ANTIGUO EGIPTO. «El Período Helenístico» como ventana al pasado:
A partir del año 332 a.C. Alejandro Magno, el conquistador Macedonio, junto a sus ejércitos conquistaban el territorio del gran rio Nilo o «Aigyptos«, término por el que sería conocido el Antiguo Egipto por los griegos. El general griego posteriormente conquistaría otros territorios como el Imperio Aqueménida (Imperio Persa) y la India, formando un reino de gran extensión que daría paso al período Helenístico o etapa de dominio del mundo griego, que transcurrre desde la muerte de Alejandro Magno hasta el suicidio de la reina Cleopatra, en un ciclo de casi 300 años durante los cuáles Egipto permaneció bajo la hegemonía griega.
Con la conquista de los griegos finalizaba absolutamente el largo período del reino del Antiguo Egipto; aunque con una decadencia proveniente de siglos atrás, siendo un imperio que había nacido en los albores del desierto y el río Nilo con una larga trayectoria entre el desarrollo de una civilización, la creación de un pensamiento que influenció a otras culturas y una serie de conquistas que forjaron el mundo antiguo, llevándolo a convertirse en un precedente en la historia de la civilización humana.
A la muerte de Alejandro Magno, en el año 323 a.C. los generales a su servicio se disputaron el control del extenso imperio Macedonio (griego), desatando guerras y rivalidades, lo que llevó al final a una repartición del mismo en las regiones de: Macedonia, Asia Menor, Mesopotamia y Egipto. En esta última demarcación quedó como gobernante uno de los generales de Alejandro: Ptolomeo.
El general Ptolomeo gobernó el territorio de Aigyptos, convirtiéndose en su rey de facto.

Así, la tierra del Nilo con sus habitantes, claramente egipcios, pasó a ser gobernada por una realeza de origen griego; cuya continuidad estuvo marcada por los descendientes de Ptolomeo o Dinastía Ptolemaica, siendo la última representante de esta estirpe real la reina del siglo I a.C. Cleopatra, hasta su muerte en el año 30 a.C y la posterior dominación del Imperio Romano.
Otros historiadores son de la opinión que el período Helenistico del Antiguo Egipto, bajo el mando de los griegos, fue una continuidad del liderazgo real de los antiguos reyes de Egipto depositada y representada por el mundo Helénico, terminando la grandeza del reino de Egipto con la conquista de Roma.
Egipto era una tierra rica y fértil que no pasó desapercibida para ejércitos, pueblos y conquistadores del mundo antiguo. Y, para los más osados u observadores, las antiguas enseñanzas, misterios, ciencia, estructuras y contrucciones como las pirámides, asombraron su espíritu volcado a toda una serie de interrogantes hacia una civilización que tiempo atrás había realizado lo inimaginable y sin precedentes, especialmente en el entorno hostil del desierto. No es extraño que entre las siete maravillas del mundo antiguo, las pirámides fueran parte de ese grupo selecto, siendo la única estructura de las mismas que ha sobrevivido hasta la fecha.
El mismo griego Heródoto, historiador conocido, quedó asombrado por el antiguo Egipto, dedicando sus viajes al país del Nilo e interrogando a sus habitantes sobre los datos de sus antepasados, recabando todo una serie de referencias en una formulación de historias que serían publicadas más tarde. Sin embargo el idioma y el uso de los antiguos jeroglíficos en papiros e incripciones de obeliscos, tumbas y edificaciones antiguas era una barrera, así como la reticencia y olvido de los habitantes egipcios de su pasado.
Por otro lado, no toda la historia de Egipto fue recabada por Heródoto. Así como él, los reyes griegos o ptolemaicos deseaban conocer la información precisa de sus súbditos, entre las diferencias de una estirpe griega sobre una población autóctana egipcia. Surge la figura de un antiguo sacerdote egipcio de su tiempo: Manetón, a quien fue encomendada la orden de escribir en griego la historia de Egipto desde sus inicios.

La empresa dio al sacerdote Manetón la oportunidad de verificar sobre los orígenes y consecución de uno de los Imperios más grandes de la historia. Se desconoce las fuentes que Manetón utilizó para reunir la información sobre la trayectoria y los orígenes de Egipto, no obstante, el sacerdote egipcio al plasmar sus investigaciones dio un paso importante creando la obra: Aigyptíaka o «Historia de Egipto» en lengua griega, donde dispuso la historia del país del Nilo de forma cronológica en base en las dinastías de sus gobernantes antiguos o faraones (aunque no exacta) y cuya obra fue mencionada por autores como Flavio Josefo.
El tiempo trajo consigo el descubrimiento de yacimientos arqueológicos antiguos, papiros y el hallazgo de la Piedra Rosetta, clave para comprender el antiguo idioma de los jeroglíficos egipcios, uniendo las piezas de un rompecabezas que permitió, en gran medida, saber más sobre el Antiguo Egipto, sus orígenes y su civilización. A pesar de la labor de Manetón, la cronología del Antiguo Egipto, basada en los reinados de sus faraones, es inexacta ya que se carecen de datos precisos de la duración de sus reinados, especialmente en cuanto a las etapas previas de la primera dinastía de los faraones, es decir la Etapa Pre-dinástica.
ANTIGUO EGIPTO. Los primeros pasos de un Imperio:
El Nilo. «Donde una civilización inicia».
Al observar un mapa del antiguo Egipto descubrimos una figura oblonga con una cinta en su interior que lo atraviesa. Dicha línea irregular es el Nilo, un río que recorre desde el sur hacia el norte una superficie de aproximadamente 1,200 kilómetros de largo, entre 15 a 20 kilómetros de ancho en ciertos puntos y que desemboca en el mar Mediterráneo ramificándose previamente en varias afluentes, dando forma a un triángulo equilátero conocido como Delta del Nilo.
El medio geográfico en que se desarrolló el pueblo egipcio fue en las riberas del rio Nilo. Heródoto, historiador griego, resumiría al Antiguo Egipto con la frase: «Egipto es un Don del Nilo«. Este rio estableció al configuración geográfica del Antiguo Egipto como un reino ubicado en un estrecho y largo valle, entre desiertos y arena y piedras, dejando un reducido espacio habitable en ciertos puntos.

Egipto es un amplio desierto con una estrecha ribera de vida y riqueza a los lados del Nilo. En época egipcia el rio, en verano, experimentaba una crecida donde sus márgenes se desbordaban, mientras que en otoño las aguas se retiraban del lugar inundado dejando un limo sobre el légamo (tierra lodosa) que servía como fertilizante para la franja cultivable de tierra negra. Tal fenómeno de irrigación, base para la agricultura y superviviencia de los pueblos, resultó beneficiosa para los primeros pobladores del Nilo.
Más allá del límite alcanzado por el nivel de inundación del Nilo o «tierra negra» cultivable está la tierra árida o desértica. La porción del valle (áreas verdes y de cultivo) a lo largo del gran rio es estrecha en ciertos puntos, generalmente desde unos cuantos metros y un kilómetro de anchura y con variantes de algunos kilómetros de ancho en ciertas extensiones, donde en el delta del Nilo da forma a un triángulo de 250 kms. de base aproximadamente. Los antiguos egipcios conocían al Nilo con el término de: “Hapy” cuyo signficado es «rio». Podían utilizar como nombre alternativo del Nilo el vocablo: “Iteru”, que significa «canal». La palabra “Nilo” proviene del término griego: Neilos.
En el límite de la tierra cultivable surge el desierto rojo y las arenas que se extienden hasta alcanzar los riscos que marcan el límite del Valle del Nilo. Estos riscos en algunos puntos están cerca de la tierra cultivable y en otros están a una distancia de 16 kilómetros. Estos peñascos marcaron en su época los límites del mundo conocido por los antiguos egipcios, formando mesetas con acantilados entre el Nilo de 200 metros como colosos de un valle desértico. Más allá de los riscos están los desiertos; por el este, a 160 kms. esta ubicado el Mar Rojo y hacia el oeste a 5000 kms. el impracticable Sahara.

