situación era limitar el poder político y militar del rey y que este no se convirtiera en “Dictador” (hombre con todos los poderes).Las curias por lo tanto tenían doble función: el papel militar y político en el comicio centuriado y el comicio curiado respectivamente.Esta forma de gobierno hizo crecer económica y militarmente a Roma frente a otras ciudades cercanas, al grado que estas vieron con recelo su desarrollo. Muy probablemente en esta época, la mitad de la población de Roma rondaba entre los 25,000 o 30,000 habitantes, con la mitad de ciudadanos viviendo en la ciudad de Roma y la otra mitad dispersa en las regiones aledañas de la campiña.

Roma inicia en esta época su etapa de expansión y conquista de territorios. Las causas son desconocidas con exactitud; no obstante, entre estas se teorizan: las luchas por el poder, el control territorial, rivalidades, ambición de tierras, competencias comerciales, defensa frente agresiones de otras ciudades, etc., lo que conduciría a Roma a guerrear contra los etruscos y otros pueblos.

Los primeros reyes de Roma fueron según la tradición: Rómulo (este según el mito de Rómulo y Remo alimentados y criados por una loba), Numa Pompilio, Tito Tacio, Tulio Hostilio y Anco Marcio. Con estos reyes los romanos tuvieron una economía con base rural o agrícola y su política era de carácter terrestre; ya que no contaban todavía con una flota para navegar y comerciar. Al parecer es durante el reinado de Tulio Hostilio donde las ciudades latinas rivalizan con Roma y la atacan; pero Roma predomina combatiendo a todas y destruye a la ciudad de Alba Longa, quedando Roma como la ciudad más importante del Lacio.

Es en este tiempo donde surge la tradición militar de Roma, donde en caso de guerra todos los ciudadanos útiles (sin limitaciones o impedimentos físicos) debían alistarse en el ejército local para la defensa.Es además en esta época donde surgen los primeros problemas entre los patricios y los plebeyos; el origen radicaba en que los patricios y plebeyos eran ciudadanos romanos con derechos, pero solo los patricios podían optar por cargos públicos (senado) y no así los plebeyos, de tal manera que los patricios contaban con amplias ventajas sobre la plebe de Roma.

No obstante, sobreviene el advenimiento de una dinastía etrusca en la ciudad de Roma; hecho que cambia de forma radical las políticas romanas del interior como del exterior. Con anterioridad desde el siglo VII a. C. el dominio de los etruscos se había extendido por la región de Lacio hasta Campania en la península itálica, rivalizando con Roma. Parte del dominio etrusco radicaba no solo en la fuerza militar de sus ciudades, sino en su influencia cultural. Buena parte del desarrollo y cultura de Roma proviene de la influencia cultural etrusca. La expansión bélica de los etruscos llevó a la conquista de Roma al año 600 a.C., así como todo el centro de Italia, tras sucesivas batallas.

A la muerte de Anco Marcio, último rey romano (latino) surge la figura de Lucio Tarquino Prisco, inmigrante de origen etrusco. Este tuvo aspiraciones a convertirse en rey de Roma. Fue respaldado por los patricios de origen etrusco y principalmente entre los plebeyos de Roma que carecían de participación en el Senado y las Curias quienes veían sus derechos disminuidos.

Lucio Tarquino se convirtió en rey de Roma en el año 616 a.C. con el apoyo del poder bélico de los etruscos y el apoyo popular de los plebeyos romanos quienes querían obtener representación en la política de Roma. Esto dio origen al período de dominio de los reyes etruscos conocidos como: “Los Tarquinos”.

La historia recuerda a tres reyes etruscos o “Tarquinos” de Roma: Tarquino Prisco (616-579 a.C.), Servio Tulio (578-535 a.C.) y Tarquino “el Soberbio” (534 – 509 a.C.).

Tarquino Prisco resultó ser un rey despótico y con el mandato de Roma organizó el ejército y emprendió la guerra subyugando todo el Lacio y atacó a los clanes sabinos arrebatándoles sus tierras. Duplicó el número de efectivos de la legión romana. Por otro lado, construyó monumentos y edificaciones como la cloaca de Roma y el foro romano donde los ciudadanos podían reunirse. A sus políticas se oponía el Senado, quienes habían perdido su derecho de control sobre el rey ante la llegada de Tarquino Prisco. En el año 578 a.C. es asesinado Lucio Tarquino por los senadores de Roma. Servio Tulio, su hijo, asume el trono tras el asesinato de Lucio Tarquinio.

Bajo su reinado, Servio Tulio construyó las murallas de Roma, otorgó la ciudadanía a los libertos (esclavos que habían ganado su libertad) y modificó la institución romana aboliendo las curias representantes de las tribus romanas, las cuales votaban anteriormente en el Comicio Curiado y Centuriado, y sustituyéndolas por cinco clases sociales basadas en sus regiones de residencia.

Las curias representaban los orígenes tribales de los ciudadanos romanos (etruscos, sabinos, romanos, etc.). Con las 5 nuevas clases sociales con Servio Tulio, se representaba a los ciudadanos según el área (distrito) donde estaba ubicado su domicilio. Esto dio como resultado 4 clases sociales urbanas (que tenían sus viviendas en la ciudad) y una clase social rural (viviendas en la campiña). Esta última estaba a su vez conformada por varias tribus rústicas.

Las nuevas clases sociales tendrían derechos políticos (voto, representación) y militares (reclutamiento); lo que permitiría en esta última el servicio militar ciudadano y su contribución económica (armas, reclutas, caballos, equipamiento, etc.) es decir: cada ciudadano contribuía con sus recursos económicos a la formación del ejército, hecho que determinaría la influencia de cada clase según su poder económico.  

El Senado, viéndose en desventaja ante la nueva división en clases sociales, contrató a Tarquino “El Soberbio” para asesinar a Servio y retornar al “viejo orden”. Tarquino asesinó a Servio, no obstante, tomó el poder del trono de Roma en el año 534 a.C. sin tomar en cuenta al Senado. Bajo su reinado reforzó las fuerzas romanas y atacó ciudades de la península itálica estableciendo una política de guerra.

Según la historia, en las fuentes romanas, Tarquino el Soberbio utilizó la violencia, el asesinato y el terror para mantenerse en su cargo de rey, además de destruir santuarios religiosos. Gran parte de la plebe le retiró su apoyo cuando instauró una férrea dictadura. Durante su reinado, su hijo Sexto, violó a una patricia romana llamada Lucrecia, quien ante el hecho se suicidó producto de la vergüenza. Lucio Juno Bruto, pariente de Lucrecia, convocó al senado para exigir justicia. El senado decidió la expulsión de Tarquino en 510 a.C. tras una revuelta de una buena parte de la población romana indignada por la acción de Sexto ante Lucrecia y el descontento popular.

A pesar del dominio etrusco sobre los romanos, los reyes etruscos urbanizaron y civilizaron Roma.

Tarquino, expulsado, pidió ayuda al rey etrusco Lars Porsena para recuperar su trono. Lars Porsena retornó a Roma con un ejército etrusco para reclamar el trono para Tarquino. Según la historia de Roma, un hombre llamado: Horacio junto a dos de sus compañeros, hicieron frente al ejército invasor en el puente frente a las puertas de Roma, deteniendo su avance y salvando la ciudad. Este acontecimiento, sin embargo, es considerado una mera leyenda como parte de la historia en la etapa del paso de la monarquía romana hacia la República, siendo un suceso exagerado en función de preservar el honor de Roma frente al dominio etrusco. Lo más probable es que Lars Porsena conquistara la ciudad de Roma para su beneficio, excluyendo a Tarquino. Los reyes etruscos posteriores se identificaron como “romanos” (parte de la población romana era en realidad etrusca, latina y sabina) para después luchar contra otros etruscos y otros pueblos itálicos.