El Nilo, frente a esta geografía adversa de un paisaje tan inhóspito como árido, resultaría ser parte del elemento unificador entre las poblaciones de todo el Bajo y el Alto Egipto; ya que era una fuente vital de agua para toda la región durante todo el año. Esta distinción entre «Alto» y «Bajo» Egipto estuvo marcada por la antigua ciudad egipcia de Menfis. El Alto Egipto iniciaba desde la primera catarata del Nilo hasta la ciudad de Menfis y el Bajo Egipto iniciaba desde la ciudad en cuestión hasta alcanzar el delta del Nilo y el Mediterráneo. Hacia el sur de la primera catarata del Nilo estaba ubicada la tierra de Nubia, dividida a su vez en la Baja Nubia o Uanat y la Alta Nubia o Kush (actual Sudán). Por contrario, hacia el norte el Nilo avanza abriéndose en diversas afluentes que originan un abanico de 100 kilómetros de longitud por 600 de perímetro, el Delta, dando forma a un extenso valle verde. Debido al beneficio del rio frente a un entorno desértico, los egipcios obtenían del mismo todo lo que necesitaban para su sustento: caza y pesca abundantes y la inundación anual del rio, controlándola y ponerse a trabajar sobre las tierras depositadas de agua para cultivarlas. En base a este fenómeno los egipcios basaron la medida de su año según las estaciones. Estas estaciones estaban marcadas por las crecidas del Nilo lo que a su vez señalaba el trabajo de las tierras.
Los egipcios tenían tres estaciones marcadas por el Nilo:
Akhet o crecida, conocida como la inundación del Nilo: cuando el rio aumentaba su cauce inundando las tierras en sus orillas; estación que duraba desde el mes actual de julio hasta mediados de noviembre. (19 de julio – 15 de noviembre).
Peret, invierno o siembra: cuando las aguas del Nilo volvían a su cuenca, permitiendo la siembra y la maduración de los cereales. Período desde noviembre hasta el mes de marzo. (15 de noviembre – 15 de marzo).
Shemu o verano: época de cosecha de la siembra. Ocurría entre los meses actuales de marzo/abril y junio. (15 de marzo – 19 de julio).
En el Antiguo Egipto, desde sus orígenes, a lo largo del Nilo se formaron pequeños reinos que fueron conocidos como “Sepat”, término que significa: “tierra cultivable” o «zona cultivable». En la historia de Egipto, Sepat sería sinónimo de: «zona» o «distrito» y en tiempos previos a la figura de un único Faraón egipcio, Sepat sería sinónimo de «Reino». El Sepat posteriormente, durante el período Helenístico, es nombrado como: “Nomo”, palabra griega que significa: «Ley», representando a las diferentes provincias o estados del reino egipcio. Los egipcios que habitan estos márgenes o Sepat del Nilo se llamaban así mismos como: “remet-en-kemet”, cuyo significado es «habitante de la tierra negra», «poblador de la tierra negra» o «pueblo de la tierra negra». Los antiguos egipcios llamaban a su tierra: «Kemet», palabra que significa «Tierra Negra» en alusión a la tierra fértil en los márgenes del Nilo y a su vez diferenciar la región cultivable de la zona desértica. A esta región árida o desierto lo nombraban: “deshret” o «Tierra Roja». La palabra «Egipto» proviene el vocablo griego Aigyptos, título otorgado a Kemet durante la conquista de Alejandro Magno y el Período Helenístico. El territorio del antiguo Egipto en su geografía producto de la fertilidad del Nilo quedaría encerrado entre el mar del Norte o Mediterráneo, los territorios salvajes del sur de África y dos amplios desiertos al este y al oeste.
El hombre egipcio:
El problema étnico del Antiguo Egipto suscita debates entre los historiadores. Para unos el pueblo egipcio tiene orígenes camíticos, emparentado con pueblos del norte de África, libios y bereberes. Otros sugieren que sus orígenes son semíticos, emparentados con hebreos, fenicios y asirios. Otros más postulan que los antiguos egipcios pertenecían a la etnia mediterránea, similar a los antiguos pobladores de España, Italia y Grecia.
Es aceptable que en sus orígenes los egipcios eran pueblos camíticos y mediterráneos; pero que posteriormente se mezclaron en gran medida con pueblos de orígenes semíticos consolidando una civilización que sostuvo una cultura de aproximadamente 50 siglos de desarrollo.
Los Períodos históricos del Antiguo Egipto:
En la evolución del surgimiento de las poblaciones a lo largo del Nilo en el Antiguo Egipto se pueden apreciar de forma clásica los siguientes períodos históricos:
-Paleolítico egipcio. Previo al año: 11,000 a.C. o 10,500 a.C.
-Neolítico egipcio. Entre: 10,500 a.C. y el 3300 a.C.
-Pre-dinástico [Protohistórico]. Entre el 5500 a.C. – 3300 a.C. (Hacia el final del Neolítico).
-El Período Proto-dinástico o dinástico Temprano. Entre el 3300 a.C. – 3050 a.C.
-El periodo Arcaico. Entre 3050 a.C. – 2670 a.C.
-Y el Período Histórico [Dinástico] a partir del año 2670 a.C. [Algunos historiadores lo señalan a partir de una fecha aproximada al 2800 a.C.]
El Período Histórico (época de los faraones egipcios) ó Dinástico se divide a su vez en:
1) Imperio Antiguo (2670 – 2150 a. de J.C.).
2) 1° Período Intermedio (2150 – 2100 a. de J.C.).
3) Imperio Medio (2100 – 1750 a. de J.C.).
4) 2° Período Intermedio (1750 – 1640 a. de J.C.).
5) Imperio Nuevo (1550 – 1076 a. de J.C.).
6) 3° Período Intermedio (1076 – 712 a. de J.C.).
7) Época tardía (712 – 332 a. de J.C.).
8) Y el Período Greco-Romano (332 – 395 a. de J.C.).
Es necesario comprender que muchas de estas fechas propuestas por los historiadores son aproximadas, con ciertas variaciones en cuanto los inicios de cada etapa; ya que cada período del Antiguo Egipto ha sufrido modificaciones debido a los últimos descubrimientos arqueológicos en los últimos años, además de la diferentes opiniones de historiadores y egiptólogos, especialmente en cuanto al inicio del Imperio Egipcio con la unificación del Alto y Bajo Egipto por el primer rey egipcio conocido como: Narmer, apodado «El Rey Escorpión», y su sucesor: el primer faraón que inicia la primera dinastía egipcia llamado: Horo Aha o Menes.
Con la finalización del Imperio Nuevo sobreviene la etapa de las invasiones de los pueblos: libios, etíopes, asirios y persas, junto a guerras internas que arruinaron política y económicamente al reino, culminando hacia el siglo IV a.C. con la invasión de griegos y posteriormente con los romanos, dando inicio al período del «Egipto Helenístico» y tras éste la incorporación de Egipto como provincia al Imperio Romano, en conjunto llamados «Período Greco-Romano». La etapa de las invasiones es conocida por algunos historiadores como el período de «decadencia» del Imperio Egipcio.
Es en los márgenes del rio Nilo donde la civilización egipcia inicia. La etapa protohistórica es conocida también como la etapa «Pre-Dinástica» por diversos autores establecida en el período de 5500 – 3300 a. de J.C. La etapa Predinástica ó Protohistórica se caracteriza en general por un conjunto de reyes locales o caudillos, así como jefes sacerdotes, que gobiernan los diferentes Sepat ó Nomos del Antiguo Egipto en ausencia de una autoridad central o rey común (faraón) que gobierne todo Egipto. El final de la etapa Predinástica da surgimiento a la etapa «Protodinástica» entre 3300 – 3050 a. de J.C. cuyo sinónimo es el término de: «Dinastía 0» para el Egipto Predinástico haciendo referencia a la ausencia de una autoridad faraónica central, sobreviniendo posteriormente la etapa Arcaica 3050 a.C. – 2670 a.C. caracterizado por el reinado de las primeras dos dinastías de reyes egipcios, iniciando por lo tanto la Dinastía I con el primer faraón oficialmente conocido: Narmer o «Rey Escorpión» y su sucesor: Menes u Horo Aha y los sucesores de éste.
La Etapa «Dinástica» está basada en el inicio oficial o conocido del reinado de un solo monarca egipcio de la 3° dinastía en todo Egipto con la unificación del Alto y Bajo Egipto bajo su mandato y el de sus sucesores, lo que da forma a una «Dinastía» de parientes, comúnmente descendientes en forma de: abuelos, padres e hijos, que reinan en Egipto. Las etapas del Egipto «Histórico»: Imperio Antiguo, Imperio Medio e Imperio Nuevo, son llamadas en conjunto: «Período Dinástico» debido a la figura de un solo rey (faraón) que gobierna sobre todo el Alto y Bajo Egipto. Entre la etapa del Imperio Antiguo y el Imperio Medio existe la etapa del «Período Intermedio I» consistente en una fase de declive del poder de los reyes; entre el Imperio Medio y el Imperio Nuevo existe también la etapa de «Período Intermedio II» o dominación de «Los Pueblos Hicsos». La etapa del Imperio Nuevo finaliza, aconteciendo el «Período Intermedio III» para dar paso a una «Época tardía» y luego al «Período Greco-Romano».
El Antiguo Egipto. «El Paleolítico».Previo al año: 10,500 a.C.
El paleolítico egipcio, correspondiente a tiempos remotos, generalmente es datado a los períodos previos al año 11,000 a.C. o 10,500 a.C. En este etapa hubo escasa población en los márgenes del rio Nilo. El retroceso de los hielos polares produjo cambios climáticos en el Norte de África hacia un clima seco. El Nilo dejó de ser un gran lago y se convirtió en un rio con su cauce actual. Los pocos pobladores en busca de agua se vieron forzados a refugiarse al lado del rio, donde descubrirían sus inundaciones anuales con sus inseguros pantanos repletos de peces, aves, cocodrilos, leones, asnos, antílopes e hipopótamos.

Se conocen muy pocos restos de esta etapa cultural; sin embargo se sabe que la actividad principal de este período era: la caza y la pesca de las poblaciones primitivas practicadas en los márgenes del Nilo. En una etapa primitiva los primeros egipcios eran cazadores, pescadores y pastores nómadas, moviéndose sin orden y viviendo de la recolección de granos silvestres que la naturaleza les proveía. A lo largo del tiempo habían descubierto también el fuego. Con el incremento de la población disminuyó la caza y la pesca imponiendo la necesidad de conseguir alimentos por otros medios como la recolección de granos silvestres. En el Paleolítico la fabricación de herramientas estaban basadas en huesos de animales y de hematita (rocas de óxido de Hierro), así como de piedra tallada. Sin embargo, se adaptaron otras herramientas basadas en cuero y fibras vegetales.
En el paleolítico egipcio surge la adoración de animales como primitiva forma religiosa o el: Tótem (Totemismo) como emblema. Cada región, los primitivos: Sepat o Nomos, tenían su tótem o ídolo animal. Menfis tenía en su momento como representación al toro. Tebas tenía por símbolo al carnero. Si bien no existe una jerarquía religiosa, existe la adoración de animales en calidad de tótem de forma individual o entre pequeños colectivos en este período, que evolucionaría a la identificación del tótem como símbolo o “guardián” de una zona o toda una región.

Muy probablemente a finales del paleolítico, inmigrantes posteriores llevarían a las tierras del Nilo la agricultura y la ganadería. La agricultura se basó en las tierras del légamo (tierra lodosa) dejado tras la inundación anual del Nilo, dando paso al cultivo del trigo, la cebada, el lino y las legumbres y dedicándose al mismo tiempo a la cría de cabras, ovejas, cerdos y asnos. Estos inmigrante comenzaron a fabricar vasijas y formaron las primeras aldeas, dando paso al Neolítico en el Nilo.
El Antiguo Egipto. «El Neolítico». Entre el 10,500 a.C. y el 3300 a.C.
Luego del Paleolítico sobrevino el período Neolítico del Antiguo Egipto; fechado generalmente entre los años 10,500 a.C. y el 3300 a.C.; por lo que una parte del neolítico absorbería el periodo Pre-dinástico egipcio que está fechado entre el 5500 a.C. y el 3300 a.C.
Conocido como el último período de la Edad de Piedra, es en el neolítico donde se produce una sedentarización del ser humano así como la formación de los primeros asentamientos poblacionales, no obstante, esto ocurrió según las regiones que habitaban los diferentes grupos humanos y sus respectivas condiciones ambientales en conjunción a su entorno; por lo que el neolítico egipcio está fijado regularmente entre el 11° Milenio a.C., es decir: 11,000 a.C o 10500 a.C. hasta el 3300 a.C.
Es en el Neolítico donde surgen las primeras estrategias agrícolas basadas en la siembra, recolección y almacenaje, además de la técnicas ganaderas a nivel de pequeñas aldeas. La gente del Neolítico egipcio pastoreaba ganado vacuno y poseían también cabras y ovejas. Contaban además con la domesticación del perro. Las herramientas eran elaboradas en piedra pulida, a diferencia del Paleolítico donde las herramientas eran de piedra tallada. A pesar de la sedentarización, la cacería de animales estuvo presente entre los habitantes del Neolítico egipcio como: antílopes, patos, hipopótamos, cocodrilos, etc. El desarrollo de trampas y técnicas de rastreo (huellas) de las presas animales fue parte de las técnicas de caza entre estos pobladores. La carne era preservada por la técnica de salar la carne cruda y luego colocarla al sol como deshidratante.
En el neolítico se cree que el Nilo estuvo poblado por habitantes en ciertos márgenes cercanos al rio conformados por aldeas remotas y autónomas. Las poblaciones de este período vivían en chozas de cañas y barro, situadas en los valles cercanos al Nilo con ciertos desplazamientos poblacionales a lo largo del rio. Estos habitantes hacían vasijas de cuero y de calabazas; sin embargo, con el paso del tiempo, se elaboró la cerámica que permitió la construcción de recipientes para almacenar líquidos como el agua, evitando realizar a largos recorridos para abastecerse, además de resguardar en estos recipientes de cerámica granos básicos y productos molidos.
Estas sociedades practicaron la recolección de granos silvestres a lo largo del Nilo y forjaron la cultura de la molienda de estos mismos granos y de las cosechas por medio de la creación del molino barquiforme o de vaivén (según historiadores fue introducido hacia el final del Neolítico). Entre sus herramientas crearon las primeras hojas de hoz de madera con dientes de piedra y la introducción de materiales de esparto como los cestos y sacos de mimbre.

Los intercambios comerciales junto al trueque de tecnología y cultura material estuvieron presentes. Sin embargo, acaecieron además las migraciones de grupos humanos procedentes de Medio Oriente llevando consigo nuevas técnicas de agricultura y de urbanismo a las ya existentes en los pueblos alrededor del Nilo. Acontece también las primeras guerras entre territorios por rivalidades y conquistas.
La gente de este período enterraba a sus muertos muy cerca de sus asentamientos, y a veces dentro de ellos. Característico de los primeros siglos del Neolítico egipcio es que las aldeas y pueblos daban protección al ganado y tenían lugares sagrados para sus primitivas deidades. Hacia el año 7000 a.C. consolidaron una agricultura sólida a base de cereales y la excavación de pozos para preservar agua para todo el año como método de irrigación. Los habitantes del Neolítico navegaban por el Nilo por medio de barcos rudimentarios de una sola vela y remos. Algo muy importante en este período en el aspecto religioso es la evolución del tótem al: «Animismo», es decir, la relación del tótem y su espíritu con el medio ambiente que le rodea: bosques, plantas, montes, ríos, tierra, cielo, etc., donde todo elemento tiene vida o consciencia y, por lo tanto, su capacidad de otorgar un beneficio o hacer un daño.
La Etapa «Pre-dinástica». Entre el 5500 a.C. – 3300 a.C. Los inicios del Antiguo Egipto:
Como parte del neolítico, hacia el año 5500 a.C. inicia el «Período Predinástico» del Antiguo Egipto, caracterizado por el desarrollo de una serie de culturas en los alrededores del Nilo, todas ellas distinguidas por conocer: la piedra pulimentada, la cerámica, la caza, la pesca, la ganadería y la agricultura, siendo esta última en definitiva la base de la economía de estas sociedades, la cuál se realizaba utilizando el limo como fertilizante natural aportado por las inundaciones anuales del río Nilo.
Muchos de estos asentamientos estuvieron formados por migrantes venidos del Sahara y otras tierras huyendo de la desertificación. Se sabe también que en aquella época las cercanías del Nilo tenían un clima con abundante vegetación, especialmente en el delta del Nilo.

Las culturas que se desarrollaron a lo largo del Nilo durante esta última fase del Neolítico o «Período Predinástico» fueron nombradas según el lugar en sus sitios arqueológicos encontrados: Cultura «Tasiense» por la región de Deir Tasa, la «Badariense» por Badari, la «Maadiense» por la localidad de Maadi cerca de el Cairo y la «Amariense» por la población de Al – Amrah.
De estas culturas, la Tasiense solo se han encontrado cerámica y se sabe que practicaban la agricultura con un inicio hacia mediados del IV Milenio a.C. o 4500 a.C. La cultura Badariense eran hábiles artesanos y su inicio es próximo al 4000 a.C. La cultura Amariense criaba ganado y construían embarcaciones de junco con las que navegaban a través del Nilo, datándose su período entre el 4000 a.C. y el 3600 a.C. Esta cultura Amariense era también llamada Nagada I. Nagada I o Amariense tuvo una continuación como Nagada II, que es llamada a su vez como: «Gerziense» por su cercanía a la localidad de Gerza, en Sakara, como lugar de sus yacimientos arqueológicos. Nagada II o Gerziense data entre el 3600 a.C. y el 3200 a.C. (ya que a su vez se divide entre Gerziense antiguo y Gerziense reciente), siendo este año 3200 a.C. donde acontece aproximadamente la unión entre Alto y Bajo Egipto.
Es en este período Pre-Dinástico donde se forman los primitivos: Sepat ó Nomos (feudos o pequeños reinos egipcios) caracterizados por estar muy bien delimitados, siendo independientes y contar con ciudades que contendrían los primeros palacios de los «reyezuelos» y los primeros templos a los dioses.
Es en estos asentamientos y ciudades donde se efectuaban los intercambios comerciales entre otros nomos. Además tenían relación con los pueblos del Mediterráneo y con los pueblos del Medio Oriente, permitiendo recibir aportaciones de instrumentos y armas de cobre, el cual los habitantes de estos nomos comenzaron a trabajar en las primeras herrerías, lo que implicó una intensa, sino continua, relación comercial por obtener dicho metal.
Los márgenes del Nilo fueron albergando conjunto de tribus que habían percibido sus beneficios y que además habían formado lazos de unión. La principal vía de comunicación entre los nomos, aunque no la única, fue la fluvial por medio del Nilo.
Esta situación aceleraría el proceso de una uniformidad cultural en los habitantes de los diferentes y primitivos nomos del Antiguo Egipto, lo que al final conduciría a una unificación entre diversos Sepat por conquistas, comercio, confederaciones o por vínculos en común; formando dos entidades territoriales definidas y delimitadas: El Alto Egipto en el sur y el Bajo Egipto o Delta del Nilo en el norte. Ambas regiones estaban comunicadas entre sí principalmente a través del Nilo. Aunque existían diversas poblaciones a lo largo del Nilo entre el 5500 a.C. y el 3300 a.C., la mayoría de los pobladores en sus desplazamientos se agruparon en dos centros urbanos principales: uno en el norte o zona del Delta del Nilo en la ciudad de Pe (Buto) y otro en el sur en la ciudad de Nejen (Hieracómpolis), centro de donde procedería el rey Narmer o «Rey Escorpión».
La relación entre los nomos conduciría al proceso de unión de una identidad regional de ciertas comarcas debido a la afinidad por intereses y resolver problemas comúnes, conformando confederaciones que a su vez les condujo a formar dos zonas geográficas muy bien delimitadas: la del Delta (Bajo Egipto) que rendía culto al dios Horus con su capital en Buto (zona del Delta); y la zona del valle (Alto Egipto) que rendía culto al dios Seth con su capital en Nekhen (Hieracómpolis) al sur de Luxor.
Tampoco se descarta que tal unión entre los diferentes nomos sucediese por medio de la guerra, la conquista y una posterior asimilación.
El Alto Egipto ubicado al sur, estaba conformado por el estrecho valle de ambos márgenes del Nilo comprendido entre la ciudad de Men Nefer («Estable en Belleza») o también conocida por el término griego de: “Menfis” hasta la región de la primera catarata del Nilo en el sur, en la región actual de Asúan, frontera del reino del Antiguo Egipto en el sur llamada por su ciudad: Swenet. El Alto Egipto era conocido por los egipcios como: Schmau o Ta-Schmau, que significa: «Tierra de la cebada».

El Bajo Egipto, dominaba la región norte e iniciaba desde los límites fronterizos de la ciudad de Menfis siguiendo hacia el norte el recorrido del Nilo el cual se ramifica en diferentes afluentes, que desembocan en el Mediterráneo, en forma de abanico o triángulo que abarcan la región. Esta región triangular es conocida como “Delta del Nilo” permitiendo que las derivaciones del rio hagan de la zona una tierra fértil. El Bajo Egipto era conocido como Ta-Mehu o «Tierra del papiro». En esta etapa Pre-dinástica, según algunos historiadores, aconteció una primitiva unión entre al Alto Egipto y el Bajo Egipto con Heliópolis como su capital y con el dios Horus como dios supremo de ambas regiones hacia aproximadamente el año 4241 a.C. Sin embargo esta unión no duró.
Entre los años 3,400 y 3,200 a.C. existió una rivalidad entre las dos regiones del Bajo Egipto y del Alto Egipto. No obstante, ambos territorios compartían el mismo lenguaje, cultura, sociedad y sistema religioso; lo que ha llevado a conjeturar que la unificación de ambas regiones para consolidar un solo imperio, el Antiguo Egipto, se debió a la ambición de los diferentes caudillos en sus territorios para extender sus dominios sin descartar otros factores como los económicos, religiosos o la defensa. Al mismo tiempo sucedió el nacimiento de una élite social que permitió una mejor gestión de recursos. En la etapa Protohistórica o Pre-dinástica aconteció la aparición de las clases sociales, el surgimiento de los primeros reyes regionales, el nacimiento de las primeras fuerzas militares o ejércitos en cada territorio y el establecimiento de una organización religiosa primitiva con: dioses, sacerdotes, dogmas, etc.
En los diferentes nomos surgen los clanes de las familias que cultivan la tierra, volviéndose los propietarios de una parcela que permite su subsistencia. Con los vínculos establecidos comenzaron a organizarse, formando en un inicio pequeños poblados agrícolas en diversas áreas del Nilo que paulatinamente fueron agrupándose en comunidades más vastas. Estos pueblos sedentarios empezaron a cultivar cereales como la espelta, especie de trigo, y perfeccionaron la ganadería al haber domesticado animales de granja como la vaca y la cabra desde el año 8000 a.C. en el Neolítoco.

Con el Nilo frente a los ojos de estos pobladores, evidenciaron la etapa de crecimiento e inundación que irrigaba las tierras, lo que conducía a una época de abundantes cosechas; notando a su vez que con crecidas reducidas sobrevenían etapas de carestía por lo que hacia el 3500 a. C., los pobladores comenzaron a realizar las primeras obras de canalización para irrigar su plantaciones.
Al mismo tiempo las crecidas del rio obligaron a los egipcios desde el período «Pre-dinástico» a la elaboración de canales y diques con el fin de contener y preservar el agua para la irrigación de las tierras, los cuales se llenaban automáticamente con las crecidas del Nilo. La inundación dejaba también estanques paralelos de forma natural (agua retenida) en las tierras a los costados del Nilo. Esta condición era aprovechada por los agricultores para conservarlos y ampliarlos, formando diques naturales y conectando los abrevaderos formados con otras tierras a cultivar por medio de canales perpendiculares.
Esto conservaba el agua por varias semanas empapando el terreno, fertilizándolo con el limo (sedimento mezcla de barro, lodo y restos vegetales) depositado en la superficie como producto traído por la corriente del Nilo haciendo de la tierra cultivable para la estación de siembra o peret cuando las aguas volvían a su cauce. Gracias a esta medida de inundación y almacenaje de agua en ocasiones hubo un excedente de cosechas permitiendo la construcción de graneros para el almacenaje y conservación de alimentos. Los primeros sistemas de irrigación del Nilo fueron simples zanjas cavadas en el terreno. Sin embargo las inundaciones del Nilo eran irregulares. En múltiples casos el desbordamiento del Nilo durante la estación de Akhet era excesiva en cuanto al caudal y nivel del agua. En otros períodos las crecidas durante la temporada de Akhet eran escasas o nulas. Inundaciones en exceso llevaban al encharcamiento del agua lo que provocaba pérdida de terrenos de cultivo. Períodos de sequías llevaban a la falta de irrigación conduciendo a la escasez de alimentos. Esto puso en marcha programas de irrigación basados en el control del agua por medio de compuertas y canales.
Entre las principales técnicas agrícolas los egipcios emplearon: el arado. Inicialmente, los arados eran herramientas rudimentarias de madera arrastradas por personas entre el 5000 a.C. y el 4000 a.C. Sin embargo hacia el año 4000 a.C. los egipcios comenzaron a utilizar los arados tirados por bueyes lo que permitió a los agricultores egipcios preparar la tierra de manera más rápida y efectiva antes de la siembra lo que facilitaba el crecimiento de los cultivos.

Los agricultores esparcían las semillas a mano sobre los campos recién arados y luego hacían que el ganado avanzara sobre el terreno pisando la tierra para enterrar las semillas. Este avance facilitó el cultivo de trigo y cebada, esenciales en la dieta y economía de los pobladores del Nilo. Posteriormente los arados fueron hechos de madera con puntas de bronce. Aparte del arado utilizaron hacia este periodo la Azada para cavar, romper terrones y eliminar maleza, facilitando así el crecimiento de los cultivos. Utilizaron la Hoz con una hoja de madera endurecida con pedernal para cortar y cosechar el trigo y cebada. Emplearon la Horquilla en la trilla para separar el grano de la paja después de la cosecha. Se auxiliaron de palas y garfios para nivelar el suelo y distribuir los fertilizantes naturales como el estiércol. También ocuparon el Shaduf como dispositivo de irrigación que les permitía extraer agua del Nilo y distribuirla en los campos. El trigo y la cebada, como los principales cereales que los egipcios cultivaron, fueron introducidos hacia el año 5000 a.C.
El trigo era la base de la dieta egipcia, utilizado principalmente para hacer pan, que se consumía diariamente en diversas formas. La cebada era más comúnmente utilizada para la elaboración de la cerveza, pero el trigo también era empleada para elaborar algunas variedades de esta bebida. El trigo llegó a funcionar como forma de pago a los dueños de tierras por los arrendatarios, en ocasiones como forma de pagar salarios, impuestos al estado egipcio y como forma de tributo a los templos. Se almacenaba en grandes silos y el estado pagaba a los trabajadores con trigo o cerveza en los casos de proyectos estatales. En un sentido ritual el trigo estaba vinculado con la diosa Isis y era incluido entre las ofrendas funerarias en la inhumación del cuerpo del fallecido en la tumba para garantizar el sustento en la otra vida.
Para la formación del pan los egipcios utilizaron piedras de moler para triturar el trigo y obtener harina de forma manual. Luego la harina resultante se mezclaba con agua, y en ciertos casos con levadura natural para iniciar la fermentación, posteriormente se amasaba hasta obtener una masa homogénea. Dejaban reposar la masa para que fermentara, lo que mejoraba la textura y el sabor del producto. Luego del reposo la masa se deba forma y se cocía en hornos de barro calentados con fuego de leña. También para dar forma a la masa se usaban moldes de barro. El horneado daba como producto el pan.