Dado los acontecimientos, existió posteriormente un debilitamiento en el poder de los etruscos y su influencia. Muchas ciudades etruscas en la región central de Italia eran independientes y formaban confederaciones según sus beneficios. Al mismo tiempo desde las regiones de la Galia (Francia) los bárbaros galos descendían sobre la península itálica atacando en primer lugar las provincias etruscas (ya que los galos estaban mejor organizados en comparación de los futuros tiempos de Julio César). El debilitamiento etrusco y el avance de los galos sobre estos, permitió a los romanos a depender menos de la influencia de las ciudades etruscas y a no ser gobernados por un rey nuevamente; en cambio, decidieron que su sistema representara a las dos clases sociales de Roma en su momento: patricios o nobles y los plebeyos, reforzando además su ejército.

LA FORMACIÓN DE LA REPÚBLICA.

Tras la destitución de Tarquino el Soberbio, los romanos optaron por eliminar el cargo del rey y su control sobre los ciudadanos. El Senado romano por el contrario fue preservado y optó por dirigir el destino de Roma sin el apoyo de un monarca. Entre sus primeras acciones estaban las de asignar cargos a ciertos ciudadanos los cuales desempeñarían funciones específicas. Estos cargos serían llamados en general como: “magistrados”.

El Senado bajo la instauración de la Nueva República determinó una nueva forma de gobierno que tendría el poder de elegir entre los patricios a dos hombres que liderarían a Roma en caso de una situación difícil. Estos nuevos hombres o magistrados serían llamados: “cónsul” (comandante en jefe de la Legión) cuyo período de dominio sería de un año para luego el Senado elegir un nuevo par de cónsules. El objetivo de elegir ambos cónsules era que uno vigilaría al otro limitando sus acciones y a su vez evitar que estos tomaran el poder como el de un rey.

Los primeros cónsules fueron elegidos en el año 509 a.C. tras el derrocamiento de Tarquino el Soberbio.

Con el paso del tiempo los cónsules necesitaron auxilio de otros cargos en su administración surgiendo: los pretores (tendrían funciones de jueces), los cuestores (encargados del dinero público); los censores (a cargo de realizar el listado de ciudadanos o Censo), etc.

El Senado, durante la nueva etapa de la República de Roma, adquiriría mayor poder y otras facultades como: dirigir la política exterior de Roma (guerra, diplomacia, defensa, comercio, etc.), dirigir las finanzas de la República, dirigir la religión romana y, además, ratificar las leyes que eran elegidas por los comicios, los cuáles volvieron a estar vigentes.

No obstante, también fue establecido para la nueva República de Roma la opción como ley de retirar el mando a los dos cónsules y encomendar el mando a un solo hombre o magistrado en el caso de una crisis que pusiera en riesgo la seguridad de Roma. Este hombre en el cargo sería llamado: “dictador”, con un ejercicio pleno de su función que duraba seis meses y cuya misión sería defender la República bajo su único mando.

Los senadores obtuvieron mucha representación y los plebeyos de Roma, nuevamente bajo la República, carecían de la misma. Los plebeyos deseaban tener participación en los asuntos del estado obteniendo una representación en el Senado.

Los plebeyos formaban parte de la legión (milicia) de Roma. Al momento de la guerra su armamento e implementos corrían por su cuenta, descuidaban sus tierras por su ausencia durante las batallas y terminaban endeudándose, por lo que muchos plebeyos prósperos propietarios de tierras terminaban como esclavos (de los patricios) para pagar la deuda adquirida. Esta situación hizo que demandaran derechos a los patricios.

Desde el año 494 a.C. Roma se encontraba en rivalidad con otras ciudades de la península itálica. Debido a que la milicia romana estaba conformada por miembros patricios y plebeyos, estos últimos estaban dirigidos por los primeros; y dado el caso del endeudamiento por la falta de labor en las tierras al servir en las legiones, los plebeyos se negaron a servir a los patricios, por lo que ante las deudas y la pérdida de tierras, exigieron tener representación en las fuerzas armadas y políticas de Roma eligiendo sus propios oficiales y buscar soluciones a la problemática. Los patricios en el Senado se negaron ante las demandas de los plebeyos.

Los plebeyos, la mayor parte de la población romana, frustados, abandonaron la ciudad de Roma y sus tierras y marcharon hacia el monte Aventino con el objetivo de formar otra ciudad, una nueva milicia y separarse de la República. Ante la nueva situación los patricios entablaron negociaciones con los plebeyos, terminando por ceder a las demandas, estableciendo la formación entre el año 473 y 471 a.C. de una comisión que representaría a los plebeyos de Roma llamada: Comitia Tributa o “Tribunado”.

Esta comisión, formada por los plebeyos, tendría un representante ante el Senado llamado: “Tribuno”, quien era un oficial elegido por los soldados y ciudadanos plebeyos y quien a su vez representaría a la plebe con plenos poderes frente a los patricios. Estos tribunos tendrían por asistentes a otros soldados de la plebe conocidos como los: “ediles”.

El papel de los tribunos frente al Senado era el poder del veto, es decir, la facultad de anular los acuerdos o leyes del Senado que consideraban dañinos para los plebeyos; también el de auxilium, el cual consistía en la protección de los plebeyos contra el abuso de autoridades. Con la Comitia Tributa los plebeyos tuvieron representación y posteriormente consiguieron participación en las decisiones de Roma formando parte como censores o cuestores. Los tribunos eran elegidos por un año. En un principio eran dos, posteriormente hasta diez tribunos.

Los tribunos por otro lado auxiliaban a los cónsules en tiempos de guerra como subordinados bajo su mando en la milicia y, principalmente, en el reclutamiento de los plebeyos para formar las legiones (infantería). Sin embargo, el cargo de cónsul solo podía ser ejercido por los patricios.

A partir del año 375 a.C. al 371 a.C. los tribunos formaban parte del Senado y con sus votos evitaban la elección de magistrados (senadores) superiores.

La República de Roma se caracterizó en sus primeros tres siglos de existencia por resolver las desavenencias entre los patricios y plebeyos al mismo tiempo en sostener la defensa y el ataque contra los pueblos vecinos (griegos, samnitas, latinos, etc.), sufrir guerras civiles y hacer frente ante tres difíciles situaciones que pondrían a la República de Roma al borde del colapso y desaparición: la invasión de los pueblos de la Galia, el conflicto con Cartago y el avance de los Cimbros y Teutones.

LA INVASIÓN DE LOS GALOS:

Para el siglo V a.C. los galos (tribu celta de Francia) asentados en la Galia, irrumpieron el Valle del Po atacando a los etruscos haciéndolos retroceder y expulsarlos de varias provincias y ciudades. Roma aprovechó la oportunidad de la debilidad de los etruscos prosiguiendo sus campañas de guerra contra estos y otros pueblos latinos a quienes derrotaron en la batalla del Lago Legio en el año 496 a.C. Esta batalla le permitió a la República de Roma el sometimiento de otros pueblos que habitaban la península como los ecuos, los hérnicos, los volscos, etc.

Roma atacó la importante ciudad etrusca de Veyes en el año 406 a.C. El asedio duró 10 años hasta que Veyes cayó en poder de Roma en el año 396 a.C. suponiendo un duro golpe a los etruscos y su declive.

No obstante, los galos proseguían sus ataques en la región. La joven República de Roma se enfrentaría a la invasión de los galos al mando de su rey: Brenno, quien comandaba un ejército de 30,000 guerreros galos de la tribu de los senones en el año 390 a.C. Los galos habían avanzado sobre la península itálica derrotando a los etruscos y habían tomado la ciudad de Clusium. Esta ciudad pidió entonces ayuda a Roma, hecho que dio lugar a la batalla de Alia (en un río cercano a 17 kilómetros de Roma) en el 390 a.C. En esta batalla los galos derrotaron a los romanos de forma aplastante lo que permitiría la invasión de la ciudad de Roma posteriormente por los bárbaros. El resto del ejército romano sobreviviente tras la batalla de Alia, huyó despavorido y la ciudad de Roma quedó desprotegida.

En el año 387 a.C. los galos entraron a Roma para quemarla y saquearla. Ante el terrible avance una parte de los habitantes de Roma logró refugiarse en la colina del Capitolio, desde donde lograron rechazar el ataque en el interior de la ciudad. Sin embargo, el resto de Roma fue devastada por los galos entre el saqueo y la profanación de templos.

Según las fuentes, un grupo de soldados romanos supervivientes de la Batalla de Alia, fuera de Roma, habría contactado con un grupo de senadores sobrevivientes dentro de la ciudad. Estos ordenaron en la desesperada situación del asedio al Capitolio, que Marco Furio Camilo, un militar romano, optara el cargo de “dictador” con el objetivo de formar un nuevo ejército para atacar a los galos y salvar la ciudad. Sin embargo, tras seis meses de asedio, romanos y galos decidieron negociar. El resultado fue la retirada de los senones a cambio de que Roma les pagase mil libras de oro. Según las fuentes posteriores, Brenno y los galos habrían utilizado pesas falsas en una balanza utilizada para medir el botín en oro y aumentar la cantidad del tributo exigido. Justo en la medición aparece de forma oportuna Marco Fulio Camilo, ingresando a Roma y liderando un ejército romano formado por voluntarios legionarios quienes derrotan a los senones.

Sin embargo, según los historiadores, es muy probable que Marco Fulio Camilo no formara un ejército improvisado para atacar a los galos dentro de Roma; algo muy difícil dada la situación (la batalla de Alia había ocasionado enormes bajas entre las legiones de Roma y pocos sobrevivientes), por lo que el suceso de la salvación de Roma por Marco Fulio sería más bien un “episodio legendario” inventado por los romanos en tiempos posteriores buscando restituir el honor de la humillación de Roma infligida por los galos; ya que los sucesos reales, con toda seguridad, indican que los romanos fueron derrotados totalmente por los galos, la ciudad de Roma saqueada y devastada pagando un fuerte tributo a los bárbaros invasores para que se retiraran de la ciudad.

Tras la invasión de los galos en Roma deberían pasar casi 800 años para que los bárbaros Visigodos comandados por Alarico saquearan nuevamente la ciudad en el año 410 d.C.

Posterior al saqueo de Roma, Marco Fulio fue nombrado cónsul, permitiendo reforzar al ejército ante el fracaso de la Batalla de Alia. Al mismo tiempo fueron establecidas las leyes y Roma expandió su territorio incorporando al resto de las ciudades latinas de Lacio. Las ciudades etruscas, unas cuantas sobrevivientes al avance de los galos, reconocieron el dominio de Roma y la península itálica quedaba a merced de cuatro pueblos: Roma y los samnitas, ambos en el centro; ciudades griegas en el sur y los galos en el norte.

GUERRAS LATINAS. LA CIUDADANÍA ROMANA.

Conformada la República, la ciudad de Roma y sus territorios aledaños tuvieron rivalidades con otros pueblos de la región del Lacio, esto los condujo a la formación de la Liga Latina durante el siglo VI a.C. como una confederación de diversas ciudades, incluida Roma, cuya principal función era la defensa mutua frente a enemigos externos (etruscos, griegos, etc.). En un inicio estuvo liderada por la ciudad latina de Alba Longa. No obstante, surgieron rivalidades entre las ciudades miembros de la Liga Latina, especialmente contra Roma, debido a la creciente superioridad de ésta última, lo que condujo al enfrentamiento entre los pueblos itálicos latinos contra la República romana en una serie de conflictos aislados que durarían aproximadamente 150 años y que serían conocidas como: Guerras Latinas.

La Primera Guerra Latina ocurrió entre 498 y 493 a.C. donde la Liga Latina (más de 30 ciudades) se enfrentaron contra Roma cuyo desarrollo llevó a la Batalla del Lago Regilo aproximadamente en el año 496 a.C. En el enfrentamiento, las fuerzas romanas derrotarían a la coalición de la Liga Latina. Como consecuencia Roma respetaría la autonomía de las ciudades latinas; sin embargo, las ciudades debían prestar ayuda militar en caso la República lo necesitaba y Roma pasaba a liderar la Liga.

La Segunda Guerra Latina acaeció 340 y 338 a.C. cuando los miembros de la Liga observaron con temor y recelo la expansión de la República. Embajadores de la Liga ante Roma exigieron un gobierno en común, pero el Senado se negó ante el hecho. Samnitas, rivales de Roma, paradójicamente formaron una alianza con esta última para enfrentarse a una coalición de los miembros de la Liga Latina.

En el año 339 a.C. acontece la Batalla del Vesubio (debido a la cercanía del monte) donde una coalición de Samnitas y la República de Roma se enfrentan a los miembros de la Liga Latina. La milicia de Roma resulta victoriosa en el enfrentamiento derrotando a las ciudades Latinas.

En última instancia en el 338 a.C. Roma se enfrenta nuevamente a los remanentes de las ciudades de la Liga en la Batalla de Trifano. La República derrota en definitiva a las ciudades latinas a las cuáles somete incorporándolas a su territorio y disolviendo la Liga Latina.

Algunas de estas ciudades recibieron, para sus habitantes, la ciudadanía romana, lo que otorgaba derechos a sus ciudadanos pertenecientes a la misma República, a excepción de otras, a las cuales concedieron relaciones particulares, negando la ciudadanía y otorgándoles en su lugar algunos derechos con imposición de obligaciones.

La Ciudadanía Romana consistía en una condición social específica para un habitante de la República de Roma, la cual se mantendría vigente durante la existencia de la República y los primeros siglos del período del Imperio Romano.

La ciudadanía romana o “civis romani” implicaba que un habitante de Roma ostentaba la condición de “ciudadano”; situación o status social que le otorgaba derechos y deberes al hombre frente al estado de Roma, en general: respeto y obediencia a las leyes de la República, derecho a obtener una propiedad privada, realizar contratos legales, derecho al matrimonio, gozar de libertades (viajes, religión, compra, etc.), ser juzgado por un tribunal romano ante un crimen o una acusación (un ciudadano romano no podía ser condenado, torturado o muerto sin previo juicio), derecho a pagar impuestos, podía apelar ante un magistrado, podía ser parte de la legión romana y/o poder acceder a posiciones, trabajo y representaciones dentro del gobierno republicano de Roma.

No todos los habitantes de la República de Roma, dentro de la misma ciudad y especialmente en los territorios conquistados por la República con el paso del tiempo, recibían el derecho de la ciudadanía romana.

Durante la conquista de las ciudades latinas y la abolición de la Liga por la República durante las Guerras Latinas, muchos de los territorios itálicos fueron conquistados mientras que otros habían establecido ciertas alianzas con la República de Roma. En ambos casos estas ciudades recibieron la categoría de “Colonia Romana” y sus habitantes según fueran conquistados o aliados recibieron comúnmente (aunque con variantes y excepciones) la condición de: “civis latini” (o el “derecho latino”) y el de “socii latini” respectivamente. Esta posición social les otorgaba a ambos grupos sociales pocos derechos y muchas limitaciones a comparación de la ciudadanía romana o civis romani.

El civis latini era por lo común exclusivo de los pobladores de las ciudades latinas (y otras como samnitas, griegas, etruscas, etc.) conquistadas dentro de la península itálica.

El socii latini era el habitante de ciudades federadas (alianzas) con Roma. En la República temprana, los aliados autónomos (ciudades) de la República dentro de la península itálica, que habían proporcionado únicamente tropas de apoyo (soldados) a Roma eran llamados foederatus o foederati, conservando su independencia frente a Roma. Con la expansión de la República en la península itálica, las ciudades aliadas de Roma o foederatus establecieron acuerdos legales con la República romana (entre algunas razones para no ser conquistadas por la hegemonía creciente de Roma) lo que les confería obligaciones frente a Roma, en general: aportar tropas de infantería (soldados) y pagar tributos, por lo que fueron llamados socii latini.

En la práctica, la fijación de la condición del civis latini y el socii latini variaba según la ayuda, aporte, colaboración, rendición o resistencia de las ciudades frente a las conquistas de la República. Una ciudad que se resistía a Roma podía negociar su rendición y la República concedía a sus habitantes el status de socii latini o civis latini según el acuerdo.