La cerveza egipcia era espesa y nutritiva, considerada un alimento esencial en la dieta diaria por su aporte calórico. También tenía un papel importante en rituales religiosos y fue utilizado como forma de pago para trabajadores, además como tenía propósitos medicinales. Muchos brebajes y pociones eran suministrados por medio de la cerveza. La cerveza durante el período predinástico era hecha mediante un proceso que combinaba la fermentación y la molienda de cereales para su elaboración como: la cebada y la espelta. En ambos casos el grano se extraía de la cosecha del cereal (cebada o espleta) y luego se molía hasta formar una base de polvo que era inmediatamente mezclado con agua para formar una masa. Luego esta masa era parcialmente cocida y se horneaba en forma de tortas de grano. Una vez horneada estas tortas eran trituradas en grandes tinajas. Posteriormente se añadía agua a las tinajas con la masa del cereal desmenuzada y se dejaba reposar en un lugar cálido para que la mezcla fermentara de forma natural. Tras cierto tiempo el líquido resultante se filtraba de cúmulos, se mezclaba con dátiles, higos o miel para endulzar su sabor y se almacenaba en ánforas selladas para su consumo.
Los pueblos que se desarrollan son los que consiguen modernizar sus medios de subsistencia, garantizan su supervivencia y, por supuesto, aquellos que se adaptan mejor al medio ambiente que los rodea. Los primeros pobladores de Egipto realizaron tales procesos de forma gradual por espacio de siglos, surgiendo la aparición de técnicas de irrigación y almacenamiento del agua que poco a poco sería perfeccionado. El Nilo prodigó en un punto un excedente de alimentos que obligó la creación de procesos de almacenamiento de los productos agrícolas (granos básicos). No obstante, la sistematización de la irrigación del Antiguo Egipto a gran escala por parte del Estado se produjo hasta el período de los años: 2154 – 2052 a.C. introduciéndose otras técnicas alternativas de irrigación como el shaduf (palanca con un recipiente a un lado y contrapeso en el otro extremo), la carreta tirada por bueyes o saqiya y finalmente el «tornillo de arquímides».
De forma semejante a los trabajos de canalización, existían estanques y pantanos de grandes dimensiones aledaños al Nilo. Esto permitía desarrollar otras actividades en función como la pesca; labor que se mantuvo a lo largo del Antiguo Egipto, generando otras fuentes de sostén alimenticio. En el periodo Pre-dinástico la pesca era realizada principalmente por medio del uso de un arpón y cuyo fin principal era proveer comida. Se cazaban peces en zonas acuáticas de poca profundidad y los más hábiles buceaban en aguas profundas antes y después de la introducción de las naves de papiro y el uso de redes de juncos. Al igual que ciertas labores en el Antiguo Egipto, los pescadores nadaban desnudos para facilitar su labor o con paños de lana o lino delgados, finos y ajustados en sus partes pudendas.

La pesca en el Antiguo Egipto fue peligrosa y desafiante debido a que los pescadores debían sortear a los cocodrilos e hipopotámos en las riberas del Nilo, estanques y pantanos y afrontar las infecciones del parásito de la Esquitosomiasis (Esquistosoma Haematobium), que se adquiría por la ingesta de agua contaminada y nadar en el Nilo y que se alojaba en las vías urinarias provocando hematuria, especialmente en hombres pescadores. Entre otras técnicas de pesca utilizaron cestos y trampas con los mismos desde el período Predinástico. Contrario a lo que se piensa, en el Antiguo Egipto el pescado era parte de la dieta fundamental de muchos pobladores, especialmente los más pobres, puesto que se podía pescar todo el año y el pescado tuvo un valor tan elevado como el pan y la cerveza. Aunque en ciertos períodos del Antiguo Egipto el pescado fue restringido por razones religiosas al ser considerado un «alimento impuro» por el sacerdocio egipcio, lo cierto es que los egipcios evadían la norma y lo consumían abiertamente o de forma oculta a los ojos del sacerdocio; ya que para muchas poblaciones a lo largo del Nilo, especialmente en épocas de carestía y hambruna o pérdida de cosechas, fue su único medio de subsistencia y una base económica. El pescado era comido generalmente asado o hervido en cuencos. Para conservar el pescado, se solía secar al sol, luego se limpiaba quitando sus escamas, posteriormente se destripaba y se sazonaba con sal. El oficio de pesca también se utilizaba como medio de defensa y caza de los cocodrilos. Las marismas, pantanos con juncos de papiro y afluentes derivadas del Nilo no solo ofrecían refugio a hipopótamos y cocodrilos sino a innumerables aves acuáticas como el pato, gansos y grullas que también fueron cazadas por cazadores terrestres y por los mismos pescadores. Las aves eran cazadas por un palo arrojado por los aires que las golpeaba sirviendo de fuente de alimento desde tiempos predinásticos.
Al mismo tiempo, con estas etapas de desarrollo en el período Pre-dinástico, hubo demanda de algunos bienes que algunas regiones tenían de las cuáles otras carecían. Esto originó consecuentemente el intercambio de productos, especialmente en épocas de abundancia y, poco después, el intercambio esencial de bienes, creando la base del comercio, pilar fundamental de las sociedades con una cultura avanzada. Por otro lado, si las tareas agrícolas se desarrollaron y extendieron junto al proceso de la domesticación de animales, en el período Pre-dinástico las técnicas de caza mejoraron llevando a la exploración de otros territorios más allá de los nomos. Generalmente para la caza se utilizaba la lanza. Posteriormente el arco y la flecha. Varios cazadores se auxiliaban de perros. La práctica de la cacería no solo requería valor, sino una buena condición física. La cacería de ciertas presas en el desierto fue parte importante de la alimentación para ciertos nomos, entre las cuáles estaban las cabras montañesas, antílopes, liebres del desierto y las manadas de gacelas que recorrían las dunas.

El desarrollo de trampas y las técnicas de rastreo de animales prosiguieron como técnicas de caza entre los pobladores; especialmente en áreas remotas. La carne era preservada aún por la técnica de salazón de carne cruda para luego colocarla al sol como deshidratante. La caza en el período Pre-dinástico era además un medio de defensa contra el ataque de animales salvajes. Se sabe que estos habitantes se defendían de toros salvajes, leones y leopardos, antílopes y gacelas. Desde tiempos neolíticos y del Pre-dinástico se cazaban elefantes o se ahuyentaban debido a que se comían las cosechas de las plantaciones. La caza en los pantanos llegó a ser tan popular entre los ciudadanos de la etapa predinástica como medio de subsistencia que fue tomada como medio recreativo y deporte por las primeras élites egipcias. Se utilizaban palos arrojadizos para capturar aves y lanzas para las presas mayores. Los faraones y nobles, así como pobladores humildes, organizaban expediciones en el desierto para cazar a los leones, gacelas y antílopes. Estas cacerías se convirtieron en símbolos de poder y dominio sobre la naturaleza; además era una forma de entrenamiento físico para nobles y miembros del ejército. En los márgenes del Nilo la caza de cocodrilos e hipopótamos fue muy relevante; ya que era muy peligrosa y obtuvo un significado religioso, pues se consideraba como la lucha entre el caos y el orden divino o Maat.
Los primeros asentamientos en el Nilo no fueron al azar, sino en base a la cantidad de recursos prodigados por las riveras del rio y las técnicas aplicadas para aprovechar esos recursos. El Nilo proporcionó materiales como el barro, extraído de sus orillas, permitiendo en un principio que los pobladores de Egipto hicieran sus casas con paredes de caña y techos de barro. Posteriormente el progreso de estas comunidades permitió el descubrimiento del uso de otros materiales que fueron perfeccionados a manos de artistas y canteros, así mismo se produjo la creación e intercambio de herramientas y la elaboración de piezas de cerámica. Esta última tuvo una amplia difusión con la continuidad de la elaboración de objetos de piedra pulimentada. Cerca del año 4000 a.C. los habitantes del período Pre-dinástico practican la inhumación en tumbas colectivas con ajuares funerarios compuestos por figurillas de barro antropomorfas de mujeres desnudas (ushebti), junto a armas y otros enseres, demostrando la creencia en otra vida tras la muerte.
Los antiguos egipcios comenzaron a utilizar ladrillos de adobe alrededor del 5000 a.C. para la construcción de las primeras viviendas. Los ladrillos de adobe estaban hechos de barro y paja secados al sol. El barro y la paja eran materiales abundantes y fáciles de trabajar en el Antiguo Egipto desde tiempos predinásticos, por lo que su uso se extendió debido a su disponibilidad y facilidad de fabricación, permitiendo la construcción de edificaciones resistentes al clima cálido de Egipto. Aunque el ladrillo de adobe no era muy resistente a la lluvia se convirtió en la base de la construcción de viviendas, almacenes y estructuras funerarias como las mastabas egipcias. Los templos y palacios egipcios, por el contrario se fueron fabricados con piedra, especialmente de caliza y arenisca. La madera, al ser escasa en el Antiguo Egipto, era usado principalmente en puertas, techos y soportes (vigas).

La cerámica se introdujo en el Antiguo Egipto alrededor del 4500 a.C. utilizando arcilla del Nilo y arcilla de marga para fabricar recipientes destinados al almacenamiento, la cocina y los rituales incluyendo las ofrendas en las tumbas. La cerámica inicialmente se hacía a mano limpiando la arcilla que se mezclaba con agua para mejorar su maleabilidad; pero aproximadamente hacia el año 3000 a.C. fue introducido el torno del alfarero, lo que mejoró la producción de cerámica facilitando la fabricación de recipientes de uso cotidiano.
Las técnicas de tejido y trenzado de cestos en el Antiguo Egipto se mantuvieron desde inicios del Neolítico y se perfeccionaron a lo largo alrededor del año 5000 a.C. cuando los egipcios desarrollaron métodos avanzados para fabricar los cestos por medio del: junco, el papiro y la palma; utilizándolos principalmente para el almacenamiento y transporte de alimentos y materiales como herramientas. Para su elaboración los egipcios recolectaban fibras vegetales flexibles del juncos y las hojas de palma. Estas fibras luego se remojaban en agua para hacerlas más maleables. Una vez que las fibras estaban flexibles se entrelazaban manualmente las fibras en patrones circulares o rectangulares para dar forma al cesto dependiendo del uso. Al final se añadían bordes reforzados para darle mayor durabilidad al producto final.
Las actividades comerciales progresaron según las exigencias en el intercambio de productos, debido a la necesidad de los requerimientos de bienes útiles en el trabajo y la subsistencia (madera, pieles, márfil, etc.). A su vez algunos de estos clanes estaban unidos por motivos en común y por el río Nilo; situación que facultó el uso de comunicaciones fluviales junto a la creación de barcazas y su posterior modernización a barcos, la formación de caravanas mercantes que atravesaban las vías de comunicación del desierto y especialmente el delta del Nilo introduciendo artículos de primera necesidad y la posterior innovación de estas sociedades ahora vinculadas.
El comercio desempeñó un papel clave y fundamental en el desarrollo de la civilización egipcia para el periodo predinástico. A pesar que la base de la economía egipcia fue principalmente en la agricultura; los egipcios intercambiaban bienes y productos con otras regiones mediante un sistema del trueque. Durante el período predinástico los egipcios comerciaron con el trigo y cebada, esenciales para la alimentación y la producción de cerveza. Exportaron materiales como el oro y el cobre, extraídos de las minas locales para ser comercializados con otras civilizaciones vecinas. La cerámica producida artesanalmente no solo fue utilizada en el comercio interno sino como productos de intercambio en caravanas que viajaban cientos de kilómetros. El comercio egipcio se extendía por rutas terrestres y marítimas, conectando con civilizaciones como Mesopotamia, el Levante (actual Jordania, Israel, Palestina, Líbano y Siria) y el Mediterráneo.