Generalmente cuando la República de Roma conquistaba un pueblo, imponía duras condiciones a los vencidos: exigía compensación económica por los gastos de guerra (fuerte tributo), buscaba garantía y preferencias para los ciudadanos romanos (comercio, paso libre, cargos públicos, etc.) frente a los conquistados, limitaba o prohibía la formación de tropas entre los vencidos y buscaba la forma de cobrar impuestos o establecer un servicio de los habitantes locales, imponiendo a los pobladores la condición de socii latini o civis latini. En caso de resistirse o violar los acuerdos se procedía a castigar duramente a la población convirtiéndolos en esclavos y destruir por completo sus ciudades.

El civis latini era una forma de semi-ciudadano romano que contaba con muy pocos derechos como: obtener una propiedad, podían comerciar y tener libre movimiento en la república (viajes); pero no podían participar en política, no podían ostentar cargos públicos, tampoco podían casarse con un ciudadano romano. El civis latini podía tener la opción de ser parte de la legión romana y en este caso no podía acceder a cargos de mando.

El socii latini era una condición donde los residentes aliados de Roma de una ciudad debían aportar tropas (ser soldados) a la legión obligatoriamente; así como el pago de tributos sin acceder a cargos públicos o la participación de la política.

Ambas condiciones tenían desventajas frente al ciudadano romano común o civis romani; ya que carecían de derechos frente a las decisiones del Senado de Roma, ante los Patricios, la dirección de las Legiones y las leyes romanas establecidos, especialmente no tenían representación política ni derecho al voto.

En el transcurso de la República el aporte común de los civis latini y socii latini era formar parte de las legiones romanas, por lo que estos soldados provenientes de ambos escaños fueron conocidos como alae sociorum en las milicias de la República.

El civis romani, el civis latini y el socii latini en conjunto sería la organización en la disposición del status social de la ciudadanía romana durante gran parte de la República, hasta que los habitantes de la República del colectivo del: civis latini y socii latini conseguirían obtener la plena ciudadanía romana tras la Guerra de Los Aliados (también llamada Guerra Social) en los últimos años de la República entre el 90 y 88 a.C.

Con el paso del tiempo la expansión romana llevaría a la incorporación a la República de otros pueblos de etnias, lenguas, tradiciones o costumbres diferentes a los itálicos en general (latinos, etruscos, sabinos, samnitas, volscos, etc.) la adhesión de estos nuevos territorios o Provincias (África, Grecia, Hispania, etc.) implicaba el respeto, la imposición o la asimilación de sus ideas y creencias (Roma por ejemplo absorbería la religión griega así como parte de su cultura) surgiendo por lo tanto entre las variantes del civis latini y el socii latini el término (la condición) de peregrinus (singular) o peregrini (plural), vocablo ambiguo que determinaba comúnmente: habitante(s) de una región fuera de la península itálica que estaba bajo control de la República de Roma y que había sido conquistada de forma pacífica o por la fuerza.

El término peregrini resultó impreciso para referirse al status social durante la expansión de la Republica de Roma debido a que por un tiempo se otorgó el estatus de civis latini y socii latini a los pobladores que habitaban los territorios conquistados por la República fuera de la península romana o Provincias.

Sin embargo, el término peregrinus o peregrini pasaría a referirse de forma oficial como status a todo habitante bajo el dominio romano fuera de la península itálica como significado de “extranjero” para diferenciarlo del civis romani, el civis latini y el socii latini.

En su momento, el peregrinus carecía de derechos y estaban regidos según las costumbres de su pueblo bajo la tutela obligatoria de la República.

La creciente presencia de Roma en su expansión más allá de la Península itálica y su relación con diversas etnias llevo al establecimiento del Ius gentium o derecho de todos los habitantes romanos para poder comerciar, obtener propiedades o el pago de impuestos establecido desde el año 300 a.C. en la República. Esto conduciría con el tiempo al establecimiento de la ciudadanía romana para todos los habitantes libres dentro de las fronteras del Imperio en el año 212 d.C. durante la etapa del Imperio Romano con el Edicto de Caracalla o Constitutio Antoniniana.

LA REPÚBLICA DE ROMA Y SU ARDUA EXPANSIÓN:

Posteriormente surgieron las guerras samnitas entre el 343 y 290 a.C. Los samnitas, pueblo montañés de los Apeninos dedicados a la agricultura y al pastoreo, deciden atacar y saquear las tierras de los romanos, etruscos y latinos.

Roma decide hacerles frente lo que conduce a la primera guerra Samnita contra la República acaecida entre los años 343 y 341 a.C. En esta etapa los samnitas asedian la ciudad de Capua. Los habitantes de esta ciudad piden ayuda a Roma a condición de someterse al dominio romano. Roma declara la guerra a los samnitas y tras los enfrentamientos sucesivos los samnitas aceptan que Capua pase a manos romanas.

Para los años 327 a 304 a.C. los samnitas asedian la ciudad de Nápoles. Roma decide prestar ayuda a la ciudad, pero en su avance contra los pueblos montañeses, el ejército romano es atrapado y cercado en un acantilado llamado “Horcas Caudinas” por el ejército samnita. Este último permite la retirada de los romanos tras varios días de asedio a condición de entregar sus armas, despojarlos de sus uniformes y pasando cada soldado romano por debajo de una lanza horizontal dispuesta sobre otras dos clavadas en perpendicular en el suelo, lo que obligaba a inclinarse, acción equivalente a un signo de sumisión hacia los samnitas.

Los etruscos proseguían en su rivalidad contra Roma. En el año 310 a.C. acaeció la Batalla del Lago Vadimo entre Roma y los etruscos. Roma vence en esta ocasión a los etruscos arrebatándoles territorio y disminuyendo su poder; ya que esta batalla significó el deterioro progresivo e inevitable de los etruscos. Ese mismo año 310 los romanos toman la ciudad de Bovaiamom, capital de los samnitas. Roma somete la región de Campania en el año 304 a.C. Los samnitas, desesperados, forman coalición con los umbros, los remanentes etruscos y con los galos senones asentados en el norte de Italia para combatir a la República de Roma quien había aumentado su poder.

Entre los años 298 y 290 a.C. ocurre el período de la tercera guerra samnita. En el año 295 a.C. acontece en la región de Etruria la Batalla de Sentino, donde la República de Roma, con cuatro legiones, se enfrenta a una fuerte coalición de galos y samnitas.

Las legiones de Roma estaban dirigidas por dos cónsules: Publio Decio y Quinto Fabio Máximo Ruliano, contando cada quien con grupos de infantería y caballería. En la contienda Decio perdería la vida; sin embargo, la victoria se decantaría por Roma derrotando a los samnitas y galos. El resultado daría a Roma el control de la mayor parte de la península itálica.

MAGNA GRECIA CONTRA ROMA.

Posteriormente la República de Roma se vería enfrentada contra la potencia de las colonias griegas. El sur de la península itálica estaba dominada por una serie de polis griegas (ciudades autónomas), región conocida como: “Magna Grecia”. Una de estas ciudades llamada Thurii o Tarento, estaba en conflicto con los lucanos (un pueblo belicoso del sur de Italia). Tarento pidió ayuda a Roma en su lucha contra los lucanos. Roma, en respuesta, atacó a los lucanos y a su vez conquistó muchas ciudades como Locri, Rhegio y Crotona. Roma envió sus barcos a la costa de la ciudad de Tarento en diplomacia. Los griegos interpretaron el hecho como una provocación y atacaron a la flota romana. Roma exigió una compensación que fue negada por Tarento, por lo que Roma le declaró la guerra. Tarento y las ciudades griegas estaban en franca decadencia y veían como una seria amenaza el aumento de poder de la República de Roma tras sus conquistas y el refuerzo de sus legiones, situación que les lleva a pedir ayuda a Pirro, rey de la región de Epiro en los Balcanes (hoy en día Albania y Grecia). El rey Pirro acepta y desembarca en Italia en el año 280 a.C. al mando de 25.000 hombres y 20 elefantes enfrentándose contra los romanos en la batalla de Heraclea ese mismo año. El ejército de Pirro derrotó a los Romanos. El uso de los elefantes como método de batalla, resultaría decisivo, pues las legiones de Roma nunca habían luchado anteriormente contra tales mamíferos.

Pirro ofreció posteriormente un acuerdo de paz a Roma. La República lo rechazó enfrentándose al ejército de Pirro en una segunda ocasión en la Batalla de Ausculum en el año 279 a.C.

En esta batalla Pirro derrotó de nuevo a los romanos, no obstante, perdió gran parte de sus contingentes. Según las fuentes históricas, el mismo Pirro, al notar las grandes pérdidas de sus huestes, exclamaría: “Otra victoria como esta y volveré solo a casa”. La frase y el acontecimiento permitiría crear el término: “Victoria Pírrica”, significando conseguir una victoria a costa de un gran precio lo que equivaldría a una derrota de trasfondo; ya que no se consiguen beneficios o logros y en su lugar con la victoria se obtienen desventajas o situaciones adversas.

Tras la batalla de Ausculum, Pirro comprendió su situación: sus fuerzas y pertrechos en Italia eran escasos y decide ofrecer nuevamente un tratado de paz con Roma. La República negaría la propuesta de nuevo.

En el año 278 a.C. Pirro decidió abandonar Italia para ayudar a las colonias griegas de Sicilia que estaban siendo atacadas por la poderosa ciudad de Cartago. La República de Roma aprovechó la situación ofreciendo una alianza con Cartago frente a su enemigo griego.

Pirro atacó a los cartagineses en Sicilia sin obtener grandes resultados, por lo que opta por retornar a Italia y enfrentarse a los romanos en la Batalla de Beneventum o Benevento en el año 275 a.C.

En esta ocasión las legiones de Roma atacaron a los elefantes con flechas de cera ardiendo en sus puntas, lo que provocaría dolor en los elefantes haciéndoles perder el control. Según las fuentes históricas no hubo claro vencedor; sin embargo, Pirro perdería un gran número de sus tropas lo que le obligó a retornar a Grecia dejando a los romanos conservando su territorio tras una guerra de desgaste.

Pirro fallecería en el año 272 a.C. y este mismo año Tarento se rinde ante Roma. La República pasaría a conquistar el resto de las ciudades griegas de la Magna Grecia extendiendo su hegemonía.

El último reducto contrario a Roma fue la ciudad etrusca de Volsinii que fue conquistada por el ejército romano en el año 264 a.C. La República de Roma dominaba por entero la península itálica.

LAS LUCHAS POLITICAS EN LA REPÚBLICA ENTRE PATRICIOS Y PLEBEYOS:

Con la creación de los tribunos de la plebe: la Comitia Tributa o Tribunado en el año 471 a.C., años previos al saqueo de los Galos, cambiaría parte de la política del Senado en la República; ya que los plebeyos estarían representados; no obstante, los patricios contaban siempre con mayores privilegios.

Durante la República existían las leyes de: Ager Publicus. Estas consistían que las tierras conquistadas en la guerra por la legión de Roma le pertenecían al Estado, convirtiéndose en tierras publicas (ager publicus). Con las guerras samnitas, y las guerras contra latinos, etruscos, sabinos, etc., estas tierras pasaron a manos de los patricios.

En el año 486 a.C. el cónsul Espurio Casio declaró que el reparto de tierras entre patricios era ilegal y propuso la ley Agraria, la cual consistía en el reparto de tierra para los plebeyos. El senado lo acusó de traidor y querer conspirar por establecer nuevamente la monarquía por lo que fue condenado a muerte. Sin embargo, tras su condena, la demanda de tierras se convirtió en parte de las exigencias de los plebeyos.

Muchas de las propuestas de los plebeyos no eran escuchadas. Los tribunados o “tribunales” formaron asambleas donde se dictaban acuerdos para convertirlas en leyes, las cuáles eran llamadas: plesbicitos. Estos últimos llegaron a ser parte de la ley de Roma desde la creación de los tribunados.

En el año 451 a.C. los “tribunales de la plebe” o Tribunados nombraron a diez tribunos que los representarían frente al Senado, hecho que se denominó decenvirato, publicando: “Las Doce Tablas”, es decir, leyes escritas que contenían obligaciones a cumplirse por ley.  Tiempo después se establecía la ley del connubium, regla que permitía el matrimonio de hombres y mujeres entre patricios y plebeyos. Esta última situación era un indicativo que había, evidentemente, acercamientos sociales en algunos sectores de la ciudadanía entre patricios y plebeyos.

Los plebeyos en Roma, tenían deudas con los patricios como arrendatarios de las tierras. Muchos plebeyos eran convertidos en esclavos al no poder pagar sus deudas a los patricios y sus tierras eran confiscadas. La crisis se agudizó tras la Saqueo de Los Galos. La República se vio sacudida por una serie de protestas y períodos de anarquía entre los años 378 y 370 a.C.

Ante la situación, en el año 367 a.C. el Senado promulga una serie de leyes para flexibilizar el pago de las deudas e imponer un límite de tierras a acumular por los patricios. Los senadores (patricios) mantenían sus altos cargos e influencia en el Senado y a su vez concedieron muchos beneficios a los tribunos, permitiendo a los plebeyos tribunos y a los ediles el acceso a ciertos cargos públicos, por lo que nació una nueva clase social emergente entre los tribunos y ediles plebeyos que sería llamada: la “nueva nobleza” frente a los senadores (patricios) considerados como: la “antigua nobleza”.

Contrario a lo que se cree comúnmente, (y de forma mal comprendida), la sociedad romana durante la República entre patricios y plebeyos, no era una lucha exclusiva de clases sociales (“ricos” y “pobres”). Muchos de los llamados plebeyos eran también terratenientes, comerciantes y mercaderes influyentes con altos ingresos económicos, también militares (legionarios) de renombre y muy capaces, así como prósperos plebeyos en sectores que ofrecían múltiples servicios dentro de la sociedad romana (carpinteros, médicos [“físicos”], orfebres, artesanos, etc.).

La diferencia entre patricios y plebeyos estaba basada no solo en la falta de acceso a tierras por ciertos sectores empobrecidos de la sociedad romana, sino además en la participación en los cargos públicos en la República y con ello el derecho a la ciudadanía romana, condición que implicaba derechos y deberes. Entre estos la defensa de la República siendo parte de las Legiones Romanas y el derecho de opinión en las políticas (decisiones) de Roma.

En el año 366 a.C. los tribunos militares exigieron la apertura de cargos para los plebeyos. Por lo que el senado, ante la presión de la plebe, permitió que el cargo de cónsul pudiera ser ocupado por un tribuno militar, al que podía aspirar un plebeyo, de tal forma que el tribunado militar obtuvo el poder de cónsul. Al mismo tiempo los patricios crearon el cargo de Pretor o máxima autoridad militar y política al que solo podía acceder un patricio encargado de administrar la justicia.

A los ediles se les encomendaría además la misión del cuidado de las calles, dirigir las obras públicas y el aseo de la ciudad.

Con el paso del tiempo los plebeyos consiguieron obtener el ingreso a nuevas magistraturas como el cargo de censor (en 338 a.C.), este cargo estaba dedicado a hacer el censo de los ciudadanos y sus bienes; el de pretor (337 a.C.) cargo que velaba por la justicia; los questores (309 a.C.) encargados para cobrar los impuestos y tributos (manejo de fondos públicos); y el de pontífice (máxima autoridad religiosa en el 300 a.C.).