Las principales rutas comerciales de las caravanas eran la ruta del rio Nilo, facilitando el comercio entre el Bajo Egipto y el Alto Egipto junto con la región de Nubia (actual Sudán) y otras regiones más al sur; la ruta del Mar Rojo, que conectaba Egipto con la península Arábica y otras regiones lejanas de Asia como Mesopotamia de donde los egipcios adquirían bienes como herramientas avanzadas y la ruta del Levante, de donde adquirían la madera de cedro proveniente de la región del Líbano que era utilizada en la construcción de barcos, muebles, herramientas, vigas, andamios y otros materiales de construcción, además de su uso en los templos. También los egipcios desde el período predinástico comenzaron a importar el estaño desde las regiones de Anatolia para fabricar bronce mediante la aleación con el cobre. Los egipcios en esta etapa importaban desde Nubia, y otras regiones, joyería y objetos ceremoniales, incienso y mirra desde Arabia y el Cuerno de África para rituales religiosos y cosméticos, además de aceites y resinas usados ampliamente en el embalsamamiento de cadáveres y la perfumería, provenientes de regiones como Siria y Palestina.
Tras estos encuentros comerciales los egipcios comenzaron a trabajar con el oro, probablemente alrededor del 4000 a.C. El oro, como metal precioso, se extraía principalmente de los desiertos de Nubia, conocido como «el país del oro». Los egipcios desde tiempos predinásticos vincularon el uso del oro estrechamente a la religión y la realeza; ya que consideraban que el oro representaba la carne de los dioses y el resplandor del dios Ra, una de las principales deidades estatales de la época predinástica.
Con el oro los egipcios fabricaron joyas, amuletos, pequeñas estatuas, máscaras funerarias y objetos ceremoniales, convirtiéndose en un símbolo de poder y riqueza, reservándose su uso para faraones, sacerdotes y la nobleza egipcia.La extracción del oro era a través de la excavación manual, donde los mineros egipcios utilizaban herramientas de piedra para cavar en la tierra, tales como picos y azadas, y acceder a las vetas (masa mineral) de oro. En algunas ocasiones los egipcios canalizaban agua de algún río cercanos para deshacer el suelo y facilitar la extracción de la veta del oro. Una vez extraído la masa mineral, se empleaban cuencos de filtración y estanques abiertos de agua para separar el oro del material rocoso. Extraído de toda roca e impureza conseguido el oro puro se trituraba con golpes para fundirlo en hornos de arcilla alcanzando temperaturas suficientes para purificar el metal.
El cobre fue el primer metal utilizado por los habitantes egipcios en el período Pre-dinástico. Los primeros trabajos con el cobre datan aproximadamente entre el 5000 a.C. y 4000 a.C. consistiendo en pequeñas herramientas que evolucionarían a la fabricación de armas, estatuas, vasijas y adornos. Los antiguos egipcios desarrollaron para este tiempo técnicas de minería para extraerlo y de refinación para trabajarlo. La obtención del cobre se hacía principalmente de la explotación de minas en el desierto oriental de Egipto y proveniente de las minas de la península del Sinaí. La extracción del cobre se hacía a partir de depósitos superficiales entre rocas y montículos rocosos, también en excavar túneles y pozos formando galerías subterráneas para alcanzar las vetas (la masa mineral del cobre) de mayor profundidad. Para este sistema utilizaron herramientas hechas de piedra y cobre para romper la roca y acceder al depósito mineral. Luego utilizaban hornos hechos de arcilla nutridos con carbón vegetal para fundir el mineral y obtener el cobre en su estado puro. La temperatura se incrementaba mediante fuelles hechos de cuero operados manualmente. Luego el metal fundido era depositado en crisoles y facilitar su vertido en moldes tallados en piedra o arcilla dando forma a herramientas, armas o adornos.

Entre los años 3300 a.C. – 3050 a.C., aproximadamente alrededor del 3100 a.C. los herreros egipcios en el campo de la metalurgia trabajaron con la aleación del cobre mezclado con el estaño, permitiendo el surgimiento del bronce, el cual se utilizó para la elaboración de nuevas herramientas y armas más resistentes y duraderas. Estas últimas aumentaron el poder del reino egipcio en el campo militar junto a un aumento del poder de los primeros faraones. El estaño era importado desde Anatolia (actual Turquía), generando a su vez un aumento en el comercio entre Egipto y otras regiones del Levante. El hierro se utilizaría en el Antiguo Egipto durante la Edad del Hierro Temprana, entre 1200 y 1000 a.C., importado desde Asia y el Medio Oriente; pero los egipcios dominarían completamente la fundición y el trabajo del hierro hasta el Tercer Período Intermedio entre el 1076 – 712 a. de J.C.
Parte importante del período Predinástico fueron los jeroglíficos egipcios que comenzaron a utilizarse alrededor del año 3300 a.C. aproximadamente en la misma época en que surgió la escritura cuneiforme en la Antigua Mesopotamia, como un sistema de escritura basado en símbolos pictográficos. Se teoriza que los jeroglíficos egipcios evolucionaron a partir de las imágenes rupestres que fueron utilizadas por comunidades prehistóricas para representar situaciones o ideas de forma visuales. Los jeroglíficos eran simples dibujos que representaban por lo tanto objetos y acciones, pero con el paso del tiempo los egipcios con éstos dibujos desarrollaron en un sistema más complejo de ideas que incluyeron: logogramas, es decir: símbolos que representaban palabras; fonogramas o símbolos que representaban sonidos; y símbolos determinativos, es decir: signos que indicaban el significado de una palabra; dando origen al jeroglífico egipcio. Inicialmente el sistema jeroglífico se utilizó en las inscripciones monumentales, en los templos y en las tumbas para transmitir ideas y avisos, considerándose una escritura sagrada y que estuvo reservada para el sacerdocio y la élite egipcia.
Sin embargo, posteriormente los egipcios vieron la necesidad de un soporte que les garantizaba registrar información administrativa, religiosa y cultural. Inicialmente utilizaron tablillas de arcilla (al igual que en Mesopotamia) pero era un material pesado y a la vez quebradizo; por lo que crearon un material flexible, duradero y fácil de transportar donde estampar sus ideas en jeroglíficos; por lo que desarrollaron el papiro. El papiro empezó a ser utilizado entre el año 4000 a.C. y el 3000 a.C. del Egipto predinástico al descubrir que la planta acuática Cyperus papyrus, la cuál crecía en abundancia a lo largo del Nilo, podía ser procesada para crear un material resistente, flexible e ideal para dejar plasmado una serie de dibujos como la escritura. El proceso de fabricación del papiro requería varias etapas: donde la planta era cosechada para cortar sus tallos que se dejaban secar para eliminar su exceso de humedad. Una vez secos los tallos se retiraban sus capas externas y se cortaban en finas tiras. Estas tiras se colocaban en una superficie plana y se entrelazaban en ángulos perpendiculares para formar una especie de cortina u hoja. Se aplicaba presión sobre cada tiras para eliminar el exceso de agua y lograr unir la estructura u hoja formada. Luego la hoja de papiro se dejaba secar al sol por varios días hasta que se endurecía. Una vez dura la superficie se alisaba y luego se cortaba en hojas del tamaño deseado.

La hoja resultante resultó ser ideal por ser Ligera y por su facilidad de almacenamiento; pero principalmente porque la superficie del papiro resultó ser adecuada para la tinta: ya que absorbía con facilidad la tinta de la escritura con cálamos. Este material permitió a su vez crear rollos largos que podían transportarse y archivarse con facilidad y que condujo a su uso extendido en el Antiguo Egipto de la escritura para los documentos oficiales, religiosos, textos administrativos y literarios; permitiendo el nacimiento de la profesión de los escribas, encargados de la escritura egipcia hacia el año 3300 a.C. en el período predinástico. Los escribas surgieron en el Antiguo Egipto con el desarrollo de la escritura jeroglífica, alrededor del 3300 a.C El uso del papiro no se limitó al papel, sino a emplearse, para fabricar cestas, sandalias, cuerdas e incluso embarcaciones.

Período Proto-Dinástico. Del 3300 a.C. al 3050 a.C.
Etapa previa a las dinastías de los faraones egipcios. En este período ya existen ciudades con casas de adobe, palacios y templos para los dioses, entre las cuáles se encuentran: Nubet, Nejeb y Nejen. Se conforman los estados centralizados con la unión de varios nomos, por confederación o por conquistas. En este tiempo todo Egipto está regido por el Alto Egipto con su capital en la ciudad de Cheni (Tinis) a pesar de los conflictos existentes entre las élites locales de varios nomos.
En este período es ubicado el rey Narmer o Rey Escorpión [cercano al 3100 a.C. o al 3000 a.C.] responsable de la unificación del Alto Egipto y luego el Bajo Egipto. Se teoriza que esta unión ocurrió por medio de guerras continuas; aunque no se descarta una unificación por medio de procesos culturales y sociales prolongados y alianzas familiares.

Es en este período donde se establecen los primeros jeroglíficos, las representaciones gráficas en piedras y paletas, se extiende el uso del barco de vela en el Nilo y el uso de las primeras tumbas reales y de la población, además de la fundación de la Necrópolis de Saqqara (Sakara) para altos funcionarios y la élite egipcia. Dioses importantes fueron el dios Horus a quien se asoció con la fundación de Egipto. Luego estaba Seth, asociado al desierto, el mal y las tinieblas; Hathor, diosa del amor; Nejbet, diosa de la guerra; Bat, diosa de la fertilidad. Período Arcaico.
Período Arcaico «Época Tinita». Del 3050 a.C. al 2670 a.C.
Se establece un sistema de organización estatal que sería casi constante en toda la historia del Antiguo Egipto. En esta época la capital del reino en Nejen (Hieracómolis) fue trasladada a Menfis, punto de unión entre el Bajo y Alto Egipto, donde el Nilo se distribuye en varias ramas. Sin embargo, según Manetón, la capital fue This o Tis (Tinis), por lo que se conoce como «época Tinita».
El primer faraón unificador fue Menes de la primera dinastía egipcia (otras teorías sugieren que Menes fue el mismo Narmer) donde dirigía personalmente la actividad militar como general de su ejército. Ocurren además los ataques de los pueblos libios en las fronteras de Egipto en el oeste y de otros pueblos nómadas. El segundo faraón: Aha, dirigió expediciones militares y comerciales hacia Kush (Nubia). Además estos primeros faraones establecieron explotaciones mineras de piedra, cobre y oro; crearon silos para almacenar granos para repartirlo entre los habitantes no dedicados a la agricultura.
Estos primeros faraones establecen una economía basada en la agricultura promoviendo los canales de riego; además de implementar fuertemente el comercio. Los líderes de los diferentes nomos son convertidos en “nomarcas” (alcaldes o gobernadores) responsables de los canales de riego, la actividad agrícola, la recolección de impuestos y la gestión de almacenes y graneros. En algunos casos adquieren labores de justicia, defensa militar y actividad religiosa, por lo que los Sepat se convierten en provincias definitivas del reino, con nomarcas que adquirirían mucho poder.
En este período, a pesar de la unificación del Alto y Bajo Egipto, acontecen toda una serie de rebeliones donde el Bajo Egipto intenta revelarse ante el Alto Egipto. El faraón decide por lo tanto el uso de la doble corona o Sejemty: Blanca para el Sur y Roja para el Norte y reafirmando su poder por medio de las armas. Los nomarcas por su lado reafirmaban su poder ocasionalmente, llegando algunos a ser pequeños “reyezuelos” y establecer linajes hereditarios, desatando conflictos con la autoridad real del faraón.
Estos conflictos se extenderían inclusive durante los denominados períodos intermedios del Antiguo Egipto; lo que ante la ausencia de una autoridad real permitiría que uno de estos nomarcas fuera capaz de afianzar el control sobre todo el país y erigirse faraón por la fuerza de las armas. Los barcos egipcios en esta época incorporaron el sistema de remos. El dios Osiris adquiere gran importancia y repercusión en la población desplazando al dios Horus y adaptándolo en su mito como su hijo. El desarrollo urbano se incrementa debido a un aumento poblacional en diversos puntos de Egipto a lo largo del Nilo.
Los primeros reyes y los primeros dioses del Período Pre-Dinástico:
Las diferencias marcadas de la propiedad agrícola y de ganadería, la urbanización, el comercio y los dioses de cada región del Nilo, dieron origen a la imposición de fronteras o límites, resultando en la formación de pequeños reinos o feudos. Una característica de estos feudos o nomos, es que en sus inicios eran pequeños reinos independientes, con reyezuelos o jefes militares como líderes locales. Contaban además con su propio dios provincial, durante la etapa Pre-dinástica (Neolítico y Egipto Protohistórico) formaron milicias de defensa ante ataques externos (tribus lejanas del Nilo) y pudieron haber formado alianzas comerciales o militares con otros nomos (confederaciones) o ser tributarios de los sepat más fuertes.
Algunos habitantes en los clanes egipcios en estos sepat o nomos no lograban adaptarse al medio, otros no lograban un nivel de organización aceptable por lo que intentaban apoderarse de los medios de subsistencia del resto de regiones aledañas. Unas tribus veían con recelo el progreso de otras por su nivel de organización, su grado de bienestar o su situación geográfica ventajosa, especialmente los pueblos alejados de las fronteras del Nilo. Algunas tribus migraban e invadían un territorio ocupado buscando una mejor subsistencia.