Las grandes conquistas de la República de Roma trajeron consigo la incorporación de nuevas provincias, así como la mezcla e incorporación cultural de los pueblos sometidos: etruscos, latinos, sabinos y griegos. Esto hechos condujeron a mejorar el nivel de las legiones de Roma (experiencia en combate) y a un aumento de la riqueza entre los patricios. Roma se convirtió en una potencia con el mando de la península itálica rivalizando con Cartago, Grecia y Egipto.
Los territorios conquistados tuvieron nuevas autoridades locales (milicias) junto a un gobernador y bajo su mando un conjunto de magistrados (funcionarios).
Pese a la apertura de los plebeyos a ciertos cargos públicos en Roma, la mayoría de la clase media y baja había conformado parte de las legiones; algunos habían muerto en las batallas, otros civiles habían fallecido producto de las mismas y los pocos legionarios que regresaron se encontraron con dificultades económicas por lo que vendían sus pequeñas propiedades.

Las Ager publicus cayeron en poder de patricios y potentados, convirtiéndose con el paso del tiempo en dueños de gran parte de la península itálica. Estas tierras o latifundios eran trabajados por esclavos. Los agricultores romanos perdían sus tierras y pese a seguir siendo ciudadanos, vivían en la pobreza, lo que llevaba a muchos a emigrar a las ciudades.

Roma además adquirió el aumento de esclavos como prisioneros de guerra producto de las batallas contra sus enemigos o de las ciudades conquistadas.

Entre los patricios y los plebeyos, surgió una nueva clase emergente: los “quites” o caballeros. Esta nueva clase social estaba constituida por prestamistas (banqueros), mercaderes, prósperos comerciantes y tratantes de esclavos. Su origen radicaba en que los miembros pertenecientes a esta nueva clase emergente, iban a la guerra en caballos, ya que por sus altos ingresos económicos podían costear su mantenimiento.

En la práctica, y con el paso del tiempo, las clases sociales romanas si bien estuvieron vigentes en la República, iban perdiendo su sentido de origen. Entre el Patriarcado o patricios existían títulos honoríficos dados a miembros de “antiguas familias” mientras que las nuevas clases senatoriales estaban constituidas por miembros que habían escalado posiciones en las altas magistraturas que pasaban a sus descendientes. Muchos plebeyos habían escalado posiciones como tribunos y otros cargos en la administración.

La situación radicaba que la “nueva plebe” en las ciudades conservaba sus derechos políticos; pero vivía en la pobreza, podía formar parte de las legiones y emitía su voto al mejor postor en la política de Roma quien le podría brindar beneficios como: cargos públicos, alimentos o conseguir una parte de tierras del Ager publicus.

EL EJÉRCITO ROMANO:

Desde sus orígenes Roma fue un pueblo en armas, donde todos los ciudadanos debían alistarse en el ejército en casos de guerra. Todo hombre en edad capaz, estaba obligado a formar parte de las milicias de la Legión romana.

Posterior a la conquista de la península itálica se estableció un ejército profesional con sueldo por lo que los legionarios fueron capacitados siendo un soldado de oficio.

La milicia romana estuvo conformada desde sus inicios por la principal unidad de combate conocida como la Legión. Esta constaba entre 5,000 a 6,000 legionarios. Cada legión estaba compuesta por 10 cohortes. Cada cohorte por tres manípulos. Cada manípulo por dos centurias.

La legión de Roma y sus legionarios estuvieron caracterizados desde la época de la República y del Imperio Romano por su alto grado de disciplina, la capacidad física de sus soldados y un alto grado de organización en las batallas en campo abierto. En este último caso demostrando una alta capacidad en su fortaleza frente al combate con el enemigo y capacidad de maniobra, aunado al hecho de poder recorrer largas distancias para alcanzar sus objetivos.

Gran parte de la grandeza de Roma estaba en su ejército de legionarios.

Wikimedia Commons. Author: Goran tek-en Link: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Mediterranean_at_218_BC-es.svg

LAS GUERRAS PÚNICAS. EXPANSIÓN Y DOMINIO.

Mientras Roma ocupaba la península itálica en el norte de áfrica surgía la potencia militar y económica de Cartago, antigua colonia fenicia. Cartago era experta en el comercio del Mediterráneo formando una poderosa flota mercante y militar, llevándola a dominar las costas africanas hasta las costas de Hispania y la isla de Sicilia.

Esta última resultaría en una tierra fértil por la cual Roma y Cartago competirían conduciéndolos a la guerra.

El conflicto entre Roma y Cartago fue largo y consistió en diferentes frentes de batalla desarrollados en diferentes etapas, las cuales fueron conocidas como las “Guerras Púnicas” para los romanos. Para los cartagineses fueron conocidas como “las Guerras Romanas”.

La Primera Guerra Púnica se desarrolló entre los años 264 y 241 a.C.

En esta etapa los cartagineses perdieron Sicilia ante los romanos por lo que dirigieron esfuerzos tomando tierras de Hispania en el sur de la península ibérica, empresa dirigida por el general Amílcar.

La Segunda Guerra Púnica fue desarrollada entre los años de 218 – 201 a.C. En esta fase del conflicto surge la legendaria figura de Aníbal, hijo de Amílcar, quien dirigió la incursión de invadir Roma con un formidable ejército. Aníbal llegó a Hispania, ocupando el sur de la península ibérica, luego atravesó los Pirineos llegando a Italia enfrentando a las legiones romanas a las cuales derrotó en las batallas de Tesino (218 a.C.), Trebía (218 a.C.), Batalla del Lago Trasimeno (217 a.C.) y Cannas (216 a.C.), llegando con su milicia cerca de la ciudad Roma. La República entra en crisis ante el imparable avance de Aníbal colocando a Roma al borde del colapso y su destrucción.

No obstante, la República organiza sus tropas dejando el mando del ejército al general Publio Cornelio Escipión «El Africano». Este inicia expediciones con las legiones romanas a Hispania para destruir las bases de Aníbal. El cartaginés, al mismo tiempo, sin reservas en su ejército, se ve obligado a retornar a Cartago.

Las legiones de la República, al mando de Escipión, contraatacan a Cartago, alcanzan posteriormente África para enfrentarse a Aníbal y sus huestes a quien derrotan en la decisiva batalla de Zama (202 a.C.) Cartago se ve obligada a firmar la paz con Roma perdiendo sus posesiones bajo un duro tratado donde perdía su ejército y su flota de guerra.

No obstante, Cartago, al defenderse de sus enemigos vecinos intenta reorganizar su ejército. La República, ante el hecho, declara que Cartago viola el tratado por lo que declara de nuevo la guerra, convirtiéndose en la Tercera Guerra Púnica entre 149 – 146 a.C. Roma toma por asalto la ciudad de Cartago arrasándola y destruyéndola por entero, gran parte de sus habitantes muertos y los supervivientes convertidos en esclavos.

HACIA EL ORIENTE. GUERRAS CONTRA MACEDONIA Y GRECIA.

Con el dominio entero de Roma sobre la península itálica surge el conflicto con las tribus ilirias de la península Balcánica asentadas sobre la región del Valle de Neretva (actual Croacia, Bosnia y Herzegovina) frente al mar Adriático. Los ilirios realizaban ataques piratas (práctica que consideraban honorable) a las embarcaciones romanas, lo que ponía en riesgo el creciente comercio romano en el Adriático. La República envió embajadores a la región de Iliria, cuya reina: Teuta, ordenó la ejecución de los mismos. Ante el hecho, Roma declara la guerra a Iliria, la cual sería conocida como Primera Guerra Ilírica entre 229 y 228 a.C. Las legiones estuvieron dirigidas por los cónsules Lucio Albino y Cneo Centumalo. Los romanos derrotaron a los ilirios y tomaron su región como protectorado romano colocando al estadista ilirio: Demetrio de Faros como rey regente. Sin embargo, este último se revelaría contra la República intentando independizarse del poder romano por medio de la construcción de una flota de barcos atacando ciudades romanas, desencadenando la Segunda Guerra Ilírica entre el 220 y 219 a.C.

Roma derrotaría a las fuerzas navales ilíricas, tomaría posesión de varias ciudades griegas y obligaría a Demetrio de Faros a buscar refugio en el reino vecino de Macedonia en la corte de su rey Filipo V del reino de Macedonia (Balcanes).