Estas y otras situaciones originaron rivalidades que alcanzaron el grado de invasiones, expropiaciones y ataques contra la población. Además, surgían en cada comunidad etapas de carestía, pugnas internas, desastres, escaramuzas, violencia, ausencia de acuerdos, etc., que demandaron la intervención de un liderazgo capaz de imponer el orden más allá de la explicación de la intervención de los dioses, pues en etapas convulsas los sacerdotes culpaban a los hombres, y así lo entendía el hombre primitivo, que las etapas calamitosas (sequía, hambruna, guerras, etc) eran una forma de castigo ante un desagravio a los dioses.
Estas y otras disposiciones dieron lugar a que los habitantes del Nilo formaran sociedades más organizadas para mantener el orden y la defensa de sus territorios, así como asegurar las actividades comerciales vitales, surgiendo los primeros líderes capaces de organizar a los clanes frente a las condiciones adversas y formar una resistencia frente a las fuerzas hostiles. La necesidad de la defensa junto a la necesidad de organización de una vida social llevó al establecimiento de una autoridad central que se concretó en la elección, seguimiento u obediencia de líderes locales, caudillos o sacerdotes guerreros que evolucionarían a la figura del rey o faraón.
Es posible que los primeros líderes fueran escogidos por los clanes según su capacidad de liderazgo demostrada en las calamidades, por sus habilidades guerreras o su sabiduría. Por otro lado, cabe la posibilidad que estos primeros caudillos tomaran el control de sus comunidades por la fuerza ejerciendo el papel de líderes junto a sus seguidores, organizando el trabajo, manteniendo el orden y aplicando la justicia garantizando la supervivencia del clan en un Sepat. Los primeros caudillos formaron destacamentos de guerreros y protegieron sus poblaciones defendiendo los asentamientos y las fronteras a través de pequeñas escaramuzas, deteniendo a invasores y en casos más emblemáticos no se descarta que hubieran realizado las primeras campañas de guerra, expandiendo su dominio sobre otros sectores del Nilo más allá de su nomo.

De esta forma, con la formación de los primeros destacamentos de guerreros, los pobladores del Antiguo Egipto convivieron entre el Nilo y el desierto, marcando su destino, llenos de inquietudes e incertidumbres, ya que como humanos, formaban parte de un ciclo de nacimiento, desarrollo, reproducción y muerte. Muchas dudas surgieron sobre la vida, todo lo que implicaba y poco a poco fueron desarrollando conceptos sobre la existencia más allá de la muerte, sobre el medio ambiente que los rodeaba y las manifestaciones de la naturaleza incapaces de controlar, sobre múltiples aspectos naturales que escapaban a su comprensión y a los cuales dotaron de una superioridad fuera del alcance del ser humano. No resulta extraño que los primeros egipcios fijaran su atención en el sol, un objeto celeste inalcanzable, quien otorgaba la luz del día, daba calor, permitía el crecimiento de las cosechas y tomaba posiciones en el cielo ajustándose a las crecidas del Nilo; por lo que fue considerado dador de vida. Surgen con el astro solar las primeras manifestaciones de adoración como un ente dotado de vida en un mundo de una esfera superior para los habitantes del Nilo.
En la imaginación de los egipcios, estas entidades eran incontrolables e inalcanzables, deduciendo por lo tanto que eran hombres y mujeres supremos, viviendo en otro plano de la existencia, estando por encima del hombre común. Estos seres fueron catalogados como «seres supremos» quienes tenían control sobre aspectos que escapaban a la comprensión del egipcio, contando con un poder capaz de controlar esos elementos o situaciones donde los seres humanos vivían inmersos formando parte de los diferentes aspectos de la vida diaria: cosecha, caza, salud, lucha, danza, escritura, armas, viento, caza, guerra, tormentas, enfermedad, muerte, hogar, nacimiento, parto, etc. Los egipcios por lo tanto decidieron rendir tributo a esos aspectos de la naturaleza y la vida diaria como entidades, quienes teniendo el control de las mismas, resultaban ser poderosas para regir el destino de los hombres y mujeres. Surgió la idea que estos seres podían dar favores a los hombres logrando conseguir la estabilidad de sus vidas con el entorno hostil y para ello debía rendirseles seguimiento, tributo y adoración.
El tiempo dio paso a la formación de variantes de cultos, oraciones, himnos y rituales para comunicarse con esas entidades a las que concedieron el título de «dioses». Para ganar esos favores decidieron rendir pleitesia a tales entidades. Si acaso tenían control sobre la vida, los egipcios los imaginaron en un sentido de sintonía a su entorno y a la medida del ser humano para explicar sus atributos. Esta relación puede explicarse cuando los dioses egipcios tienen un sentido antropomórfico o zoomórfico. Los dioses egipcios tienen forma humana y animal en buena parte de sus casos. Esto se explica en la teoría que los primeros moradores del Nilo, relacionaron las entidades espirituales con el medio ambiente que los rodeaba, su relación con los hombres y mujeres, sus actividades cotidianas, así como las necesidades del ser humano mezclados con los antiguos tótem de la época paleolítica.
Estos dioses evolucionaron desde sus etapas primitivas para ser dotados de características en relación a la vida y el ambiente de los egipcios. No es de extrañar que en formas definitivas en el Antiguo Egipto: el dios Horus por ejemplo fue relacionado con el sol y el día, mientras que el dios Set, con la noche y el desierto. El periplo del dios Osiris que terminó siendo el dios de ultratumba. La sabiduría, conocimiento y la escritura agenciados al dios Thot. Hathor, diosa del amor. Isis, de diversos caracteres, como diosa madre, identificada como la madre tierra o “creadora” y dado su papel en la salvación de su esposo Osiris, terminó como divinidad del “bien supremo” que derrota al mal; Sobek, dios de las aguas y protector de los faraones, etc.

Con el tiempo se extienden seguidores del dios y con ello un culto, al cual se le añadieron rituales, reglas y el desarrollo de conceptos que intentan explicar los vínculos del dios con el entorno; esto a cargo de individuos capaces de dilucidar los misterios de un dios y sus deseos para con los hombres, naciendo en principio la figura del chamán y posteriormente el del sacerdote como representante del culto al dios. No obstante, estos dioses, en principio, no tenían un carácter generalizado en todas la poblaciones del Nilo. Cada tribu tenía su propia deidad a quien adoraba y rendían pleitesía dentro de sus límites de urbanización. Un dios era diferente según la visión de los clanes dispersos en cada ciudad o Sepat. De tal forma que cada deidad en particular representaba en específico a una región, un don en particular así como una influencia divina. Cada Nomo no solo contaba con su propio dios, podía albergar otras deidades relacionadas a este dios, a su vez su visión particular de los atributos de este dios, sus propias normas y su sentido de organización logrando diferenciarse de otras regiones y clanes.
No obstante, las ideas religiosas estaban presentes en la población. Es ampliamente conocido que el pueblo egipcio a lo largo de su historia era devoto de todo sentido religioso. Con el surgimiento de los primeros caudillos en los primeros sepat, estos líderes compartieron su poder e influencia con los primeros chamanes o sacerdotes, quienes les otorgaron una autorización divina que les permitía mantener el control y detentar el liderazgo. Con los siglos esta autorización se convertiría en una legitimización de su poder sobre los habitantes de una región desplazando la influencia de los sacerdotes. Esto propiciaría el origen del carácter divino de los reyes (faraones) como un líder representante del nomo y del dios principal de la ciudad.
Donde inicia la dinastía: EL «REY ESCORPIÓN»:
El Antiguo Egipto inicia con el ascenso de los reyes o faraones. La palabra faraón proviene del vocablo egipcio antiguo per aa, cuyo significado era “casa grande”, en alusión al palacio donde vivía el rey de Egipto y que era reconocido como sinónimo del monarca. Posteriormente la palabra fue evolucionado derivando al latín tardío: pharaō, similar al vocablo hebreo pharaoh. El término “Faraón”, por lo tanto, es un vocablo equivalente a rey de introducción tardía a partir de la dinastía XXI.

A lo largo de la historia de la monarquía egipcia, desde sus inicios, los habitantes del Nilo llamaban a su rey (faraón) no solo con el epíteto de per aa, sino además con el nombre de: Nesu, cuyo significado es sinónimo de: rey o monarca. También el rey egipcio podía ser nombrado como: Neb, palabra equivalente a: «señor»; así como “ḥm” transliterado a: “heme” o “hemef” como significado de: “majestad”.
La historia de Egipto inicia con el ascenso de los primeros faraones que dan inicio a una serie de reyes emparentados. Dicha secuencia heredada de padre a hijo, por lo común, es conocida como: «Dinastía». Según la historia recabada por Manetón y las datos y descubrimientos arqueológicos, el primer rey que unificó al Alto y Bajo Egipto fue el rey: «Menes», nombre de variante griega para el egipcio de: Mena.

Previo a la unificación de ambas regiones del Nilo, se teoriza que Mena (Menes) dominaba todo el Alto Egipto o zona sur. El Bajo y Alto Egipto estaban en guerras constantes desde largo tiempo. El Bajo Egipto unificado frente al Alto Egipto tenía su capital en la ciudad egipcia de Per-Uadyet, cuyo nombre griego fue: Buto. El Alto Egipto tenía su capital en Nejen o Hieracómpolis en griego antiguo. La unificación de las dos regiones ocurrió aproximadamente entre el 3,100 y 3050 a.C. con la conquista del Bajo Egipto por Mena, siendo este rey el que inicia las dinastías de Egipto.
En las inscripciones antiguas se ha encontrado el nombre de un rey llamado: Nármer como unificador del Alto y Bajo Egipto, a quien según se ha identificado con el mismo Mena (Menes). Narmer y Mena podrían ser por lo tanto el mismo rey unificador, hecho posible debido a que los reyes egipcios o Nesu adoptaban otros nombres cuando subían al trono. Existe cierto concenso que Mena y Narmer son el mismo monarca. La prueba (teórica) de la autoridad regia de Nármer estaría en la célebre: «Paleta de Nármer». Esta es una placa esculpida con bajorelieves encontrada en las excavaciones del templo de Horus en Hieracómpolis en 1898, formada de esquisto verde, de 64 cms de alto y 45 cms de ancho con grabados en ambas caras.