No obstante, Roma completaría la conquista de la región de Iliria hasta el año 168 a.C. convirtiéndola en provincia de Roma en definitiva.

Filipo V fue rey de Macedonia entre el 221 al 179 a.C. Filipo tomó alianzas con Cartago en el año 215 a.C. apoyando a Aníbal en la guerra contra Roma, hecho que alertaba a la República (que en este tiempo desarrollaba la Segunda Guerra Púnica [218 – 201 a.C.]) iniciando la Primera Guerra Macedónica librada entre el 214 y el 205 a.C.

Aníbal mantenía sus tropas en Italia haciendo retroceder a las fuerzas romanas. La República, temiendo una división completa de sus fuerzas para hacer frente a dos ejércitos (cartaginés-macedonio) en una posible invasión de Filipo a la península itálica, decide pactar una alianza con el reino de Pérgamo y la Liga Etolia en el año 211 a.C.

Wikimedia Commons. Author: Marsyas (original); Willyboy (traducción). Link: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Map_Macedonia_200_BC-es.svg

El sureste de la península balcánica (Grecia) constaba de los reinos de Macedonia, la Liga Aquea y la Liga Etolia; estas dos últimas eran regiones conformadas por una confederación de ciudades estado independientes (que a su vez mantenían rivalidades entre sí). La Liga Etolia rivalizaba contra la Liga Aquea y contra el reino de Macedonia; ya que en el año 220 a.C. Filipo V había derrotado a la Liga Etolia en la tensa situación de la región griega.

El reino de Pérgamo en Asia Menor (Turquía) estaba gobernado por Atalo I Sóter, quien veía con preocupación la expansión de Macedonia en el mar Egeo, por lo que decide aliarse con Roma llevando una serie de ataques marítimos en coalición con la Liga Etolia contra las fuerzas y dominios de Filipo V; lo que obligaría al rey macedonio a mantener sus ejércitos en su territorio para defenderse de sus vecinos y no enviarlos a Roma. La República, no obstante, enviaría varios contingentes de navíos romanos en apoyo a Atalo y la Liga Etolia.

Filipo V intentaría tomar Iliria hacia el oeste, pero sería frenado por las fuerzas navales y terrestres de Roma en la región ilírica.

La República aprovecharía la alianza para combatir a Aníbal. Una vez terminado el conflicto con Cartago (Segunda Guerra Púnica) y la derrota de Aníbal, Roma establecería un tratado de paz con Filipo V de Macedonia (tratado de Paz de Fénice) en el año 205 a.C. el cual no sería duradero.

Filipo V tenía intereses de expansión sobre el Mar Egeo. Ocupó posteriormente territorios de Tracia (Bulgaria, Grecia y Turquía europea) y Dardanelos donde habitaban polis griegas, atacando ciudades del sureste de Grecia, así como la isla de Rodas y el reino de Pérgamo y la región de Ática donde estaba ubicada la ciudad de Atenas. Rodas y el rey Atalo de Pérgamo rechazaron los avances de los ejércitos macedonios haciéndolos retroceder con sus milicias. Pese a ello, pidieron ayuda a Roma. 

La República, interesada en expandir sus territorios e influencias, envía un ultimátum a Filipo para que retire sus fuerzas de Grecia. Filipo V se niega y Roma le declara la guerra, dando origen a la Segunda Guerra Macedónica entre el 200 al 197 a.C. El Senado nombra como cónsul a Tito Flaminino con el mando de dos legiones y 300 jinetes para expulsar a Filipo de Grecia.

Las legiones romanas avanzan sobre Macedonia, hasta el encuentro entre el ejército de Filipo V y las legiones de Tito Flaminino en el año 197 a.C. en la Batalla de Cinoscéfalos donde las legiones de Roma derrotan a las fuerzas macedonias dirigidas por el mismo Filipo. Este firmaría un tratado de paz con Roma que implicaba abandonar las ciudades griegas y la supresión de toda su flota de guerra. La República dejaba en Grecia varios destacamentos romanos distribuidos en varias ciudades como Corinto y estableciendo el dominio romano sobre las ciudades griegas permitiendo sobre estas cierta autonomía.

El conflicto entre la República y Macedonia proseguiría. Muerto Filipo en el año 179 a.C. toma la corona su hijo Perseo quien reanudaría la conquista de Grecia iniciada por su padre. Perseo continuó una política de acercamiento con las ciudades griegas prometiendo beneficios, derechos, bienes y alianzas, especialmente entre los sectores empobrecidos de las ciudades; ya que la región estaba en decadencia. Muchos sectores vieron con alivio las promesas de Perseo; pero el rey en turno de Pérgamo, Eumenes II, acusó a Perseo de intentar infringir las leyes de las ciudades griegas.

Roma, temerosa de un cambio de las políticas griegas, decide declarar la guerra a Perseo, iniciando la Tercer Guerra Macedonia entre el 171 y 168 a.C. Las hostilidades iniciarían con la Batalla de Calicino en 171 donde el rey Perseo y su ejército se enfrentan a las fuerzas romanas del cónsul Publio Licinio Craso derrotándolas. En el año 170 a.C. Perseo derrotaría nuevamente a otra legión romana en Iliria ya que entre sus objetivos estaba avanzar sobre Iliria y la Galia para invadir la península itálica.

Roma, preocupada, decide buscar a un militar con experiencia para dirigir la milicia y detener el peligroso avance de los macedonios, nombrando como cónsul al experimentado militar Lucio Emilio Paulo. En el año 168 a.C. las legiones romanas al mando de Lucio Paulo invaden Macedonia y derrotan al ejército de Perseo en la Batalla de Pidna (Primera Batalla de Pidna). Derrotado, Perseo huiría rumbo a Tracia, pero sería capturado posteriormente por fuerzas romanas y puesto en las mazmorras de Roma donde fallecería en 165 a.C.

Lucio Paulo organizaría posterior a la victoria sobre Macedonia conversaciones con las ciudades griegas y establecería alianzas y gobiernos republicanos en las urbes griegas. Macedonia por su parte enviaba representantes al Senado para recibir las nuevas disposiciones de la República sobre su reino, las cuales incluían: el pago de tributos, la formación en su territorio de cuatro reinos republicanos independientes, la remoción absoluta de la monarquía, la desaparición de sus fuerzas militares y múltiples restricciones comerciales.

Por último, sería desatada una Cuarta y última Guerra Macedónica entre 150 y 148 a.C. al mismo tiempo que Roma mantenía una nueva guerra con Cartago (Tercera guerra Púnica en 149 – 146 a.C.). En esta ocasión surgiría en Macedonia un pretendiente impostor al trono llamado: Andrisco, quien aseguraba ser hijo del antiguo rey Perseo. Andrisco organizaría una resistencia al conseguir aliados en Tracia y en la población de Macedonia, derrotando a varios contingentes romanos en un intento por restablecer la monarquía macedónica. La República, alarmada, tomó en serio las aspiraciones del pretendiente al trono y enviaría al general Quinto Celio Metelo al mando de una legión para solventar el peligro. Metelo y su legión derrotarían a Andrisco y sus huestes en la Segunda Batalla de Pidna en 148 a.C. El pretendiente sería posteriormente ejecutado ese mismo año y en consecuencia Macedonia era anexionada a la República convertida en provincia romana en definitiva.

LA GUERRA CONTRA ESPARTA. LA GUERRA AQUEA Y LA BATALLA DE CORINTO:

La Liga Aquea había apoyado a la República en las guerras contra Macedonia, no obstante, existían sectores de la misma que habían apoyado al bando macedonio. Desde el año 198 a.C. la Liga Aquea había firmado un tratado de paz con Roma. Pese a ello, la Liga Aquea mantenía serias rivalidades contra Esparta que era parte de la Liga Etolia por disputas territoriales en cuanto a los límites fronterizos que esta reclamaba; además de mantener rivalidad con otras ciudades del Peleponeso (península de Grecia) para que estas pasaran al bando de la Liga Aquea, aumentando su territorio e influencia.