En el anverso de la paleta se aprecia al supuesto rey Nármer blandiendo una maza sobre sus enemigos conquistados con el dios Horus sobre unos papiros en su parte superior y enemigos abatidos en su parte inferior. Al reverso se muestran al faraón Nármer con su séquito y una fila de enemigos decapitados, dos sepopardos (animal mitológico mezcla de serpientes y leopardos) entrelazados lo que en teoría indicaría la unión del Alto y Bajo Egipto. En su parte inferior aparece un toro, que simbolizaría a Nármer, quien derriba las murallas de las ciudades rivales y aplasta a un enemigo caído.
Existen otros datos que aportarían a la existencia de un conjunto de reyes del Alto Egipto que fueron sucediéndose en el trono (si acaso estuvieron enfrentados entre sí o guerrearon contra el Bajo Egipto durante su reinado) hasta llegar a Nármer quien sería el último rey representante de tal estirpe. Estos reyes dominaron ciertos nomos o regiones del Alto Egipto por espacios de años o siglos. Su distinción es denominada: Dinatía 0 (Dinastía cero) como un conjunto de reyes predinásticos que habitaron la ciudad de Nejen (Hieracómpolis). Estos reyes predinásticos iniciarían su dinastía con un rey a quien se ha titulado como «Rey Escorpión», seguido de otros reyes como: Hat, Horus Hedyu, Horus Iri, Horus Hut, Horus Ka, Horus Niniet, Horus Cocodrilo, Horus Escorpión o mejor conocido como Escorpión II para diferenciarlo del primer Rey Escorpión. El Rey Escorpión II sería sucedido inmediatamente por: Nármer u Horus Nármer y que sería conocido como Mena o Menes.
El dios egipcio Hor, llamado Horus por los griegos (asimilado con Apolo), era conocido en el periodo predinástico, estando vinculado a la realeza de los monarcas del Alto Egipto, siendo su centro de culto la ciudad de Hieracómpolis, capital del Alto Egipto. Desde el Imperio Antiguo, consolidada la conquista del Bajo Egipto por el Alto Egipto, el dogma del dios Horus del Alto Egipto continuaría con el nuevo rey egipcio de ambas regiones unificadas, convirtiéndose al amparo de la religión egipcia en la manifestación del dios Horus en la tierra (Horus encarnado); pero al morir este rey se convertirá en Osiris, formando parte al mismo tiempo del dios creador Ra.
Las teorías apuntan a que el «Rey Escorpión II», penúltimo Nesu del listado de reyes predinásticos, se trataría del mismo Nármer (Mena; Menes para los griegos), mientras que otras teorías señalan que este «Rey Escorpión II» resultó ser el monarca que unificó al Alto Egipto bajo su mando, siendo Nármer (Mena) su sucesor, quien acabaría consolidando la empresa conquistando el Bajo Egipto (eliminando focos de resistencia, anexionando más territorios, castigando a los rebeldes, etc) y se ceñiría la corona del Alto y Bajo Egipto. Siendo por lo tanto dos reyes distintos.
Podría postularse como teoría alternativa, y la más documentada, que el «Rey Escorpión II», Narmer y Mena (Menes) fueron tres reyes distintos quienes en diferentes períodos de tiempo, desde sus bases en el Alto Egipto, conquistaron el Bajo Egipto en un largo proceso de batallas y escaramuzas a lo largo de Kemet, dentro del cual, el «Rey Escorpión», hubo de iniciar la conquista (si acaso no conquistó los nomos del Alto Egipto en primer término bajo su mando), sus sucesores hasta el Rey Escorpión II prosiguieron la lucha, Narmer dio continuidad y Mena la finalizó consiguiendo el control de todo Kemet. Estos tres últimos reyes, no estarían necesariamente emparentados. Mena sería el último monarca de una lista de regentes en obtener el trono y la corona de ambas tierras.
Manetón en su crónica señala a Mena como el Nesu egipcio que obtuvo el control total de todo Egipto, reuniendo al Alto y al Bajo Egipto bajo su administración y coronado como rey de todo Kemet a partir del año 3,100 a.C. o 3,050 a.C. por lo que sus antecesores: El Rey Escorpión II y Nármer, formarían parte del Período predinástico. La coronación de Mena, oficialmente aceptada por historiadores, arqueólogos y la historia oficial de Egipto, marca el nacimiento de la primera dinastía egipcia, a su vez señala el final del Período Predinástico (prehistoria egipcia) y marca el comienzo del Período Dinástico.
Este período Dinástico del Antiguo Egipto o Imperio Egipcio tal y como lo conocemos tendría una duración de 3,000 años. Estaría dividido por tres etapas de larga duración que tendrían como medida de marcación las diferentes dinastías de sus respectivos reyes separadas a su vez por períodos o fases de declives del poder del faraón conocidos como períodos intermedios. Las dos primeras dinastías del Imperio Antiguo, es decir, la dinastía I (Mena y sus sucesores) y la dinastía II, han sido separadas del Imperio Antiguo y son generalmente llamadas: proto dinásticas.
El legado de Narmer. Los logros del Período «Proto Dinástico»:
Pocos detalles son conocidos de las dos primeras dinastías del Imperio Antiguo de Egipto a través de la lista de Manetón, evidencias arqueológicas que señalan a ambas dinastías procedentes de tumbas y cenatofios de Abydos y Saqqara, el papiro de Turín, etc. No obstante no existen textos literarios de ese lapso de tiempo.
Se postula que Mena reinó durante aproximadamente 70 años y su continuidad estuvo marcada por su descendencia. Las dos primeras dinastías, conocidas como «Proto-Dinásticas», tenían la características que sus reyes eran originarios de la región egipcia de Cheni, nombrada por lo griegos como Thinis o This, conocida actualmente como Tinis, por lo que ambas dinastías han sido denominadas como: “dinastías tinitas”. Los soberanos de estas dos primeras dinastías forjaron las bases del Imperio Egipcio cuya continuidad estuvo marcada por sus sucesores. Mena, sus descendientes y el resto de monarcas crearon una administración capaz de mantener unido al valle del Nilo, junto a un gobierno estable en su mayor parte, capaz de imponer su autoridad exaltando la figura del rey sobre el resto de pobladores.
Los nuevos monarcas iniciados por Mena, establecieron la figura de un rey divinizado representante elegido de los dioses; con esta condición lograron la devoción de sus súbditos y ser considerados dioses entre los hombres. Esto último indica que durante el período «Predinástico» y principalmente durante el «Proto-dinástico» los sacerdotes habían ganado gran notoriedad o por defecto influencia entre los habitantes del Nilo, por lo que la labor del naciente clero egipcio era respaldado por gran parte de la población y su beneplácito sobre el rey sería la confirmación (excusa) de la divinidad en la figura del faraón y una justificación a su devoción; lo que en la práctica se traduciría como beneficios y favores del monarca hacia el clero al magnificar su figura ante la población.

La función de los sacerdotes en la religión egipcia fue influyente y en ciertos períodos de la historia del Imperio Egipcio decisiva para legitimizar la figura, acciones y decisiones del rey como «elegido por los dioses» o «por voluntad de los dioses». En la actualidad no se pone en duda que en muchas ocasiones el Imperio egipcio el poder estuvo compartido entre el rey, las milicias y, por supuesto, los sacerdotes o por defecto el faraón debía rendir grandes conseciones al clero para legitimizar su reino. En este período proto-dinástico es establecido el lujo y la ostentación de las figuras de los monarcas, lo que acrecentaría su carácter ante el pueblo egipcio y la seguridad de magnificencia. Un dato muy importante es que la prosperidad de los habitantes del Nilo aumentó durante el período protodinástico; lo que conllevó a ver la razón en ello a la administración egipcia de los reyes, interpretado como la guía del mando del faraón que llevaba la prosperidad a los habitantes egipcios.
Los logros de esta fase proto-dinástica se debieron en parte al papel de la monarquía naciente, inclusive en tiempos de inestabilidad. Ambas dinastías contribuyeron a la creación de egipcios nobles y privilegiados así como la formación de una corte real y la diversificación de los trabajos en la sociedad egipcia que se acentúa en la formación de nuevas milicias, las bases de las clase sociales y la aparición de artistas y artesanos. Estos últimos trabajarían el cobre reflejado en las armas y herramientas de este metal. También la alfarería tuvo gran notoriedad. Existen tumbas de este período donde se han encontrado cuencos, vasijas, vasos y jarras de cobre.
Otras artesanías presentes de este período fueron los enseres domésticos de marfil y madera. La arquitectura fue desarrollada, especialmente en edificios sepulcrales. Tableros de madera y vigas de cubierta fueron empleados en estas construcciones lo que revela el contacto de Egipto con el Líbano de forma habitual, desde donde importaban la madera. El comercio entre Fenicia y Mesopotamia fue relativamente contínuo, permitiendo el ingreso de tecnologías. Según los indicios, es en esta fase donde la escritura egipcia alcanza su término con signos silábicos que corresponden a sonidos, es decir, los jeroglíficos. Aunque la administración de estos reinos por sus reyes fue admirable, no estuvieron exentos de revueltas por lo que el desarrollo de las milicias en el campo militar fue evidente.
Mena sofocó ciertas revueltas en su reinado, obtuvo victorias contra los nubios (la existencia de destacamentos de saqueadores revela la naciente prosperidad egipcia). Su política estuvo marcada por la reconciliación y las garantías a los habitantes ambos lados del reino. Esto está reflejado en la fundación de la nueva capital del Imperio Egipcio por Mena en la ciudad de Menfis en el límite entre el Alto y Bajo Egipto. Mena además edificó templos a los dioses y proyectos de canales de irrigación y drenaje. Durante la Dinastía II el poder monárquico es establecido en absoluto y se crean nuevos cargos administrativos en una red de funcionarios reales en los diferentes nomos. Con esta diversificación nace la figura del Visir o mano derecha del Faraón, determinando que los antiguos egipcios ya contaban con un eviente y admirable grado de organización. Estas hazañas, logros y políticas serían esenciales para la continuidad del Imperio Egipcio en los siglos venideros.
La continuidad de las dinastías.
En la historia del Antiguo Egipto se desconoce en algunos casos los sucesos del cambio de una dinastía a otra. En el caso del Egipto Protodinástico, se desconoce el tránsito de la I Dinastía a la II Dinastía. El paso de una dinastía a otra podría ser comúnmente el caso de un Nesu fallecido (muerte natural, accidental o en batalla) sin sucesores. Según los datos un rey de la primera dinastía fue muerto («devorado») por un hipopótamo. Según las fuentes podría tratarse del mismo Nesu Mena. Sin embargo las referencias no están del todo claras y los datos históricos están mezclados con leyendas; a pesar de ello, no se descarta la posibilidad del hecho ejemplificado en cuestión ya que los ataques de hipopotamos a humanos son reales, especialmente con la abundancia de la fauna del Nilo durante el Imperio Egipcio Antiguo hace más de 5,000 años. (Se tiene evidencia que los egipcios cazaban hipopótamos; lo que debió ser un deporte o actividad muy peligrosa; mucho mayor que la caza de leones o cocodrilos).

Las dinastías por lo tanto podrían incurrir del paso de una a la otra por golpes de estado, conjuras palaciegas, problemas de la heredad dinástica, desaveniencias con el poder influyente del clero, faraones incompetentes que perdían el respeto de la población (especialmente en lo relativo a la defensa de Egipto), catástrofes, hambrunas, rivalidades entre miembros de la nobleza, falta de apoyo de las milicias, etc. Un dato importante es que algunos funcionarios podrían haberse convertirdo en consejeros del rey, obtener poder y luego detentar contra los faraones, ejercer cierto grado de influencia y control sobre el monarca o por defecto tener grandes privilegios al grado que el monarca dependía de sus consejos. La Dinastía III abrió su paso en la historia egipcia por grandes muestras de poder; por lo que su existencia marca el inicio oficial del: Imperio Antiguo.
Las tumbas de los reyes. Las primeras mastabas y la visión religiosa de la otra vida.
La arquitectura y la ingeniería fueron el arte por excelencia del Antiguo Egipto. La pintura y la escultura estaban supeditados a tal arte, de tal forma que la mayor parte de estas tendencias fueron parte importante de templos y construcciones egipcias.
El culto a los muertos estuvo muy presente en la cultura y la religión de los egipcios por lo que buena parte de su arte estuvo relacionado con los aspectos religiosos y funerarios. Esto es evidente cuando se aprecia en la cultura egipcia los templos a los dioses y los sepulcros egipcios principalmente. La creencias religiosas sirvieron de fundamento de la civilización egipcia lo que inspiró a la edificación de monumentos a lo largo del Nilo cuyas estructuras subsisten en buena parte. La edificación de viviendas y estructuras inició durante el período predinástico cuando los egipcios hacían sus casas por medio de adobes (barro proveniente del Nilo). Con el tiempo y especialmente durante el inicio de la etapa proto-dinástica y el Imperio Antiguo el adobe fue sustituído por la piedra.
Las casas egipcias durante el período predinástico hechas de forma circular en un principio, tornaron a ser construidas en el período proto-dinástico de forma cuadrangular; ya que con el uso de la piedra y la arcilla iniciaron además con los primeros templos como centro y alojamiento de un dios particular y también para los primeros sepulcros. Las manifestaciones arquitectónicas características del período predinástico, protodinástico y las primeras etapas del período dinástico egipcio, fueron las estructuras de carácter funerario.
De estas podemos mencionar las tumbas y las mastabas (este último término proveniente del árabe «masatib» que significa «banco»). El nombre egipcio de la mastaba era: «Per-dyet«. Una tumba de forma rectangular con muros laterales inclinados y un techo plano. Su construcción estuvo hecha con ladrillos de adobe y también de piedra.

Los primeros enterramientos Predinásticos eran sepulcros simples bajo tierra. Un nicho cubierto con arena similar en cierta forma a un enterramiento provisional con excavaciones profundas probablemente revestidas interiormente con madera o esteras. Poco se sabe de su recubrimiento. Con el paso del tiempo en la Dinastía I las tumbas reales eran antecámaras bajo la superficie capaces de albergar el cuerpo momificado del monarca o miembro de la nobleza acompañado a sus costados con diferentes utensilios (que los egipcios colocaban para que tales implementos acompañaran al difunto en la otra vida sirviendo a sus diversos propósitos: conjunto de muebles, ropas, herramientas y utensilios de uso común).
Estos primeros sepulcros evolucionaron hacia el año 3,200 a.C. a cámaras subterraneas con paredes de adobe o ladrillos de diversos tamaños con cámaras o cubículos aledaños donde era dispuesto el ajuar del difunto. El cuerpo reposaba en un féretro de madera. La fosa probablemente era cerrada con adobe y luego cegada. Posteriormente las cámaras fueron ampliadas en construcciones de adobe y con el tiempo hechas de paredes de ladrillos elevadas con forma rectangular que originaron la mastaba hacia el año 3,100 a.C. El ejemplo más característico son las tumbas en la región Abydos/Abidos (Abedyu, en egipcio antiguo, capital del nomo tinita o nomo VIII del Alto Egipto), culto importante al dios Osiris, complejo que se convirtió en el lugar de enterramiento tradicional de los primeros faraones. Al borde del desierto en Abydos se encuentran las tumbas de los reyes de la Dinastía I (datadas: 3000 – 2800 a.C.) además de las tumbas de la Dinastía 0 (datadas: 3100 – 3000 a.C.).
La mastaba consistía en una construcción rectangular con techo plano y paredes inclinadas. Esta recámara servía como casa del difunto, constaba en ocasiones de una antesala (primera habitación) y de un habitáculo inaccesible o capilla sellada (comunicada con la antesala por medio de un orificio) llamado serdab (“bodega” en árabe) o per-tu.t. (per-tuat/per-tuit) “casa de la estatua” en antiguo egipto. La capilla hermética contenía una estatua como representación del difunto. La antesala contaban con un pozo vertical hecho con paredes de ladrillos que comunicaba a una cámara subterránea que albergaba el cuerpo del fallecido. El acceso al pozo estaba sellado y cegado con grandes bloques de piedra. En la antesala eran colocadas las ofrendas. Algunas mastabas eran decoradas en las paredes del interior con relieves egipcios y pinturas murales que narraban la vida del difunto.

Este tipo de sepulcros estuvieron reservados para los reyes, ministros, altos dignatarios, militares de alto rango, nobles y personas adineradas. El resto de la población egipcia contaba solo con sepulcros simples o fosos. El proceso de construcción de la Mastaba iniciaba con la Selección del terreno, eligiendo una zona elevada y seca para evitar la erosión y asegurar la preservación del cuerpo; se usaban ladrillos de barro (adobe) para las mastabas más simples, mientras que las Mastabas de los altos dignatarios estaban hechas de piedra caliza tallada. La Mastaba se sellaba con bloques pesados para protegerla de saqueadores.
En tiempos predinásticos los egipcios enterraban a sus muertos en agujeros simples excavados en las arenas del desierto. El clima desértico, caluroso y seco, preservaba los cuerpos de la descomposición. No obstante, los saqueadores de tumbas y las alimañas del desierto que exploraban, escarbaban o estropeaban los sepulcros hicieron que los egipcios crearan formas artificiales de preservación de los cuerpos y la conservación de sus utensilios, lo que condujo a la invención de sepulcros sellados, luego a las mastabas junto con papiros con fórmulas mágicas, figurillas humanas de madera o Ushebti (que se convertirían en personas que trabajarían y servirían al difunto en la otra vida) y posteriormente a las técnicas de momificación altamente extendidas en la población egipcia. (Los egipcios creían que la muerte provocaba la separación del alma [el Ka] del cuerpo; pero esa separación era transitoria; ya que el alma retornaría al cuerpo por lo que había que conservarlo para que así pudiera alcanzar la otra vida de ultratumba o amenti).
La idea de la concepción de la mastaba estaba basada en las creencias religiosas egipcias entre el mundo de los vivos y los muertos. Los egipcios creían que el alma del difunto o Ka emergía del cuerpo del fallecido enterrado en la cámara sepulcral subterránea de la mastaba. Luego accedía a la antesala en la cámara superior de la superficie subiendo por el pozo. El alma pasaba posteriormente a residir en la imagen instalada en el serdab y a través del orificio podía ver y participar de las ofrendas dejadas por sus familiares en la antesala; por lo que se realizaban rituales mortuorios para proveer descanso y ofrendas al difunto para que «estuviera en paz». Muchos de estos ritos mortuorios eran realizados por mujeres, especilmente sacerdotisas.

No todos los egipcios podían costear un entierro adecuado o deseable, incluida la momificación especializada, la cuál comenzó a utilizarse aproximadamente cerca del año 4000 a.C. del período Predinástico, o un sepulcro como la mastaba. La mayoría de egipcios, ante un familiar o persona fallecida, envolvían el cuerpo en una piel de buey o estera de esparto o de palma y luego era depositado en un agujero excavado sobre la tierra en posición fetal y luego sellados con la tierra removida. La arena seca, el ambiente seco y árido del desierto, con una consecuente ausencia de humedad, ayudaban a la preservación natural del cuerpo al deshidratarlo rápidamente, impidiendo el desarrollo de bacterias y hongos que causan la descomposición. La arena misma actuaba naturalmente como desecante del cuerpo del difunto, funcionando como un proceso primitivo de momificación. Estos enterramientos eran poco profundos ya que la exposición al aire seco y a las temperaturas altas contribuían a la deshidratación con el endurecimiento de los tejidos. Aunque en los enterramientos más humildes, y más comunes, no utilizaban técnicas avanzadas de momificación, el uso de tejidos y envolturas de lino utilizados como telas naturales ayudaban a absorber la humedad y proteger los restos.
Algunos cuerpos de los difuntos podían ser dispuestos al interior de rudimentarias cajas de madera en lugar de sarcófagos lujosos. Muchos de estos sepulcros apenas contaban con unos cuantos utensilios, un diminuto papiro con unas cuantas fórmulas mágicas, amuletos y vasijas con alimentos para el más allá. Algunos egipcios podían costearse un sepulcro modesto como un foso circular, cuadrado o rectangular donde alojar el cuerpo del difunto con una pequeña cámara contigua donde alojar ofrendas e implementos. En otros casos había fosos de cierta profundidad que podían alojar varios cadáveres. Muchas tumbas egipcias eran secretas, especialmente la de los egipcios de alta clase para evitar los saqueos.

Las mastabas estuvieron presentes hasta la Dinastía III entre los reyes y nobles, donde existió la modificación del modelo de mastaba a pirámide escalonada en la región de Saqqara para el rey Dyeser (Zoser), erigida bajo la dirección de Imhotep, sabio astrónomo y sacerdote que vivió alrededor del siglo XXVII a.C., durante el reinado del faraón Zoser en la Tercera Dinastía.
Antes de las pirámides, los nobles y faraones eran enterrados en mastabas, hasta que éstas evolucionaron a una superposición de mastabas por Imhotep, quien introdujo la idea de apilar mastabas en distintos niveles, una sobre otra, creando una forma escalonada que evolucionó hacia la Pirámide de Zoser, siendo la primera gran construcción elevada de piedra del Antiguo Egipto. Las mastabas tradicionales eran construídas con ladrillos de adobe, pero Imhotep mejoró la arquitectura egipcia al utilizar piedra caliza tallada, siendo un material mucho más duradero y estéticamente imponente. La creación de la pirámide de Zoser resultó acompañade de un complejo funerario en su entorno, proporcionando un cambio a las formas de la tumbas faraónicas. La Pirámide de Zoser fue construida junto a templos, patios y recintos ceremoniales, reflejando una evolución en las prácticas funerarias y religiosas y las técnicas de construcción sentando las bases para la construcción de pirámides más perfeccionadas como: la Pirámide Roja y la Pirámide de Meidum, hasta alcanzar la forma definitiva de las pirámides clásicas conocidas como las de Guiza: Keops, Kefrén y Micerino.
EL INICIO DEL PODER. LA FIGURA DE IMHOTEP. LA PRIMERA PIRÁMIDE DE LA HISTORIA EGIPCIA.
El Imperio Antiguo comienza con la tercera dinastía «oficialmente» tras la Dinastía I y II o «Proto dinásticas». El Imperio Antiguo estuvo caracterizado en como Egipto pasó a ser potencia como reino. En este período la unión entre el Bajo y Alto Egipto queda asegurada en definitiva. El estado queda organizado como una monarquía donde el Nesu tiene poderes reales absolutos por derecho divino (regencia de los dioses egipcios) delegado en sus herederos. El faraón es ayudado por la figura del visir y los jefes locales de cada nomo conocidos como los «nomarcas». Egipto tuvo además una evolución cultural, económica y política consolidada. No obstante entre sus funcionarios tuvo a un delegado que pasaría a la historia como un gran consejero, médico, arquitecto, ingeniero y sabio llamado Imhotep.
Imhotep o Imutes fue un sabio egipcio quien desempeñó papeles de médico, astronomo e ingeniero y arquitecto. Actuó como sumo sacerdote y fue el principal funcionario del faraón Zoser y diseñando la pirámide escalonada de Sakara cerca de Menfis. Abydos había perdido su lugar de función de enterramiento tradicional hacia el año 2750 a.C. Los faraones decidieron que la sede funeraria estuviese en las cercanías de Menfis.
El traslado dio inicio a una nueva tradición con la creación del complejo funerario del rey Zoser. Zoser, conocido también como el nesu: Necherjet – Dyeser, fue el segundo faraón de la tercera dinastía del Imperio Antiguo de Egipto. Entre sus principales actividades estuvieron las expediciones militares a la península del Sinaí derrotando y conquistando a las tribus nómadas locales y por encargar a Imhotep la construcción de su sepulcro. El conjunto funerario del rey Zoser es un excelente ejemplo de la historia arquitectónica del Antiguo Egipto. El complejo funerario de Zoser fue construido hacia el año 2650 a.C. en la meseta rocosa de Sakara en una configuración en piedra con gran precisión considerado un edificio petreo monumental.

La pirámide de Zoser consiste en una estructura que en un principio alcanzaba una altura de 70 metros de altura, con 140 metros de margo y 118 de ancho en su base. Está hecha de piedra conformada por seis enormes mastabas escalonadas, una encima de otra, la superior siendo más pequeña que la inferior de forma sucesiva. En sus inicios estab revestida con piedra caliza blanca pulida.
La pirámide se encuentraba al interior de un complejo funerario rectangular conformado por una muralla con una medición estimada de 554 metros x 277 metros. Tal muralla está hecha de piedra caliza. Medía en sus inicios 14 metros de altura.
El sepulcro funerario de Zoser (Dyeser) está ubicado en el centro de la pirámide, en el fondo de una recámara de 28 metros de profundidad y siete de anchura; se construyó de granito y fue revestida con yeso. Esta sala está sellada con varios bloques de granito que suman un peso total de 3500 kilos.


El recinto en su totalidad contiene una sala hipóstila (recinto con columnatas), capillas, patios, red de pasadizos, etc. Cerca de la tumba existen figuras del faraón. En una de las efigies aparece el nombre del creador del monumental complejo: Imhotep, quien siglos posteriores sería no solo como un héroe, sino como un santo alcanzando la categoría de un dios egipcio.
El cometido del edificio es que el rey difunto Zoser utilizara el recinto como un palacio en la otra vida. Tanto la pirámide de Zoser junto al complejo funerario que le rodea, superaban en toda medida la arquitectura egipcia anterior de las Dinastías I y II, abriendo paso a la evolución de la arquitectura egipcia en un período admirable de expansión.

Bibliografía:
ꟷ Walker, Martin. Los Egipcios. Grandes Civilizaciones. Edimat Libros. S.A. España. 1998.
ꟷ Siliotti, Alberto. La civilización del Nilo. Grandes Civilizaciones. Ediciones Folio. España. 2007.
ꟷ Siliotti, Alberto. Antiguo Egipto. Tierra de dioses y faraones. Ediciones Folio. España. 2007.
ꟷ Wildung, Dietrich. Egipto, de la Prehistoria a los Romanos. Taschen. España. 2009.
ꟷ Kemp, Barry J. El Antiguo Egipto. Anatomía de una civilización. Grijalbo. España. 1996.
ꟷ Shaw, Ian. Historia del Antiguo Egipto. Oxford. La Esfera de los libros. España. 2007.
ꟷ https://historia.nationalgeographic.com.es/a/vida-junto-rio-nilo-hace-miles-anos_6359/7#slide-6
ꟷ http://www.egiptomania.com/historia/dinastia00.htm
ꟷ https://egiptologia.com/que-es-un-serdab-egipcio/
ꟷ https://es.wikipedia.org/wiki/Pir%C3%A1mide_escalonada_de_Zoser

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