Durante la Segunda Guerra Macedónica entre el 200 – 197 a.C., le reino macedonio otorgó el control de la ciudad de Argos, ciudad costera del Peleponeso, a Esparta. Esta ciudad estaba regida por el tirano (dictador) Nabis, quien había decidido apoyar al rey Filipo V de Macedonia contra Roma durante la Primera y Segunda Guerra Macedónica.

Al finalizar la segunda guerra Macedónica la Liga Aquea, quien mantenía tensas relaciones con Esparta por problemas fronterizos, protesta contra Esparta por la posesión de Argos, a lo que apoyan Rodas, Pérgamo y la República de Roma.  En el año 195 a.C. acontece la guerra Romano Espartana donde la República en coalición con la Liga Aquea, Rodas y Pérgamo, declaran la guerra a Nabis de Esparta.

Como resultado Esparta sería derrotada tras un asedio a la ciudad dirigido por Tito Quincio Flaminino, a quien Nabis ofrece la rendición. Esparta es obligada a pagar un fuerte tributo y a formar parte de la Liga Aquea, lo que disminuiría su poder e influencia en el mundo griego y a perder su independencia. La ciudad de Argos pasaba a formar parte de la Liga Aquea.

Muchos miembros de la Liga Etolia se mostraron contrarios a la política de Roma en la intervención de las decisiones de las ciudades griegas etolias, además de estar molestos por la pérdida de la hegemonía de Esparta ante la Liga Aquea. Tito Flaminino se retira de la región griega, lo que es aprovechado por las ciudades griegas para reanudar sus conflictos. La Liga Etolia incita a Nabis a recuperar la hegemonía espartana por lo que éste decide reactivar su ejército y su flota y en 192 a.C. ataca la ciudad aquea de Gitión. La Liga Aquea envía tropas y una flota al mando del estratego (comandante) Filopemen para atacar a los espartanos; pero la fuerzas de Nabis derrotan por tierra y por mar a los aqueos, por lo que la Liga Aquea exige la intervención de Roma.

El Senado envía al pretor Atilio junto a Tito Flaminino con una legión para derrotar a las fuerzas de Nabis. No obstante, los aqueos deciden enviar nuevas fuerzas a Gitión bajo el mando del general aqueo Filopemen, quien derrotaría a las fuerzas de Nabis obligando a este a refugiarse dentro de la ciudad. Flaminino aparece con las legiones y Nabis decide rendirse aceptando nuevamente las condiciones de rendición.

Aunque Esparta había quedado mayormente debilitada, Nabis proseguiría con las intenciones de la autonomía espartana buscando refuerzos entre la ciudades de la Liga Etolia pero sería asesinado por el comandante etolio Alexameno. Este y sus tropas atacarían la ciudad de Esparta desatando un período de anarquía que ería aprovechado por Filopemen para conquistar la ciudad y convertirla en parte de la Liga Aquea, permitiendo que conservara sus leyes y su territorio.

Esparta mantuvo problemas políticos y económicos y sin cesar su rivalidad con la Liga Aquea, atacó ciudades aqueas. Los aqueos aprovecharon el suceso para acabar con la independencia espartana atacando nuevamente la ciudad. Los espartanos solicitaron a su vez la protección de la República de Roma y la separación de la Liga Aquea.​

En el 188 a. C. Filopemen atacó Esparta y abolió la ley espartana, reemplazándola por la aquea, terminando con el papel de Esparta como potencia en Grecia. Al mismo tiempo en el año 188 a.C. el Senado de Roma limitó el poder de la Liga Aquea intentando evitar conflictos. Roma, que había intervenido poco en el conflicto, no hizo algo al respecto puesto que deseaba la desintegración de la liga; no obstante, la República estaba ocupada entre los conflictos con Macedonia y Cartago (Tercera Guerra Púnica 149 – 146 a.C.)

La crisis llega en 148 a.C. cuando nuevamente la Liga Aquea invade Esparta. Roma decide intervenir firmemente prohibiendo un nuevo conflicto y emitiendo un edicto en 147 a.C. separando Esparta y otras ciudades como Argos y Corinto de la Liga Aquea. Los aqueos se enfurecen con la medida, nombran strategos a: Critolao, quien convence a todas las ciudades de la Liga Aquea a declarar la guerra contra Esparta y contra Roma, suceso que sería conocido como: la Guerra Aquea. Critolao es apoyado por gran parte de la población aquea tomando como base la ciudad de Corinto.

La República envía al cónsul Lucio Mumio para sofocar la revuelta en definitiva a los Balcanes. Quinto Cecilio Metelo, gobernador de Macedonia, al mando de las legiones de Roma, decide atacar por su cuenta a la Liga Aquea. Metelo manda delegados a Corinto exigiendo la rendición a los aqueos; pero estos se negaron.

Critolao y sus huestes deciden sitiar Heraclea, ciudad que se había independizado de los aqueos en favor de Roma ante la sublevación. La legión romana liderada por Quinto Metelo alcanza la ciudad y se enfrenta contra el ejército aqueo en la Batalla de Escarfia en 147 a.C. En la batalla las fuerzas aqueas se repliegan en desorden permitiendo a la legión romana masacrar y derrotar a la milicia aquea donde el mismo Critolao pierde la vida.

La asamblea de las ciudades aqueas decide nombrar un nuevo comandante por lo que escogen como strategos a: Dieo de Megalópolis en 147 a.C. quien declara la guerra contra la República, organiza un ejército y se pertrecha en la ciudad de Corinto. Quinto Metelo ofrece la paz a condición que la Liga Aquea se someta en definitiva a Roma; pero estos rechazan las condiciones. Metelo inicia el sitio de Corinto pero pronto es sustituido por el cónsul Lucio Mumio quien llega a las puertas de Corinto y ordena a Metelo su retirada.

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Lucio Mumio, al mando de una legión romana, asedia la ciudad de Corinto en 146 a.C., acontecimiento conocido como la Batalla de Corinto.

Dieo organiza un ataque sorpresivo fuera de las murallas contra los romanos; pero la legión resiste, rechaza a la caballería aquea y rompe las filas de la infantería griega causando numerosas bajas entre los aqueos sublevados. Deio, incapaz y temeroso ante la derrota de su hueste, huiría de Corinto sin defenderla ante las legiones de Lucio Mumio, refugiándose en la ciudad de Megalópolis donde se suicidaría.

El hecho produjo temor en todas las ciudades griegas, provocando un vacío de poder, la anarquía entre los aqueos y la disolución de la Liga.

Posteriormente las legiones de Roma terminarían por traspasar los muros de Corinto, derrotan a las fuerzas griegas de los aqueos pertrechadas, matan a todos los hombres en el interior, someten a las mujeres y a los niños de Corinto a la esclavitud, los soldados romanos saquean la ciudad y luego la incendian y la destruyen en gran parte.

Con la Batalla de Corinto de 146 termina con la hegemonía griega en los Balcanes. La República ordena la disolución de la Liga Aquea, la prohibición de ejércitos griegos regulares, la prohibición de murallas en todas las ciudades griegas y la región balcánica en general termina por ser sometida a la República acabando con el deseo de independencia griego dando inicio al período de dominación romana o período «Greco-Romano».

La República de Roma expandía sus dominios, aumentando su poder e influencia sobre la región del Mar Meditárraneo.

Sin embargo faltarían retos que la República debería afrontar para preservar su existencia.

Bibliografía:

-Montanelli, Indro. Historia de Roma. De Bolsillo. España. 2018.

-Campbell, Bryan. Historia de Roma. Desde los orígenes hasta la caída del Imperio. España. 2011.

-Cornell, Tim. Matthews, John. La Civilización Romana. Ediciones Folio. 2007.

-Lane Fox, Robin. El Mundo Clásico. La Epopeya de Grecia y Roma. España, 2007.

-Anderson, Michael. Ancient Rome. Britannica. Rosen Edicational Publishing. United States. 2012.